Quintana Roo

Cementerio de narcoaviones

De la Redacción

 

CHETUMAL, 26 de noviembre.- Las operaciones de los narcotraficantes en la franja fronteriza entre Quintana Roo y Campeche, así como en la zona fronteriza con Belice a lo largo del río Hondo, han quedado testimoniadas por el hallazgo de narcoavionetas, narcojets y narcopistas, realizados por el Ejército Mexicano, a lo largo y ancho de esta amplia región del sur del país.

Las ubicaciones son en zonas aisladas, donde pueden evadir la vigilancia de las Fuerzas Armadas y ejercer un control total de la zona y mantener sus actividades ilícitas sin ser detectados.

Y mientras también transitan por esos caminos para sacar sus grandes cargamentos de droga, un evidente control es ejercido en la zona por la fuerza de los emisarios de los cárteles que operan y acallan a los ciudadanos, manteniendo inmóviles a las autoridades de los tres niveles de gobierno en ambas entidades.

Las carreteras y poblados de la franja limítrofe entre Quintana Roo y Campeche permanecen la mayor parte del tiempo sin vigilancia, a pesar de la gran actividad de trasiego de toneladas de cocaína que llegan a ese territorio por vía aérea y se distribuyen vía terrestre por una vasta red de caminos rurales.

El circuito aéreo en los límites de Quintana Roo y Campeche comenzó a revelarse cuando, el 25 de octubre del 2018, una avioneta Cessna con matrícula N335PG fue abandonada y quemada en las cercanías del poblado Río Verde, municipio de Bacalar, muy cerca de la línea divisoria con Campeche.

Se presume que el aparato fue utilizado para el trasiego de al menos 700 kilos de cocaína, la cual pudo ser descargada, y posteriormente sus tripulantes le prendieron fuego en medio de un campo de cultivo de soya.

La matrícula de la narcoavioneta pudo haber sido clonada, debido a que en los registros de aeronáutica internacional estaba registrada como una aeronave tipo Cirrus SR-22 GTS, propiedad de Cirrus Design Corp.

Entonces se evidenció que el área de operaciones de los miembros del crimen organizado se había extendido a territorio campechano, porque la narcoavioneta no aterrizó en el lugar donde fue encontrada, sino que fue arrojada en un sembradío de soya con ayuda de un tractor utilizado para la agricultura, pues no se apreciaban signos de un accidente o aterrizaje forzoso, y en cambio sí se notaron huellas de maquinaria pesada desde un camino sacacosechas hasta los restos de la narcoavioneta.

El sitio donde la avioneta fue abandonada y quemada es la convergencia de tres caminos: dos en línea recta, uno hacia el este que desemboca en Río Verde y el otro hacia el oeste, que llega al camino debajo de la línea imaginaria que divide a Campeche y Quintana Roo; mientras que el tercero se dirige hacia el norte, mismo que es de trazo irregular y que también desemboca en el camino bajo la línea divisoria imaginaria, pero 2.7 kilómetros al norte.

De manera extraoficial se supo que la narcopista de esta zona fue habilitada en el camino que pasa bajo la línea divisoria de ambos estados, al oeste de Río Verde, pero las corporaciones que vigilaban el área no permitieron el acceso a civiles hacia el lugar, que se encuentra aislado en medio de la selva.

Un mes después, el 26 de noviembre del 2018, el Ejército Mexicano descubrió la pista clandestina ubicada dentro de territorio campechano, en el municipio de Calakmul, a 30 kilómetros del poblado quintanarroense Miguel Alemán.

Ese día encontraron los restos de una narcoavioneta tipo Cessna Centurión II, quemada y desbaratada en un área agrícola del lado del estado de Campeche, cerca de los límites con el municipio de Bacalar, estado de Quintana Roo; el reporte era que ingresó a territorio mexicano desde 10 días antes y aparentaba que por una falla se estrelló entre los matorrales colindantes con un potrero.

Los militares dieron con los restos de la avioneta ocultos en unos matorrales y cerca de un jagüey, luego a 5 kilómetros del sitio hallaron la narcopista, la cual había sido abierta con ayuda de maquinaria pesada al lado de un camino de acceso a potreros, misma que procedieron a destruir con zanjas, estacas y piedras.

Una versión es que la avioneta puede estar relacionada con el hallazgo de los cadáveres de tres pilotos en las cercanías del poblado de Nuevo Bécar, en los límites del municipio de Othón P. Blanco con el estado de Campeche, el pasado 21 de noviembre de 2018, porque sería la nave en la que se trasportaban.

Luego, el 11 de marzo de 2019, un jet bimotor British Aerospace 125 cargado con aproximadamente una tonelada 200 kilos de cocaína se desplomó en la selva baja en los límites ejidales de El Cedral y San Pedro Peralta, municipio de Othón P. Blanco, cerca de los límites con Campeche, al parecer a consecuencia de un aterrizaje fallido.

En el sitio, que rápidamente fue rodeado por los soldados, se confirmó también que a causa del impacto falleció el piloto, al parecer de origen colombiano y de entre 40 y 45 años edad; mientras que otra persona que lo acompañaba, de nacionalidad mexicana, resultó lesionada de gravedad y fue trasladada al Hospital General de Chetumal.

El punto en donde se estrelló la aeronave queda muy cerca de los límites entre Quintana Roo y Campeche; es un lugar solitario al que se llega por el tramo federal Chetumal-Nicolás Bravo, se dobla hacia el norte por el rumbo a Morocoy, y se toma la carretera estatal El Cedral-Ejido Veracruz.

El fallido aterrizaje fue de sur a norte en los límites ejidales de El Cedral y San Pedro Peralta, pues se precisa que este narcojet ingresó a territorio nacional en la frontera México-Belice.

El jet bimotor British Aerospace es de color blanco con franjas azules con número de matrícula N18BA, que luego se confirmó estaba sobrepuesta, porque correspondía a otra aeronave de mayor capacidad registrada en los Estados Unidos.

En el lado de Campeche, pero formando parte del mismo circuito de esta zona, el Ejército Mexicano ha encontrado pistas clandestinas habilitadas en el suelo de dos lagunas secas, donde se instalaron reales narcoaeródromos en los que no sólo bajaban avionetas Cessna, sino también aviones tipo jet.

Esto se reveló porque, el pasado 9 de junio, el Ejército Mexicano encontró en el lecho seco de la laguna Ik, municipio de Hopelchén, Campeche, un avión tipo Jet King Air C90 bimotor matrícula N555TZ, utilizado por los narcotraficantes para el traslado de hasta una tonelada de cocaína, lo cual da testimonio de la envergadura de las operaciones que se han efectuado utilizando los espacios que ocupaban los cuerpos de agua ahora desaparecidos.

La laguna Ik ocupaba un espacio de más de 4 kilómetros de extensión, pero la deforestación de los alrededores a causa de la colonización y las actividades agrícolas, además de la sequía, causaron la desaparición completa del cuerpo de agua, generando condiciones que permitieron a los narcotraficantes operar un narcoaeródromo en el lecho seco, que es llano y tiene una amplia extensión sin árboles, lo que permitió el aterrizaje de aviones jet.

Pocos días después, el pasado 25 de junio, elementos de la XXV Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE) con base en Xpujil, encontraron la pista clandestina operada por el crimen organizado en el lecho seco de la laguna La Valeriana, a 5 kilómetros en línea recta del poblado Bel Ha, municipio de Calakmul, también del estado de Campeche.

Allí es donde estaban los restos quemados de una avioneta Cessna color blanco con rayas rojas, matrícula N913J, la cual fue destruida intencionalmente en un campamento ubicado 50 metros al poniente de la pista, misma que medía un kilómetro y medio de largo por 10 metros de ancho.

El espacio que ocupaba la laguna La Valeriana tiene 3 kilómetros de diámetro; se encuentra a 63 kilómetros en línea recta hacia el sureste de la laguna Ik; a 13.6 kilómetros en línea recta de los límites con Quintana Roo hacia el poniente; a 19 kilómetros en línea recta de Miguel Alemán, municipio de Bacalar, Quintana Roo; y a 20 kilómetros en línea recta de la pista hallada en los límites interestatales cerca de Río Verde, Quintana Roo, hacia el noreste.

En el lugar se recibían al menos cuatro aeronaves a la semana, cargadas con aproximadamente 2 toneladas de droga.  En esta ocasión, una narcoavioneta Cessna fue quemada en la zona, presuntamente por la cercanía de las Fuerzas Armadas y la premura de los pilotos y sus secuaces por escapar.

A 50 metros de la pista clandestina estaba el campamento de los narcotraficantes, a orillas de la selva que rodea lo que alguna vez fue una gran laguna y que ahora ha sido desecada por el severo estiaje que durante muchos meses azotó a toda la región limítrofe entre Quintana Roo y Campeche.

La última narcopista en esta zona de operaciones entre Quintana Roo y Campeche fue encontrada el pasado domingo 28 de julio, en las inmediaciones de los poblados de Miguel Alemán y Río Verde, municipio de Bacalar.

Desde el sábado 27 de julio, el Ejército Mexicano fue alertado sobre el vuelo raso de una aeronave sospechosa, por lo que de inmediato se activaron los protocolos de búsqueda y captura de los traficantes.

Fue en las primeras horas del 28 de julio cuando personal del Ejército Mexicano ingresó a un rancho sin nombre, ubicado a 9 kilómetros al norte del poblado Miguel Alemán, rumbo a la comunidad Río Verde, y unos 600 metros después llegaron a un rancho donde los habitantes presuntamente se dieron a la fuga.

Los soldados siguieron su camino y unos dos kilómetros después, sobre la misma brecha hallaron una narcopista, que va de oriente a poniente, de aproximadamente un kilómetro de longitud y 12 metros de ancho, recientemente elaborada con maquinaria pesada.

Allí estaba un avión tipo jet King Air 300 destruido y abandonado a un lado de la pista, a donde fue aparentemente removido con maquinaria pesada; y como resultado del operativo de rastreo, unos kilómetros después, en la selva cercana a la comunidad de El Gallito, también del municipio de Bacalar, los soldados realizaron el decomiso de 200 kilos de cocaína en 9 costales, además de armas largas y cortas escondidas en la selva aledaña.

Esta zona controlada por el narco se trata de una región donde predomina el aislamiento entre comunidades, sobre todo por estar en inmediaciones de la porción norte de la Biosfera de la Reserva de Calakmul.

Cabe señalar que a la mitad del camino que siguieron las autoridades desde el rancho abandonado hasta la narcopista se encontraban un buldózer marca Caterpillar, con varias cubetas pequeñas de metal y una camioneta de la marca Ford tipo Lobo de color negro, con matrícula TA-3860-H del estado de Quintana Roo, presuntamente con el fin de obstaculizar el paso de los soldados; sin embargo, gracias a sus vehículos todoterreno los militares lograron pasar por un costado.

En necesario mencionar que la camioneta tenía una par de vidrios abajo, y en el interior se apreciaron una gorra, un retrovisor, una lata de pintura y por lo menos tres cajas de celulares nuevos con sus fundas.  De la misma forma, en la batea tenía un contenedor de plástico con artículos y piezas para maquinaria, así como una nevera de unicel con cinta gris industrial y un bidón de 60 litros vacío.

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue que las luces de los frenos posteriores se encontraban tapadas con una camisa y la misma cinta industrial utilizada en la nevera.

Posteriormente, el 30 de julio del año en curso, a través de un comunicado la Secretaría de la Defensa Nacional confirmó lo publicado por los diarios POR ESTO! sobre el aseguramiento de una aeronave y una gran cantidad de droga en el sur de Quintana Roo, en la zona limítrofe con Campeche, además precisó que consistió en 200 kilogramos de cocaína y que la aeronave era un avión tipo jet.

El comunicado señalaba que, como resultado del seguimiento realizado por el Sistema Integral de Vigilancia Aérea, por el ingreso al espacio aéreo nacional y posterior descenso de una aeronave ilícita en territorio del país, tropas del Ejército Mexicano se trasladaron a las inmediaciones del poblado Río Verde, ubicado en el municipio de Bacalar, donde localizaron un jet de la marca King Air 300, matrícula N-256NM, sin registro en la base de datos de la Dirección General de Aeronáutica Civil.

Derivado de lo anterior, se iniciaron reconocimientos terrestres en las inmediaciones del área y en el poblado de El Gallito, también del municipio Bacalar, donde localizaron ocultos entre la maleza nueve costales que contenían 20 paquetes de diversos tamaños, con aproximadamente 200 kilogramos de una sustancia con las características propias de la cocaína.

El comunicado confirmó que además del aseguramiento de la droga, se halló un trascabo y una camioneta Pick Up, como se informó en su momento, pero además aseguraron dos armas largas, cuatro cortas, cuatro cargadores y 300 cartuchos de diferentes calibres.

El aseguramiento de la droga y las armas fue realizado por elementos del Séptimo Regimiento de Caballería Motorizada, con base en Chetumal, Quintana Roo.

La Sedena informó que la droga asegurada tiene un precio aproximado en el mercado de 47 millones 575 mil pesos, lo que afecta de manera significativa a las organizaciones criminales.

Otro incidente de relevancia tuvo lugar el 15 de agosto de este año, cuando una narcoavioneta con gran cargamento de droga sobrevoló, aterrizó y pudo volver a despegar en los límites del poblado  Nuevo Tabasco y campamentos menonitas, en el municipio de Bacalar, en la parte colindante sur del Área de Protección y Conservación de Flora y Fauna “Bala´an K’aax”, donde se hallan varias pistas clandestinas que conforman la zona de narcopistas del triángulo de operaciones de cárteles del narcotráfico.

En el lugar, existe un tramo utilizado presuntamente como pista clandestina, que tiene una dimensión de 1.4 kilómetros de longitud, y alejada a 15 kilómetros de la carretera estatal Reforma-Miguel Alemán, en donde se carece de vigilancia policíaca, ya que las oficinas de las antiguas partidas se encuentran cerradas con candado.

Lo anterior permite las operaciones del narcotráfico con suma facilidad y holgura de tiempo, y con una cantidad importante de droga que se traduce en millones de pesos para los cárteles.

La pista clandestina se localiza en un camino sacacosechas de 8.2 kilómetros que construyó la pasada administración federal, la cual cuenta con las características perfectas para ser utilizada en cualquier momento.