Opinión

Los abucheos, catarsis aleccionadora

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes Se ha vuelto una práctica el abucheo a los gobernadores que acompañan al presidente Andrés Manuel López Obrador en sus mítines al visitar los estados que gobiernan. Esto ha dado la pauta para que algunos estrategas de la oposición salgan con la absurda idea de que Morena diseñó un “manual para abucheadores”. Como si en realidad se necesitara que el pueblo sea incitado a vociferar contra mandatarios de los ahora partidos opositores, cuando lo que hace es dar rienda suelta a su enojo por los abusos que durante décadas ha sido objeto. Al contrario, lo que ha sido necesario es calmar los ánimos caldeados de la gente, quien no quiere desaprovechar la ocasión de manifestar su descontento contra los partidos de la derecha que se aprovecharon del poder para favorecer a grupos de interés en detrimento de los ciudadanos. Es una catarsis popular, que surge al sentir la población que ahora no están atados por las cadenas ignominiosas de cacicazgos reaccionarios, y que este es el momento para soltar su descontento acumulado mucho tiempo en su fuero interno. En todos los eventos multitudinarios en las capitales de los estados que ha visitado, el propio López Obrador ha sido quien pide a la multitud que respete a su gobernador, porque las diferencias no se “arreglan a gritos y sombrerazos”. Por ello cae por su propio peso la maniobra oportunista de la derecha de querer endilgar a Morena un fenómeno cuyo origen es el descontento de décadas, largamente acumulado por el autoritarismo que caracterizó al régimen antidemocrático. En este sentido, es correcta la declaración que hizo la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, de que quienes están orquestando la versión del “manual” buscan “molestar a los gobernadores para hacer que se enojen con nosotros, para hacernos lucir mal, tanto al Presidente como a nosotros”. Lo dicho a su vez por el coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Miguel Angel Osorio Chong, revela el origen del referido manual. Dijo que “es irresponsable generar enfrentamiento entre la sociedad con sus gobiernos”. Advirtió que optarán por la vía jurídica. Son las tácticas añejas de “tirar la piedra y esconder la mano” tan usuales en los regímenes de corte autoritario que se solazan con el cinismo que permea en su relación cotidiana con los pueblos. Como si López Obrador tuviera necesidad de incitar a las poblaciones que visita, con la finalidad de sumar esfuerzos para la consecución de su proyecto nacional, a que vayan en contra de la Cuarta Transformación, pues esto es finalmente lo que busca en sus encuentros con los gobernadores: sumarlos a sus políticas públicas progresistas, independientemente del partido que representen. En las elecciones de julio pasado el pueblo de México dio el grito que traía escondido en el pecho y sin miedo votó por López Obrador. Lo que ahora hace es refrendar su satisfacción con abucheos a los gobernantes que representan el régimen que fue derrotado. Por eso en Colima, donde los gritos contra el mandatario estatal fueron incesantes, el Presidente de plano dijo que el que quiera pelearse “que busque un animal grandote… la corrupción”. Ese es el enemigo a vencer, al igual que las presiones de la derecha, tan de moda con las “calificadoras” al servicio de Wall Street.

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