Internacional

Cuba: claves detrás de las marchas

Por Marina Menéndez

Fotos: Lisbet Goenaga

(Especial para Por Esto!)

LA HABANA, Cuba.- Cada Primero de Mayo en Cuba ha tenido su impronta; su entorno particular; el reto puntual de cada uno de los 60 años de triunfo ante el desafío que sigue atravesando la vida nacional: avanzar sobre la agresividad del Norte en su empeño de torcer nuestros destinos.

Frente a la exigencia puntual de cada momento, la respuesta del pueblo ha hallado escenario en las plazas. El Primero de Mayo aquí es mucho más que la “fiesta del pueblo trabajador” -como dice un viejo himno-, y debe ser vista como marcha plebiscitaria. ¿Habría otro modo mejor para que el pueblo, libremente, dé cuenta de su renovada filiación revolucionaria a quienes le acosan, y al mundo?

Un breve repaso a las más emblemáticas entre las recientes me lleva a las movilizaciones de 1990, en pleno desmerengamiento del socialismo Este-europeo y entrando la isla al llamado Período Especial. Las multitudes en las calles anunciaron entonces que estaban dispuestas a la resistencia, como lo confirmó el devenir con las mismas marchas alegres un Primero de Mayo, y otro, y otro… aunque la gente fuera a la calle sin un desayuno nutrido, con libras de menos, y tal vez sin calzado apropiado… ¡Aquellos fueron tiempos de crisis fuerte que nos obligaron a “inventar”, y a sacar a flote absolutamente todas las reservas!

Trascendente fueron también los desfiles de 2007, primeros sin Fidel en las tribunas luego de la enfermedad que le hizo después delegar en su hermano Raúl y, por eso, tuvieron también las movilizaciones, cierto hálito de tristeza… Pero no de vacilación. Los millones que tomaron las calles entonces manifestaron que la ausencia del líder histórico no echaría por la borda el proceso que él encabezó.

Doblemente simbólicos en tal sentido fueron los actos del año pasado, que tuvieron lugar menos de un mes después de la llegada a la presidencia del primer mandatario nacido con la Revolución: un hombre que no llevaba el apellido Castro y que, por su edad, no asaltó el Moncada ni peleó en Playa Girón, como llamamos en Cuba a la conocida agresión mercenaria de Estados Unidos por “Bahía de Cochinos”, y que culminó para ellos en otra derrota.

Sí, cada Primero de Mayo tiene su entorno y su mensaje, ese que los agresores se niegan a atender, razón por la cual las marchas de este 2019 muestran a las mayorías en Cuba igualmente irredentas… Aunque otra vez estemos con ciertos productos no siempre en las tiendas: una realidad exagerada, dramatizada y caricaturizada por quienes quieren hacer ver el caos y la desesperación que no existen aquí.

Los cubanos marchamos este miércoles como siempre, arrastrados por los tambores de las congas y algunos con la voz ronca de tantos cantos y vítores; con la mente puesta en hacer crecer las exportaciones y las inversiones en el propósito de que crezca la economía, pese a todo; reducir lo que se importa, y dotar a la ciudadanía de mayor prosperidad.

Desfilamos sin amilanarnos ante las sanciones renovadas o estrenadas por la administración de Donald Trump, como el capítulo III de la ley Helms-Burton. Enfrentando firmes el demente intento de chantaje que lanzó un día antes “el Emperador” desde su cuenta en Twitter, cuando amenazó con un “embargo total” si Cuba no “sacaba de Venezuela” los militares que no tiene.

Ah, Trump no ha reparado en el rostro y el fervor de los cubanos que marchamos cada Primero de Mayo como no reparó en las multitudes que, la víspera, se congregaron en torno al Palacio de Miraflores en Caracas, y terminaron de sepultar la figura títere de Juan Guaidó al tiempo que ratificaban su respaldo a la constitucionalidad representada en Nicolás Maduro.

¿Quiere Trump llevarse en el jamo, al mismo tiempo, dos revoluciones? Hace mal el Presidente de Estados Unidos en desconocer lo que muestran las calles de las naciones que agrede. Son los pueblos quienes deciden.