Opinión

El ataque a la Universidad del Aire

Eloísa M. Carreras Varona

Correo desde la Isla de la Dignidad

La tarde del domingo 4 de mayo de 1952 –sólo unos días después del golpe batistiano del 10 de marzo– por las frecuencias de Radiocentro –hoy ICRT– se trasmitía el programa radial “La Universidad del Aire”, desde el estudio 15 de la capital cubana; en el que disertaban el profesor universitario Elías Entralgo y el de segunda enseñanza Gerardo Canet, el Panel también estaba integrado por Jorge Mañach, el director de este conocido programa de gran valor cultural y estricto corte académico.

En esa fecha tenía lugar la transmisión del curso Saldo del Cincuentenario, pero justamente ese día, en el público que asistía al programa, se habían infiltrado agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de la tiranía de Fulgencio Batista, los que prácticamente al comienzo del mismo provocaron un cobarde incidente en el que resultó agredido el propio Mañach y de inmediato atacaron salvajemente a algunos de los intelectuales participantes en el programa y, en especial, al doctor Elías Entralgo y a los entonces estudiantes universitarios Faustino Pérez y Armando Hart.

El periodista César García Pons y el fotorreportero Chenard, de la revista Bohemia, publicaron un reportaje gráfico sobre el lamentable suceso que fue titulado “Yo presencié los hechos del domingo”; en el que nos legaron las elocuentes imágenes en las que se pueden apreciar, a simple vista, las terribles lesiones de las que fue objeto el joven Hart por la brutal embestida de la porra batistiana y la violencia con que destruyeron, asimismo, el espacio físico del inmueble en el que tenía lugar habitualmente la transmisión radial.

Este acto brutal y violento en el que fueron atacadas varias personas indefensas que participaban en una lección académica, fue un hecho sin precedente en el país que generó una protesta cívica colectiva. El dictador y sus secuaces consumaron contra la cultura un acto de barbarie sin precedentes en la historia de Cuba republicana, se atentó ferozmente a la gente pacífica que escuchaba dentro de un local una lección académica. Pero ello no tuvo, entonces, mayor trascendencia, porque las autoridades no aparecieron ese día por ninguna parte para ofrecer justicia frente a tanta afrenta y barbarie.

Los cubanos debemos recordar que fue por Cuba, por donde comenzó, hace ya más de un siglo, el primer ensayo neocolonial que concluyó con el triunfo de la Revolución en 1959. Invitamos a mirar hacia el “fiel de América”, hacia “el crucero del mundo”, teniendo muy en cuenta lo que se está tramando en el “Norte revuelto y brutal que nos desprecia”. En nuestro país y en la lucha contra la ignominia que lleva adelante nuestro pueblo contra la agresión imperialista, se ejemplifica un desafío universal, no olvidemos que esto lo señaló desde el siglo XIX José Martí.

Por eso los cubanos y los latinoamericanos debemos recordar al propio Dr. Hart cuando subrayó: “Hoy estamos asistiendo a una crisis de la superestructura política y jurídica en el mundo capitalista. Se puede revisar país por país y se podrá constatar cómo se niegan continuamente las bases del propio capitalismo. La Ley Helms-Burton es un ejemplo reciente; esa ley no es posmoderna, es premoderna, porque se fundamenta en los códigos de la irracionalidad, no respeta ninguno de los postulados fundamentales de la concepción política moderna: viola el derecho de soberanía, se inmiscuye poniendo límites al comercio, intenta erigir a Estados Unidos como el único país del mundo que puede decidir los destinos del planeta… Viendo esto nos podemos preguntar: ¿qué cosa es eso que se ha llamado ‘el fin de las ideologías?’, ‘el fin de la historia’, si no la aceptación de la incapacidad que tiene cada vez más el capitalismo como sistema, de hacer ideología, de crear cultura, ¿se ha superado la modernidad? entonces está en crisis el capitalismo, porque la modernidad es el capitalismo. La caída del muro de Berlín no significó sólo la ruptura del ‘socialismo real’, sino la crisis de todo el sistema político vigente a partir de la Segunda Guerra Mundial”.