Zheger Hay Harb
La nota colombiana
Pese a que en el país se ha desarrollado una campaña en defensa del Centro Nacional de Memoria Histórica ante los intentos del gobierno de nombrar en su dirección a negacionistas del conflicto armado, el presidente Iván Duque nombró en ese cargo a Darío Acevedo Carmona, el más impresentable de todos los candidatos.
Se trata de un historiador conocido por su odio a todo lo que le parezca que provenga de la izquierda. Como abrebocas quiero presentar un tweet que lanzó contra Iván Cepeda, senador del Polo Democrático: “Sí saben por qué este tipo es tan desaliñado? A manera de hipótesis: toda la m… que habla la escupe p’arriba y le cae en su pelo y en su rostro”. Ese es el talante académico de quien debe dirigir el registro y análisis de todo lo acontecido en 52 años de conflicto armado. ¿Puede alguien creer que una persona así tratará con dignidad a las víctimas y en general las personas situadas en orillas ideológicas que él reprueba cuando se acerquen a dar testimonio en el CNMH?
La academia en general, las organizaciones sociales y los analistas políticos casi sin excepción se opusieron a que tuviera credenciales para dirigir las memorias de nuestra prolongada guerra intestina una persona que afirma que lo que hubo en todos estos años fue el ataque de unos terroristas contra el Estado: “aunque la ley de victimas dice que lo vivido fue un conflicto armado, eso no puede convertirse en una verdad oficial… Pienso que ciertas fuerzas políticas comunistas y de izquierda intentaron adelantar una guerra revolucionaria en Colombia, pero fracasaron en su propósito de involucrar a amplios sectores de la población y dividirla en dos bandos claramente delimitados”.
Otras perlas del nuevo director: “Las Farc, la Colombia Humana (movimiento de Gustavo Petro, de izquierda) y el mamertismo (denominación peyorativa de los comunistas) nos están diciendo que son dueños de la Agencia Nacional de Protección, del Centro Nal. de Memoria Histórica, de la JEP, de la Comisión de la Verdad, por eso veto o censura mediática contra aspirantes a esas instancias pues “son de ellos”.
Y hay más: “Hay estupor y rechazo por las pretensiones inconstitucionales de la mamerta comisión de la verdad y de la sesgada JEP (dos entidades con las que deberá mantener una estrecha relación) que exigen documentación de alta seguridad nacional situándose por encima del presidente Duque, máximo comandante de las FFAA”.
Sobre la Justicia Especial de Paz –JEP- ha dicho que “Es la espada de Damocles de las guerrillas y sus amigotes contra las Fuerzas Militares de Colombia”.
Siendo vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional sede Medellín, el director del departamento de historia renunció como protesta contra su decisión de prohibir los cursos sobre fascismo y marxismo.
Su visión sesgada de la historia no le ha permitido ver que el asesinato de miles de jóvenes inocentes en lo que se ha dado en llamar falsos positivos lo cometió personal de la fuerza pública aupado por políticos; que las masacres de pueblos indefensos fueron cometidos por paramilitares aliados con militares activos y respaldados por empresarios y políticos.
Sus afirmaciones muestran falta de rigor histórico que trata de suplir por el ataque personal. Por ejemplo: a Rodrigo Uprimny, uno de los académicos más serios del país, lo descalifica no por lo que afirma sino porque lo considera de izquierda. Cualquiera con un mínimo trasegar por la academia o el debate intelectual sabe que la alinderación política no excluye el análisis de las posturas del adversario. No lo contradice sino que le niega autoridad afirmando que fue candidato del Polo Democrático era magistrado auxiliar de la Corte –lo cual no es cierto- porque estaba en la fiesta de despedida del titular, reputado magistrado liberal. ¿Una persona que se presume historiador no ve diferencias entre la ideología liberal y la que considera de izquierda, ni matices en cada una de ellas? ¿No podría haber estado ahí sólo como invitado por ser constitucionalista prestigioso? ¿Así va a investigar y contar la historia, porque le parece, porque se imagina o porque sus prejuicios lo guían poniendo como hechos probados meras circunstancias?
La Asociación Colombiana de Historiadores rechazó el nombramiento y 89 organizaciones de víctimas y de Derechos Humanos le pidieron al presidente Duque revertirlo que el elegido debería tener “legitimidad y capacidad de interlocución con organizaciones, comunidades y personas víctimas del conflicto, así como instancias de la comunidad internacional; tener una visión objetiva e imparcial sobre el conflicto colombiano y los actores participantes en este; haber realizado trabajo directo con comunidades y organizaciones de víctimas y vulneradas en el país; garantizar una trayectoria de vida profesional y personal intachable tanto en lo público como en lo privado; poseer altos méritos académicos comprobables y de calidad; y haber desarrollado cargos de dirección en ámbitos académicos universitarios o en institutos de investigación y de pensamiento”.
Varias organizaciones de víctimas de las que con mayor rigor han sufrido las consecuencias del conflicto armado interno han anunciado que cortarán sus relaciones con el CNMH y retirarán de allí los archivos que le habían entregado para integrar la memoria de esta guerra absurda y cruel.