Jorge Lara Rivera
En el marco del acuerdo intergubernamental de mutuas visitas de buques de guerra a los puertos de ambos países suscrito, para pesar de la Casa Blanca, el 15 durante la reunión de Vladimir Padrino López, ministro de Defensa de Venezuela, con su homólogo ruso, Serguei Shoigú, en Moscú y durante la cual estudiaron la cooperación bilateral militar y técnico-militar, así como la situación sudamericana –algo que exaspera a Washington–, los “perros retóricos” que (parafraseando a Octavio Paz) “escarban” en el “cementerio de frases y de anécdotas” apresurados en su servilismo para con la propaganda neocolonial dan cuenta, magnificándolo, de que ese mismo día el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, corresponsabilizó en cadena nacional radiotelevisiva a Pedro Infante, titular del deporte del país por los modestos resultados de su delegación nacional en los Panamericanos de Lima; y el 16 a Eduardo Piñate, ministro del Proceso Social del Trabajo venezolano por no reunirse en meses previos, y quieren ver en ello “desesperación”.
Lo que sí resulta exasperante es la cerrazón voluntariosa de John Bolton, belicista asesor de seguridad nacional de Donald Trump, reiterada ese jueves. Mientras demandaba al ministro Padrino López que “defienda a sus soldados que padecen torturas” bajo el régimen venezolano, como ‘cree el león que todos son de su misma condición’, Bolton expresó que “algunos de los oficiales de alto rango, que se han beneficiado de la corrupción” del régimen de Maduro obstaculizan la deserción de las tropas al bando opositor y que “son como escorpiones en una botella; no confían el uno en el otro”, pues están al tanto de que todos están negociando con los opositores. Si los mílites fueran fieles a Maduro habrían detenido a los opositores hace mucho (“Maduro y sus secuaces” tienen miedo de dar órdenes directas a los uniformados porque éstos “podrían no obedecer”) conjeturó. Se permitió prevenir a Rusia y China a quienes se debe ya ‘25 billones’ de dólares”, que deben “tener mucho cuidado” sobre cómo actúan (“Nadie debería pensar que vamos a permitir que esto continúe”), mientras deslindaba a su gobierno de la crisis económica venezolana y culpó de la permanencia del chavismo en el gobierno a la asesoría de Cuba –hay entre 20 mil y 25 mil cubanos según la oposición.
A propósito, una asociación de 278 militares en retiro recordó que en la década de 1960 a 1970 Venezuela fue blanco de “la subversión” apoyada por el régimen castrista “contra el orden democrático”, única guerra (que incluyó el “Desembarco de Machurucuto” –mayo 8, 1967) librada después de la independencia contra enemigo extranjero y en la cual el ejército venezolano salió victorioso, por lo que solicitó a Juan Guaidó y diputados de la Asamblea Nacional declarar “acto de soberanía la ruptura de relaciones diplomáticas” con la Gran Antilla, disponiendo la retirada de tropas y milicianos de ese país, y cesar la ayuda material venezolana a la isla. Entre tanto, a Guaidó a quien devoran las ansias para hacerse con el poder, se desconsuela pues aunque los representantes del gobierno noruego para las negociaciones entre opositores y gobierno comenzadas en Oslo y continuadas en Barbados llegaron a Caracas tras la suspensión de las mismas (agosto 7) por parte del gobierno constitucional ante el congelamiento de sus activos en territorio estadounidense dispuesto por Washington, a solicitud y con apoyo del autoproclamado “presidente encargado” quien acusó de “mala fe y poca seriedad” al gobierno por la medida, no hay en agenda fecha para retomarlas ¡Y qué esperaba el artero!