Opinión

Los Retos del Periodismo Cubano en Tiempos de Nuevas Tecnologías

La irrupción en el mundo moderno de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones ha supuesto un reto para el sistema de medios de prensa en todo el planeta, pues al tradicional monopolio que éstos tenían sobre la información, se ha interpuesto, como un fantasma con rostro visible, la posibilidad de acceder a ésta sin tener una relación de poder con ella, lo que otrora servía para fijar posiciones sobre cualquier asunto o problema.

Esta “competencia” abierta de los ciudadanos con los medios de comunicación se ha visto sacudida, a favor de los primeros, cuando los segundos, “entretenidos” o poco “inteligentes”, se han quedado a la zaga si de noticias se trata.

Cuba, donde la llegada de Internet no ocurrió hasta el año 1996, un poco atrasada como ya sabemos, no ha estado, ni está exenta, de las corrientes que hoy predominan en el ámbito de la comunicación internacional, y al igual que el resto de las naciones está llena de retos y bajo los mismos peligros que enfrentan los grandes medios, algunos, sobre todo los de soporte impreso, con tendencia a desaparecer ante el creciente consumo de información a través de Internet y, fundamentalmente, desde los dispositivos móviles.

En diciembre pasado, el país dio un paso fundamental en tal sentido, al ofrecer la posibilidad de conectividad a la red de redes mediante los datos móviles, pero si bien ese salto trajo para el ciudadano de a pie un beneficio evidente, amén de los precios prohibitivos que aún mantienen, igualmente significa un desafío para el sistema de medios públicos cubanos, que cada vez más sienten la presión de las audiencias, y aprecian la posibilidad de que disminuya su influencia si no cambian sus rutinas de producción periodística y se adaptan a los nuevos tiempos, cada vez más apegados al mundo digital y la web.

El escenario actual para el ejercicio del Periodismo en Cuba se torna cada día más complejo, no sólo por lo descrito anteriormente, sino porque los cambios en las ideologías profesionales, la irrupción de nuevas generaciones de periodistas graduados en las facultades de comunicación, las aún insatisfechas condiciones materiales para el trabajo y los bajos salarios, entorpecen de alguna forma lo que se pudiera lograr.

El Periodismo en la Revolución Cubana, a partir de 1959, ha transitado por diferentes etapas, algunas más felices que otras, pero todas demostrativas de una fidelidad al proceso iniciado por Fidel Castro el primero de enero de aquel año, que cambió los conceptos sobre los cuales se erigían la mayoría de los medios y devolvió a las mayorías el poder sobre éstos.

No caben dudas de que aquellos tiempos pasados sirven de referencia, pues de la historia no es bueno olvidarse, pero casi al concluir la segunda década del siglo XXI, el cuestionamiento de los profesionales cubanos del Periodismo no se ha hecho esperar y precisamente, en el contexto de la Jornada por el Día de la Prensa Cubana, que acaba de concluir en todo el país, la dirección de la organización que nos agrupa, la Unión de Periodistas de Cuba, ha llamado al debate sobre un tema por el que pasa, sin dudas, la propia sobrevivencia de los medios de comunicación cubanos.

El lema utilizado, Prensa Pública, prensa del pueblo, no es más que el pretexto para debatir, a partir del nuevo escenario, qué prensa y qué periodismo necesita el proceso revolucionario cubano actual, en un momento en el que la generación histórica va cediendo los espacios de poder a una más joven, que entiende el fenómeno de la comunicación desde otras perspectivas.

La nueva Constitución de la República, en su artículo 55 reconoce “a las personas la libertad de prensa. Este derecho se ejerce de conformidad con la ley y los fines de la sociedad.

Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas; y no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad.

El Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los medios de comunicación social”.

Como se verá, en la ley de leyes del país quedan claras las funciones atribuidas a los medios, pero eso por sí solo no garantiza que ellos sean los únicos dentro del amplio espectro que se va configurando.

En la actualidad, los cubanos se informan por diferentes vías y ese es uno de los retos del Periodismo en tiempos de Revolución. Lograr que el sistema de medios públicos sea eficaz y pueda soportar, desde la calidad, la profesionalidad, la seriedad y la verdad, la avalancha de otros, nacidos fundamentalmente en el entorno digital, que le hacen una feroz competencia, en muchos casos desleal, y con mejores condiciones de trabajo y financieras para quienes trabajan en ellos.

Por ello es importante, ante los desafíos actuales, asumir la realidad desde esas perspectivas y establecer los nuevos caminos a recorrer en tiempos de tanta presión mediática.

Un análisis de la situación actual nos revela algunos de los retos para el Periodismo cubano actual, entre los que se pueden mencionar:

1. Mantener la calidad formal y de contenidos, reconocida incluso internacionalmente, y no dejarse llevar por las nuevas corrientes que priorizan “el palo periodístico” en detrimento de la seriedad del mensaje. No aplicar el mensaje de toda costa y a todo costo, pues infringirían en un cuestionado conflicto ético.

2. Despojarse de rutinas de producción que enlentecen los procesos y no permiten una comunicación diáfana con los destinatarios.

3. Una utilización cada vez más amplia y ágil de las tecnologías de la información y las comunicaciones, que permitan estar en sintonía con lo que ocurre en el mundo.

4. Un mayor uso, intencionado y proactivo, de las redes sociales en Internet, en el entendido de que ese escenario crecerá cada vez más como lugar para el intercambio de información.

5. Establecer fórmulas de control social y popular para el ejercicio del Periodismo, que no limiten su realización no obstante la regulación que pudiera venir de ciertos agentes externos a los medios.

6. Reflejar de manera más profunda y profesional, con matices y de manera crítica, la realidad del país y despojarse del aburrimiento que con tanta frecuencia nos inunda, para ofrecer la información sobre lo que ocurre en la nación de la manera más profesional posible.

7. Lograr mayor agilidad en los procesos de comunicación, cuando la noticia debe llegar rápida y veraz a los destinatarios, bajo el principio de que quien da primero, da dos veces.

8. No mentir jamás, pero no callar ninguna información por muy compleja que sea para la realidad cubana.

9. Ofrecer más matices sobre un mismo tema a la hora de presentar cualquier noticia tanto dentro como fuera de Cuba.

10. Entender que hoy el Periodismo, en cualquier parte, dejó de ser monopólico y que todos podemos presentarnos de igual a igual.

En tal contexto, y para concluir, podemos enumerar algunas de las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades que tiene el Periodismo cubano actual, en una etapa de la Revolución de extrema complejidad, con actores sociales de una amplia diversidad, educados casi todos sobre referentes históricos, pero no con experiencia vivencial sobre este asunto en una parte nada despreciable de quienes hoy habitan el país.

No son todas las probabilidades, pero algunas nos pueden señalar aspectos a considerar para lograr mejores resultados en las estrategias de comunicación que necesariamente la nación tendrá que renovar.

Debilidades

1. Compleja situación de la infraestructura de medios en el país, con obsolescencia tecnológica en casi todos, fundamentalmente en la radio y la prensa impresa.

2. Falta de profesionales con una preparación adecuada a los tiempos actuales, lo que ha implicado la necesidad de ocupar en funciones periodísticas a graduados de otras especialidades que han recibido cursos de reorientación.

3. Autocensura por parte de algunos profesionales, que no sienten la profesión con la responsabilidad pública que ella implica.

4. Muchas fuentes se han apoderado de la capacidad de decidir sobre la información, impidiendo a la prensa cumplir con su papel socializador, movilizador, educativo, crítico y generador de valores.

5. Demasiadas regulaciones externas que obstaculizan el desenvolvimiento normal de la actividad periodística.

6. En el espacio digital, limitaciones en los servidores de hospedaje de los sitios web de la prensa, no obstante el esfuerzo realizado para que cada cual tenga el menos una página web donde mostrar su trabajo.

Amenazas

1. La existencia de un sistema de medios alternativos, independientes, algunos incluso financiados desde el exterior, que va creciendo exponencialmente dentro de Internet y cuyo consumo puede convertirse en hábito, sobre todo para una generación nativa digital que difícilmente u ocasionalmente lee periódicos, escucha radio o ve televisión.

2. Que en esos espacios se aborden temas de alta sensibilidad para el país, mientras los medios públicos dan la callada por respuesta o demoran en abordar determinados asuntos de mucho interés para la ciudadanía.

3. Poca estabilidad de la fuerza de trabajo, sobre todo la más joven, que luego de cumplir el servicio social, busca otras perspectivas de desarrollo profesional y personal y en no pocos casos, encuentran espacios para sus deseos en esos mismos medios alternativos o independientes.

4. Falta de comprensión y claridad por parte decisores a todos los niveles sobre la importancia de la comunicación y el Periodismo en los tiempos de Internet.

5. La aparición de lo que algunos llaman Periodismo Ciudadano, o lo que es igual, el sentido de la comunicación cambió y todos podemos ser potencialmente emisores de información, mediante el uso de las redes sociales y otras tecnologías.

6. Diversidad en las vías de información de los ciudadanos, donde la elección de qué se consume se amplía cada vez más, en el caso específico cubano existe El Paquete, un método de distribución alternativa de todo tipo de contenidos, muchos de los cuales no aparecen en los medios públicos.

7. Creación desde el exterior, con financiamiento de Estados Unidos, de plataformas y canales dirigidos especialmente al público antillano, donde se mezclan verdades, medias verdades y mentiras para conformar una agenda “creíble”.

Fortalezas

1. Contar con un sistema de medios preparado, con experiencia, sabiduría, responsabilidad, de lealtad a sus públicos y con una historia profesional, de calidad, demostrada a través de los años.

2. El sistema de medios públicos no está supeditado a intereses económicos o de grupos individuales de poder, sino que, como lo define la nueva Constitución aprobada recientemente, son propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones sociales, políticas y de masas y responden al soberano.

3. Tener independencia para el abordaje de temas relacionados con sus perfiles editoriales.

4. Voluntad política expresa desde la más alta dirección del Partido y el Estado de que el Periodismo pueda cumplir sus funciones como espacio para el reflejo de la compleja realidad que se vive en el país.

5. Seguridad y tranquilidad para el ejercicio de la profesión, donde a diferencia de otros sitios, los periodistas no son acosados o asesinados. En Cuba en los años de Revolución jamás se ha asesinado, torturado o desaparecido un periodista. El último profesional asesinado en Cuba fue Carlos Bastidas, ecuatoriano víctima de los esbirros de la dictadura de Batista.

6. Presencia en los medios de leyendas del Periodismo cubano, que pueden transmitir a las nuevas generaciones sus experiencias y la historia de la profesión en el país.

7. Sólida preparación cultural de la mayoría de los públicos, lo que les permite enfrentar la avalancha informativa actual y discernir el consumo de acuerdo con su gustos y preferencias.

8. Canales de información sobre la realidad internacional no comprometidos con los grandes emporios mediáticos de la desinformación.

Oportunidades

1. La ampliación de la conectividad a Internet por datos móviles crea un escenario nunca antes visto, donde los ciudadanos pueden decidir el consumo de la información que prefieren de acuerdo con sus intereses y se convierten de hecho en productores y transmisores de noticia desde cualquier punto, en cualquier momento y sin la mediación intrínseca a los medios profesionales.

2. Contar con un grupo de jóvenes con una alta preparación profesional, recibida en las academias por parte de profesores de reconocimiento y con potencialidades para la enseñanza.

3. La cultura alcanzada por la mayoría de los ciudadanos, que les permite enfrentarse al nuevo mundo de la información con mejores herramientas que en otros tiempos.

4. La aparición de cuentas de los principales dirigentes del gobierno y el Partido Comunista en las redes sociales, a través de las cuales empiezan a interactuar y se convierten de hecho en fuentes primarias de información.

5. La aprobación por el Consejo de Ministros de la Política de Comunicación Social del país, donde se entiende la necesidad de superar épocas pasadas de secretismo, censura y prohibiciones para el acceso a la información.

6. Inversión con financiamiento del gobierno chino para la modernización del sistema de edición, impresión y circulación de la prensa impresa, cuya primera etapa está en marcha, con la reconversión tecnológica de la fábrica de periódicos del centro del país, ubicada en la provincia de Villa Clara.

Pudiéramos agregar otras, pero en aras del tiempo y el espacio, preferimos que quienes se interesen por el tema puedan abordarlo, desde el conocimiento y el estudio, en otras aristas aquí no abordadas.

El Periodismo cubano y la Revolución han marchado de manera unida desde los primeros tiempos. En las guerras por la independencia, con Patria, el periódico fundado por Martí como el ejemplo supremo de una prensa al servicio de la Revolución; en la lucha guerrillera encabezada por Fidel en la Sierra Maestra, El Cubano Libre y Radio Rebele fueron los paradigmas. Hoy, el reto está en ser consecuentes con esa historia y hacer un mejor Periodismo para los cubanos, en una sociedad cambiante y en camino hacia la informatización, donde la labor periodística adquirirá mayores compromisos y para cumplirlos tendrá que estar a tono con las nuevas y complejas circunstancias.