Por Olivia Vázquez
Morir en el paraíso no es cosa de pobres. Cuando la muerte toma por sorpresa a un familiar o ser querido, su despedida deja un dolor muy grande y un adeudo mayor por los gastos funerarios que pueden alcanzar costos de hasta los 40 mil pesos, pero morir en el paraíso cuando estaba de vacaciones siendo extranjero, el costo es cosa de otro mundo. Los gastos funerarios se duplican, así como los hospitalarios y el traslado del cuerpo, que hacen de la muerte un negocio muy redituable.
Costos de tres mil 500 dólares paga un extranjero que enfrenta la muerte de un familiar en el paraíso. El precio es sólo por el manejo y entrega del cuerpo, pero es el inicio, la necesidad de contratar dos funerarias, una en México y otra en el país de origen para la recepción, se van sumando a esos cientos de dólares que les costará a los familiares.
Si la muerte fue violenta, como un accidente inesperado, son los hospitales particulares los que se llevan la mejor ganancia agotando los seguros de salud del viajero.
Un caso lo narra uno de los cónsules honorarios de Cancún, quien relata que el manejo administrativo de la muerte es cosa de terror. Un turista cayó de un hotel y quedó aún vivo. El hotel inmediatamente libró la tramitología para no hacerse responsable. El traslado con vida se dio a un hospital particular en Cancún e ingresó a terapia intensiva. A los tres días de luchar por su vida, al joven turista se le había agotado el seguro y lo sacaron del nosocomio para dejarlo en el Hospital General, donde no hubo espacio en terapia intensiva y terminó muriendo en un pasillo de ese nosocomio.
Ya llegó la muerte -narra-, ahora corresponde al Consulado o representante diplomático localizar a la familia e iniciar los trámites correspondientes, si es que la policía o la autoridad notifica al consulado, caso que no sucede a menudo en este destino, pues es otro viacrucis tener la información.
La notificación finalmente se hace a la familia, que tiene que viajar al destino para hacer el resto del proceso e identificar el cuerpo; traer un acta de nacimiento, identificaciones oficiales, reporte de la policía, si así fue el caso. Deberá tener también el acta de defunción en México, contratar una funeraria para la recepción, preparación y traslado del cuerpo a su país de origen, donde además deberá tener otra funeraria que recibirá el cuerpo o las cenizas, todo ello tiene un costo, pero el seguro de cien mil dólares ha sido agotado por el hospital que lo atendió.
Esto suma muchos gastos. Si los restos son inhumados en la Ciudad de México, es obligatorio realizar el proceso de acta de defunción mexicana, si viaja por carretera, se requiere de un permiso especial para el manejo de cenizas o cuerpo.
De acuerdo a la Secretaría de Gobernación y de Relaciones Exteriores, la entrega de un cuerpo que será trasladado a otro país o región puede darse de los siete a los diez días hábiles, lo que sigue golpeando al familiar dolido que debe permanecer en el destino.
Aunque ninguna agencia funeraria otorga información directa del costo real que podría representar este tipo de manejos, algunos agentes de ventas de este tipo de servicios señalan que el traslado de un difunto al extranjero bien puede superar los 15 mil dólares. 280 mil pesos costará todo el servicio de calidad en el destino, que se dice de primer mundo.
Un caso específico, narra el cónsul, sólo pidió las pertenencias del difunto y dejó dicho que lo dejaran en la fosa común. No podían pagar el costo y al parecer, no era un ser muy querido, como suelen ser todos los difuntos.
En estas ocasiones, muchas veces los consulados adquieren la deuda; hacen el reconocimiento del cuerpo y lo envían, pero no todos los países ofrecen esta opción a sus connacionales.
Ya en México, el costo de un proceso de traslado puede subir hasta los 50 mil y 60 mil pesos, en el más barato de los casos, y si la cobertura es nacional, como se vende en los paquetes de 28 mil y hasta 50 mil pesos pagaderos para evitar el viacrucis, pero en México sólo el 3% de la población cuenta con un servicio funerario prepagado, y en Estados Unidos, se dice que sólo el 20% cuenta con esta protección, en Europa el indicador es más elevado, pero al final la muerte en el paraíso es un “gusto” caro que no cualquiera se puede dar.
Ya si se trata de un ser querido habitante de Cancún, el costo más barato le saldrá en 12 mil o 15 mil pesos, pero bien podría terminar pagando su familia hasta 40 mil pesos si quiere lo más elegante y bello en su último descanso, costo que la mayoría de las familias no puede enfrentar pero que si se compara con lo que pagará un extranjero, realmente sentirá que murió en el paraíso.