Por Yolanda Gutiérrez
Este domingo muchos papás festejarán su día como uno más, obligados por sus responsabilidades laborales, mientras que otros tendrán la oportunidad de ser agasajados por todo lo alto, con regalos de mayor o menor valor, salidas a comer o cenar fuera de la casa y sorpresas familiares.
Ser papá no es sencillo y mucho menos en estos tiempos que corren; es una de las tareas más difíciles de la vida, que incluye enseñar a los hijos a caminar con valores en una sociedad donde los mismos se pierden día con día, a valerse por sí mismos y a ser responsables, para lo cual predican más con el ejemplo que con palabras.
Padres trabajadores que son el único sostén de la familia, padres desempleados que dependen de los ingresos de su esposa, padres abandonados por sus propios hijos que languidecen solitarios o, en el mejor de los casos, realizan alguna actividad que les permita obtener ingresos suficientes para sobrevivir, todos ellos pueden encontrarse en cualquier región o colonia popular de Cancún.
Y aunque la necesidad ha orillado a que tanto papá como mamá trabajen para enfrentar los gastos diarios, el cabeza de familia es el motor de la economía del hogar y el sostén de la esposa, hijos y, en muchas ocasiones, también de sus propios padres, especialmente cuando alcanzaron una edad en la que no pueden valerse por sí mismos.
La celebración del Día del Padre se remonta a 1909, cuando una mujer norteamericana llamada Sonora Smart Dodd, propuso que se conmemorase el “día del padre” en honor a su progenitor Henry Jackson Smart, a quien admiraba mucho.
Veterano de guerra, quedó viudo y supo demostrar que con amor y paciencia, un hombre era capaz de sacar adelante, educar y formar a sus hijos con valores y respeto, lo que hoy en día conoceríamos como “papá luchón”.
Así, logró que el primer Día del Padre se celebrara el 19 de junio de 1910 y que en 1924, el presidente Calvin Coolidge, declarara como oficial y nacional la celebración de la señalada fecha, hasta que finalmente, en 1966, el presidente Lyndon B. Johnson, declaró el tercer domingo de junio como día del padre.
En México, también se ha hecho oficial este festejo y es que papá se lo merece, a pesar de que como de todo existe en la viña del Señor, también nos encontramos casos de padres desobligados, que no predican precisamente con los mejores ejemplos, que golpean a sus hijos, que no dejan a sus esposas lo suficiente para el gasto familiar porque prefieren invertirlo en cerveza, licor o drogas… pero aún así, sin una figura paterna los hijos crecen faltándoles uno de los seres más importantes en su vida.
Felicidades a todos los papás, abuelos, tíos, padrastros, a los que se nos adelantaron y a los que están lejos.
A los que son ejemplo de fortaleza, amor, respeto, trabajo, dedicación y sacrificio por los hijos e hijas y a los que sin ser padres, se comportan como si lo fueran y ayudan a tantos niños y niñas que no tienen un hogar.
Aunque hay un solo día al año para festejar a papá, deberíamos recordar todos y cada uno el esfuerzo que hacen por sacar adelante a la familia de manera responsable y que al llegar a casa, los recibiéramos con un gran beso y abrazo, platicáramos con ellos sobre todos nuestros logros y alegrías y no solamente sobre lo que nos inquieta, los escucháramos cuando nos cuentan sus historias y comprendiéramos sus limitaciones, errores y problemas, porque ellos también son seres humanos.