El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes un decreto para retirar los aranceles aplicados a diversas importaciones agrícolas, como carne de res, café, plátanos, tomates y cítricos, con el objetivo de aliviar el costo de vida de las familias estadounidenses. La medida se produce luego de una revisión interna sobre la capacidad productiva del país y los efectos inflacionarios derivados de la política arancelaria instaurada desde abril, cuando se impuso un gravamen mínimo del 10% por considerarse que el déficit comercial representaba una amenaza para la seguridad económica nacional.
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La Casa Blanca informó que las nuevas exenciones responden a la estrategia más amplia de Trump para ajustar los denominados “aranceles recíprocos”, aplicados este año, y forman parte de acuerdos comerciales alcanzados con Argentina, Ecuador, El Salvador y Guatemala, importantes productores de alimentos para el mercado estadounidense. El representante comercial, Jamieson Greer, afirmó que esta decisión es una consecuencia natural de las directrices del presidente, quien había anticipado que modificaría los gravámenes conforme avanzaran las negociaciones bilaterales y las condiciones de oferta interna.
El gobierno estadounidense precisó que estos acuerdos permitirán reducir el precio de bienes esenciales para los consumidores, especialmente alimentos no producidos en suficiente cantidad en el país. A cambio, las naciones latinoamericanas otorgarán acceso preferencial a productos estadounidenses y eliminarán barreras arancelarias o regulatorias en sectores clave. El Tesoro y la Casa Blanca explicaron que los cambios buscan fortalecer cadenas de suministro, garantizar seguridad económica y mantener alianzas con socios comerciales estratégicos en América Latina, mientras continúan negociaciones adicionales con países como Suiza.
La revisión arancelaria ocurre en un contexto político delicado para Trump, luego de recientes derrotas republicanas en elecciones estatales y locales en Estados Unidos, y en medio de un escrutinio judicial de la Suprema Corte sobre la legalidad de su política comercial. Pese a mantener algunos gravámenes vigentes, la administración confía en que la flexibilización aprobada reduzca presiones inflacionarias y estabilice los precios de la canasta básica, cumpliendo uno de los compromisos centrales del mandatario: bajar el costo de vida para los hogares estadounidenses.
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