Quintana Roo

Trato inhumano

De la Redacción

CHETUMAL, 4 de febrero.- Personas discapacitadas, niños, adultos mayores y ciudadanos en general ahora tiene que esperar de pie y hasta por varias horas para ser atendidos por los diputados de la XVI Legislatura, luego de que la semana pasada se ordenó cerrar las puertas del Congreso y negar el acceso que antes era público al área de cubículos.

La instrucción vino directamente de la diputada Reyna Durán Ovando, presidenta de la Jugocopo, quien haciéndole “comparsa” al diputado Eduardo Martínez Arcila empleó un documento de la anterior XV Legislatura para imponer esta dictatorial medida y “blindar” a los nuevos legisladores, quienes ahora le cierran las puertas a los ciudadanos que en su momento les dieron su voto y su confianza.

Este día se pudo observar como el Congreso de Quintana Roo pasó de ser un Congreso de “puertas abiertas” a uno de “puertas cerradas”, pero no sólo eso, sino que además se hace esperar de pie y por varias horas a aquellas personas que acuden a visitar a los diputados, ya sea por alguna necesidad de apoyo, un trámite, gestión o alguna solicitud en particular.

Un señor de la tercera edad y en muletas tuvo que esperar más de media hora para ser atendido por uno de los asistentes de los diputados, en todo ese tiempo se mantuvo de pie y sin que le ofrecieran por lo menos un vaso de agua.

Tras percatarse de la presencia de los medios de comunicación, en el Congreso giraron instrucciones para que el personal le llevara una silla al señor discapacitado, el cual se mostró aliviado de poder sentarse y descansar.

A los pocos minutos de que esto ocurrió no tardó en aparecer el asistente del diputado Roberto Erales, quien desde ese mismo lugar le tomó sus datos y lo atendió.

También se observó a una mujer mayor de edad, un niño en silla de ruedas y otro grupo de personas que acudieron en la búsqueda de algún diputado, de la misma manera los hicieron esperar de pie y afuera del área de pasillos.

Como se recordará, desde la semana pasada el Congreso de “puertas abiertas” se convirtió en un Congreso de puertas cerradas, luego de que se prohibiera el acceso que antes era público a los pasillos del recinto legislativo.

Los guardias de seguridad ahora tienen órdenes de impedir el paso a los medios de comunicación y público en general, algo nuevo que aleja a los legisladores de la población que votó por ellos, cuando el espíritu de la Cuarta Transformación es todo lo contrario.