Quintana Roo

Misa en Jardines de Paz

Por Yolanda Gutiérrez

Es bonito traer flores y música a nuestros difuntos, pero es mejor aún ofrecerles una misa, que es la oración más poderosa, aseveró monseñor Pedro Pablo Elizondo, obispo de la Prelatura Cancún-Chetumal, al inicio del oficio religioso con motivo del Día de Todos los Santos, que se llevó a cabo en el panteón particular Jardines de Paz.

Ante la presencia de unas 500 personas que se congregaron bajo toldos dispuestos al fondo del acceso al cementerio, monseñor Elizondo recordó en la homilía, el pasaje en que Martha y María están desconsoladas ante la muerte de su hermano Lázaro y Jesús les dice “yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque muera vivirá y todo el que crea en mí no morirá, sino que vivirá para siempre”.

“Cuando Lázaro murió todos estaban llorando, Jesús también porque lo quería mucho y cuando Martha recrimina al Señor que si hubiese estado su hermano no habría muerto, él le dice soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque haya muerto vivirá y el que cree en mí y vive, no morirá”.

Agregó que se celebra la misa de difuntos para recordar a todos nuestros fieles y hacer un acto de fe, ya que creemos que hay otra vida tras la vida y confiamos en el poder de Nuestro Señor Jesucristo, que resucitó entre los muertos, vino glorioso y triunfante, venció a la muerte.

Monseñor fue claro al señalar que Cristo es el único que viene a iluminar y revelar los misterios de la muerte, nos enseña con su poder y su misma resurrección nos hará resucitar, si creemos en él viviremos con él, si sufrimos con él reinaremos con él.

“Jesús enseña que la vida eterna es un don de Dios y a nosotros nos toca una parte , seguir las obras de misericordia; el banquete y el reino están preparados para ti antes de la creación del mundo y también nosotros debemos poner de nuestra parte, el tiempo pasa, la eternidad espera y es corto el tiempo para ayudar a tus hermanos, es lo que tenemos que pensar, se nos va a acabar la vida y debemos preguntarnos qué estamos haciendo con nuestro tiempo, si obras de misericordia o perder el tiempo en la computadora, teléfono, en vez de cumplir con las obligaciones”.

En este sentido, detalló que para alcanzar la vida eterna no basta la fe sino que Cristo también nos pide que hagamos buenas obras, méritos y recordó el pasaje del Apocalipsis o Revelaciones, en el que, reunidas todas sus ovejas y cabritos tras la resurrección, Jesús invita a las ovejas, benditas del padre, a gozar del reino porque todas las buenas obras que hicieron con el más pequeño es como si se las hubieran hecho a él.

“Si no lo hiciste, seas maldito y al fuego eterno preparado para Satanás y sus ángeles; Jesús espera de nosotros que seamos buenos con nuestros hermanos, debemos recordar que los pobres, los enfermos, todos son Jesucristo”.

Para finalizar, exhortó a los presentes a encomendar a los Fieles Difuntos con la fe y la confianza, que Dios tomará en cuenta las oraciones y reiteró que la misa es la más fuerte de las oraciones, la más poderosa.