Opinión

Murat padre sigue apoderado de todo Oaxaca

Alvaro Cepeda Neri

 

I.- Ausente “voluntariamente a fuerzas”, me reintegro al periodismo con mis entregas periódicas en los términos del ejercicio de las libertades de prensa. Y como el profesor aquel de cuando el final de la dictadura del franquismo-español que al regresar al aula para el reinicio de clases expresaba la memorable frase: “como decíamos ayer”; así, aunque sin compararme con ese ilustre maestro, vuelvo de lleno al trabajo que eclipsó un malestar que me obligó al silencio de la palabra impresa por tres meses. Así que empezamos con José Nelson Murat Cassab (al que le escriben lo que le publica La Jornada), el priísta aplaudidor de Morena y AMLO que por medio de su júnior se apodera de la entidad para construir sus hoteles allá por Puerto Escondido, manejar el poder público e imponer el empobrecimiento a los oaxaqueños que no encuentran la manera de deshacerse de semejante personaje.

II.- Y es que mientras su júnior se la pasa viajando, su padre hace y deshace para seguirse enriqueciendo por medio de la corrupción, el abuso del poder y las mañas que ya le conocen los oaxaqueños. Es, de nuevo, “la reedición del muratismo atrabiliario, vengativo y voraz”. El asunto central es que Nelson Murat, ya con el apoyo de Morena y AMLO (con los que supo congraciarse), ha impuesto su depredadora manera de gobernar robando cuanto puede para continuar construyendo su imperio estatal. Hace mucho tiempo ya que padre e hijo controlan los tres poderes estatales para sustraer cuanto se puede del dinero público. Con todo y sus limitaciones, la entidad es capaz de generar riqueza agrícola, artesanal y de otras actividades que resolvería sus problemas sociales; pero el robo de los funcionarios desde el mal gobierno, impide un reparto de la riqueza estatal. Y es que los Murat han encontrado nuevas fuentes para saciar su ambición sin fondo.

III.- Devastada por terremotos, lo que Oaxaca más sufre son los actos arbitrarios de los Murat y sus cómplices. Es una entidad que merece la desaparición de los poderes y tener elecciones libres para que sus más de 300 municipios (los otros 200 están bajo “usos y costumbres” indígenas), salgan del sofocante autoritarismo, saqueo y control de los Murat y superen el atraso social. Esto, empero, es casi imposible pues el muratismo impide romper con ese mal que se enraizó en el priísmo hace más de medio siglo. Para continuar, el tal Nelson (nombre que oculta), como dueño de los poderes económicos, políticos y sociales, para empobrecer a los más de 570 municipios, sustrayendo lo más que puede para obtener propiedades por toda la entidad. Sobre todo en el corredor turístico de Puerto Escondido, donde ya controlan a la presidenta municipal para sus aviesos fines, empezando por sus megahoteles. No hay quien detenga a esos depredadores acomodados ya con el lópezobradorismo y el mismo AMLO se ha dejado cooptar por ellos, lo que les ha permitido alimentar su voracidad. Así que solamente una rebelión popular podría quitarse a ese par y a sus socios-cómplices, para imponer una vida democrática capaz de generar el reparto de la riqueza oaxaqueña.

cepedaneri@prodigy.net.mx