Por Yolanda Gutiérrez
La oportuna intervención de guardavidas, apoyados por avezados bañistas, impidió que se concretase una tragedia en playa Delfines, aunque no evitó que una mujer sufriese una crisis nerviosa al percatarse que a su hijo se lo llevaba la corriente mar adentro, motivo por el que tuvo que ser atendida por los paramédicos que acudieron para estabilizar a la persona que fue rescatada por los elementos de Protección Civil.
Una familia de turistas originarios de Monterrey, que disfrutaba del mar en playa Delfines, se llevó tremendo susto cuando uno de sus miembros, ignorando la bandera roja que prohíbe el nado, así como las advertencias de prestadores de servicios y guardavidas, se metió a bañar y fue arrastrado mar adentro por la fuerte corriente, aunque afortunadamente logró ser rescatado sano y salvo.
Eran aproximadamente las 11 de la mañana cuando un joven bañista, que había acudido con su familia a la playa, decidió meterse al mar en una zona donde las corrientes marinas eran el miércoles demasiado fuertes, motivo por el que los guardavidas habían colocado un banderín rojo que advertía del peligro que representaba introducirse al mar en esa zona.
El primero en advertir al bañista, al decirle que era arriesgado meterse a nadar, fue un prestador de servicios que labora en Delfines quien, al percatarse de que esta persona desoía su advertencia, volvió a decirle que no se metiera, que estaba la bandera roja y si se pone no es por adorno.
Pero el bañista, que según el guardavidas que lo rescató presentaba aliento alcohólico, no le dio importancia a sus palabras y se metió al mar, alejándose varios metros de la costa.
En un momento dado, comenzó a bracear angustiado, en virtud de que era arrastrado mar adentro por la fuerte corriente, siendo los primeros en percatarse otros bañistas que se encontraban cerca, que sin pensarlo dos veces se lanzaron al rescate.
A la par llegó corriendo, desde una de las alejadas torres de vigilancia, uno de los guardavidas encargado de la seguridad de los usuarios en Delfines, quien sin pensarlo dos veces se arrojó al agua con su torpedo y no tardó más de medio minuto en alcanzar al bañista en peligro con potentes brazadas.
Tras unos minutos de luchar contra las corrientes y el oleaje, finalmente los rescatistas lograron llevar hasta la arena al necio bañista, cuya familia, durante todo el proceso de salvamento, se mostró nerviosa y desesperada, especialmente la mamá del joven visitante, auque afortunadamente todo quedó en un susto.
Los paramédicos de una empresa particular que acudieron al llamado de auxilio intentaron estabilizar al joven, que no se dejaba atender, más preocupado por acudir junto a su mamá que en recibir los cuidados pertinentes; al percatarse que el muchacho podía moverse por sus propios medios sin problemas y, a petición de otros miembros de la familia, acudieron al lugar en el que se encontraba la mamá del turista, víctima de una crisis nerviosa.
En tanto que el elemento de Rescate Acuático instruyó a los familiares del joven, explicándoles que no se puede entrar al agua si hay una bandera roja ni mucho menos con aliento alcohólico, como al parecer presentaba el turista auxiliado, además de indicarles las zonas en las que se podía practicar el nado sin el menor riesgo.