Por Gerardo Reynoso
Quintana Roo representa el 22 por ciento del impacto económico total que alcanza la plataforma digital de hospedaje Airbnb en México anualmente, por lo cual la exigencia del sector turístico de la entidad se ha endurecido para que se imponga una regulación más estricta a este esquema de turismo.
Tan sólo el año pasado, Airbnb obtuvo ingresos por el orden de 668 millones de dólares en rentas digitales de hospedaje en los principales destinos del estado: Cancún, Riviera Maya, Isla Mujeres y Cozumel.
La cifra representó el 22 por ciento de los 2 mil 700 millones de dólares que ganó Airbnb en México durante todo el 2018, siendo la Ciudad de México el destino que generó mayor ingreso dentro de este concepto.
El impacto económico directo se refiere a la suma de los ingresos de los anfitriones de la plataforma en el estado más lo que los huéspedes gastaron de las distintas comunidades de la entidad, según una encuesta enviada a usuarios de la aplicación.
Por esta razón, Miriam Cortés Franco, directora ejecutiva de la Asociación de Clubes Vacacionales de Quintana Roo, ha sostenido que se necesita un piso parejo en cuanto al cobro de licencias de funcionamiento, registro y pago de todas sus contribuciones como empresa ante el Servicio de Administración Tributaria, así como hacerlos respetar los instrumentos de regulación urbana que delimitan los usos de suelo habitacionales de los usos de suelo comerciales.
La líder empresarial recordó que de la ley del Impuesto al Hospedaje, aprobada por el Congreso del Estado a principios de este año, se eliminó de la iniciativa original la obligación de que las plataformas de rentas vacacionales, como Airbnb, tramiten licencias de funcionamiento como requisito para su operación en Quintana Roo.
Eso dejó en la cancha de los ayuntamientos la responsabilidad de empujar una regulación real que atienda los temas de seguridad para los huéspedes y equilibrar las mismas obligaciones que hoy sí cumplen los hoteles tradicionales para poder operar, tanto en tema de licencias de funcionamiento como en permisos de uso de suelo y pago de recolección de basura, entre otros.
La única obligación que se le impuso a Airbnb fue la de tributar 3% del Impuesto al Hospedaje, además de integrarse a un registro estatal mediante el cual se contabilizarán las habitaciones que bajo esta modalidad estén operando en todo el estado.
Cabe señalar que cifras de la plataforma digital revelan que el 83 por ciento de los anfitriones encuestados dijo que recomienda cafés y restaurantes, el 57 por ciento negocios y tiendas, el 68 por ciento viajes de un día, el 70 por ciento actividades al aire libre y el 59 por ciento actividades culturales.
Adicionalmente, la contribución de los anfitriones al crecimiento y cuidado de sus comunidades se extiende también a las prácticas sustentables, ya que el 23 por ciento afirmó que recicla los desechos que se generan en su espacio y el 46 por ciento dijo que recomienda a sus huéspedes moverse en transporte público.
Entre las principales razones para que los quintanarroenses decidan ofrecer este servicio, el 68 por ciento dijo que lo hace para obtener un ingreso extra, la mitad de los anfitriones encuestados dijo que la plataforma los ayuda a pagar y mantener su casa, según la encuesta elaborada por la firma.
Además la empresa señaló que el 47 por ciento de los usuarios encuestados dijeron que su gasto ocurre en el barrio en que se hospeda, y el 55 por ciento dijeron que gastó el dinero que se ahorró al hospedarse a través de Airbnb en las ciudades y barrios que visitó.
Los huéspedes dijeron que Airbnb influyó en la extensión de su estadía, y agregaron en promedio 5.6 días a su viaje.