Michael Vázquez Montes de Oca
Hace unos días se reunió nuevamente, en Suiza, en su 67 Cumbre, el tenebroso Grupo Bilderberg, lo que obliga a volver a este tema, dado su importancia. Después de cuatro días de reuniones de personalidades significativas, se han marcado las líneas de los acontecimientos políticos y económicos que van a regir los destinos del mundo en los próximos meses.
Se considera que es una de las organizaciones no gubernamentales más poderosas a nivel global y existen diversas teorías de conspiración porque las conclusiones de sus foros nunca se hacen públicas. Su primera reunión tuvo lugar en 1954, con el objetivo de reforzar las relaciones entre Estados Unidos y Europa además de prevenir otro conflicto internacional después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta vez el secretismo ha sido mayor que en ediciones anteriores; el hermetismo y las medidas de seguridad se extremaron en un país ya de por sí blindado. Fueron invitados unos 130 líderes de la política mundial, así como personalidades de la industria, las finanzas, la academia y los medios de comunicación, incluyendo al yerno del presidente Donald Trump, al director ejecutivo de Microsoft, el expresidente de Google, al ex secretario de Estado Henry Kissinger y delegados de entidades financieras como Goldman Sachs, el Banco de Inglaterra, Credit Suisse y el Banco Santander.
Se reúnen para influir en la creación de un nuevo orden tutelado por las mega compañías que venden, compran y presionan para la instauración de las políticas laborales de todo el planeta. Ellos son los propietarios de conglomerados mercantiles y fondos de inversión que superan el PIB de cientos de países, son representantes, accionistas y propietarios del dinero, los medios de comunicación, la banca, empresas de todos los sectores, miembros de la aristocracia y la realeza europea y los servicios secretos, sin olvidarse de las instituciones supranacionales.
Como ocurre desde hace décadas, el encuentro Bilderberg cuenta con la presencia de Henry Kissinger, responsable de gran parte de las dictaduras latinoamericanas de los años 70 y estratega en las sombras de casi todas las administraciones norteamericanas. El analista, Daniel Estulin, quien ha publicado varios de los principales libros sobre este Club, plantea que el objetivo principal es crear un gobierno mundial, con su propia moneda, ejército, aparato de represión, que responda solamente a los intereses de los miembros y ha dicho: «La única persona que es realmente trascendental allí es el eterno Henry Kissinger, un representante directo de los Rothschild y Bnai Brith, planificadores del proyecto conocido como New Jerusalén. El resto de los participantes son irrelevantes para el futuro, ya que representan el modelo fracasado liberal-bancario, el globo terráqueo lo dominan 300 familias, los demás, trabajan para ellos y dividen el mundo entre sí».
Las cuestiones abordadas fueron: Un Orden Estratégico Estable, ¿Qué sigue en Europa?, Cambio Climático y Sustentabilidad, China, Rusia, El Futuro del Capitalismo, El Brexit, La ética de la Inteligencia Artificial, El armamento de los Medios de Comunicación Social y La importancia del Espacio y las Cyberamenazas (por primera vez analizado), así como conflagración por la dominación tecnológica de la Inteligencia Artificial y el G5 que tiene como fin el liderazgo de la nueva carrera espacial y está revolucionando desde la industria médica a la turística, pasando por la ciencia y la jurisdicción y para hablar del mismo fue invitado el presidente del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford.
Todos tienen claro que quién domine el espacio, dominará la Tierra y nadie quiere perder su posición. La geopolítica se ha trasladado al cosmos, tomando el lugar estratégico de la bomba nuclear en la Guerra Fría. Ahora, quien no tenga un programa espacial no será nadie en el nuevo status quo que dibuja el poder en el orden internacional y luego de los avances de China en la conquista del exterior, que incluyeron el descenso de una sonda en la cara oculta de la Luna, el valor del espacio en términos bélicos fue debatido y por ello la presencia del encargado de tecnología espacial dentro del Departamento de Defensa norteamericano, Warren Singer, académico especialista en relaciones internacionales y en beligerancias del siglo XXI, estratega de la Fundación New América.
Uno de los asuntos afrontados fue la ‘armamentización de las redes sociales’, la utilización de las tecnologías de la información y comunicación como herramienta para el desarrollo de una bien planificada, sistemática, incruenta y soterrada ofensiva, bautizada como ‘imaginacional’, explicada por intelectuales en los siguientes términos. “A los arsenales de la guerra psicológica han añadido (...) la guerra cultural. Con operaciones de penetración, de investigación motivacional, de propaganda y de educación, los aparatos políticos y económicos han asumido la tarea de operar en el cuerpo viviente de la cultura. Sus cañones son los medios de comunicación de masas, sus proyectiles las ideologías. La guerra se libra por la mente de la humanidad”.
No es poca cosa que en Bilderberg haya tomado tiempo para debatir el poder de las redes sociales digitales en la manipulación, constitución y modelaje de esta mente colectiva. El creador del ‘concepto de contención al comunismo’, George Kennan, consideraba que el fin último era ganar la “guerra de ideas, que no está asociada con las hostilidades” y Zbigniew Brzezinski, referente ideológico para la construcción de la hegemonía de Estados Unidos, afirmó que “la dominación cultural ha sido una faceta infravalorada del poder global estadounidense”. Fidel Castro se dio también cuenta en que momento estaba la humanidad y proclamó que la Batalla de Ideas era la principal arma que la izquierda tenía que utilizar para enfrentar al capitalismo neoliberal.
Cuando discuten sobre la influencia de las redes sociales en el modelaje de los imaginarios sociales, hay que pensar en Edward Bernays, el creador de la denominada ‘ingeniería del consentimiento’, quien describía su orientación en los siguientes términos: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan este mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder gobernante de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por los hombres que nunca hemos oído hablar. Este es un resultado lógico de la forma en que está organizada nuestra sociedad democrática”.
Lo que sí tienen muy claro es que el atractivo global (y la consecuente adopción) de dichos valores, es producto de la monopolización de las redes por las que transitan y se diseminan a nivel planetario dichos contenidos. El sociólogo español Manuel Castells afirmaba que actualmente la dimensión real del poder se encontraba en su capacidad de “modelar la mente construyendo significados a través de la creación de imágenes”, teniendo en cuenta que “Disney, Time Warner, NBC Universal, Fax Studios (NewsCorp) y Viacom representan más del 79% de la producción cinematográfica y el 55% de la distribución mundial” y ello da una idea de cuáles son los que terminarán siendo predominantes en una sociedad. Conocen los efectos, que además de la conjunción de entramado tecnológico/mediático y la monopolización de empresas de difusión y formación de contenidos, generan un nuevo tipo de colonización del imaginario que está modificando las formas de ver/percibir/sentir la realidad; saben las consecuencias de quedar rezagados, no solo se trata de economía o dominio militar, se trata de poder controlar el flujo que modela la mente colectiva.
Todo indica que en el Grupo es donde han surgido los propósitos de crear formaciones capitalistas secretas y semi-secretas, que trabajan con el objetivo de llegar a un gobierno del capital. Actúa como un “cartel internacional, es calificado como una de las más sustanciales expresiones de los que promueven la globalización neoliberal para defender sus intereses, en él se concentra la élite de las finanzas occidentales y se afirma se dedica a determinar, a puertas cerradas, los cambios que deben realizarse en los países para su beneficio, que pueden referirse a sustitución de regímenes, de sistemas sociales, penetración en la economía e incluso eliminación de cualquier obstáculo que se interponga en sus planes.
Se conoce que cuenta con lo que han denominado tres círculos, cada uno de los cuales agrupa un determinado número de personas que tienen distintos niveles de responsabilidad y conocimiento sobre las actividades y sus propósitos. El “círculo exterior” es el más amplio de los tres y agrupa aproximadamente el 80 por ciento de los participantes, que solamente conocen una parte de las estrategias y objetivos; el “círculo medio” o Comité Directivo, constituido por 35 miembros, todos europeos y norteamericanos, (procedentes del Council of Foreign Relations) conocen aproximadamente el 90 por ciento de los objetivos y estrategias, determinan los puntos a tratar en cada reunión, deciden las personas no miembros a invitar y después de concluida la reunión adquieren la responsabilidad de que se tomen las medidas necesarias para que se cumpla lo acordado y el círculo más exclusivo es el “interno”, denominado también Comité Consultivo, formado por diez miembros, que son los que tienen pleno conocimiento de las estrategias y objetivos reales.
Una de sus creaciones más significativas es la Comisión Trilateral y también mantiene estrechas relaciones con estructuras sociales cerradas o secretas como Skull & Bones o el Council of Foreign Relations (CFR), todas ellos ya presentados en artículos anteriores.
Muchos piensan que se comenzó a ensayar por el capitalismo transnacional la posibilidad de instrumentar una jefatura universal, con la institución de las Naciones Unidas con su Consejo de Seguridad y de otras como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Club de París y, en el plano militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la famosa OTAN, todas ellas controladas por la administración norteamericana y con algunos instrumentos propios, como la Agencia de Seguridad Nacional, la CIA, la USAID y el Ejército Norteamericano.
En América Latina la más tristemente famosa es la Organización de Estados Americanos (OEA) con su Comisión Interamericana de Derechos Humanos y su Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La forma más acabada, conocida hasta el momento, de lo que pudiera ser la Unión Europea.
No hay que olvidar que el todopoderoso Consejo de Relaciones Exteriores, uno de los padres de Bilderberg, es financiado por 200 multinacionales y de sus 4200 miembros se escogen la mayoría de los dirigentes gubernamentales. Elabora la política exterior de los Estados Unidos por consenso y a puerta cerrada. Sus miembros controlan prácticamente las principales instituciones financieras y corporaciones internacionales.
El Grupo es acusado de conspirar para imponer un gobierno mundial, un dominio capitalista. ¿Se convertirá en realidad? ¿De hecho existe ya? Bilderberg sigue funcionando, cada día es más fuerte y sus propósitos más abarcadores. Tiene como oposición la determinación de los pueblos de librarse de la explotación, alcanzar un nivel de vida más alto y ser dueños de su propio destino.