Por Ovidio López
ISLA MUJERES, 18 de octubre.- A base de motosierras se tumbó la casa de Ramón Bravo y todas las maderas duras de zapote que servían de horcones y estructura con las que estaba elaborada la vivienda, al quedar en pedacearía, fueron a parar en basurero de Cancún, siendo trasladadas en vehículos de carga, dijeron testigos.
“Todo fue rápido. Nos dolió mucho porque esa casa con techo de guano la conocimos”, dijo molesto uno de los pescadores con quien tuvo amistad con el autor de libros de novela, crónicas noticiosas, primer camarógrafo submarino mexicano y deportista.
Uno de los amigos de Ramón vio a María Vallejo, su viuda, días después que publicamos este hecho, le cuestionó por qué permitió todo eso. Alegó que no era su responsabilidad y que también lo “lamentaba”.
Pero la realidad, ella, de acuerdo a demanda en su contra en un juzgado de Jalisco, estaría envuelta en esa polémica legal por realizar una segunda venta del predio, apoyada con abogado para falsificar documentos, según reciente denuncia de Antonio Kofler, abogado de la mujer que compró ese bien en 2010, en común acuerdo entre todas las partes, entre ellas la hija de Bravo, Deborah.
Estos amigos del personaje, estaban a la expectativa por la propuesta de convertir en museo toda la unidad, pero ahora todo se fue a la basura. “Queríamos llevar a nuestros hijos a ver materiales fílmicos, libros, utensilios de buceo antiguo, videos y todo lo que representó este ambientalista”, anotó por su parte al que llamaremos Juan.
Salieron a relucir historias y convivencias con Bravo Prieto, por su humildad expresada con la gente local. Siempre nos hablaba de cuidar la especie marina, dijo un pescador, y nos dictó varios cursos sobre cómo prevenir accidentes con el buceo. Se preocupó por el alto nivel de descompresión que había.
Sobre la presunta falsificación de documentos que habrían permitido las autoridades municipales, Desarrollo Urbano y Catastro, no hay postura oficial. Hay silencio total. Típico caso en los últimos años en medio de varios casos de daño ambiental por relleno de manglares, como en la casa de Bravo, y destrucción de plantas nativas en la zona continental.