
El Hospital General Regional de Zona número 17 del IMSS en Cancún atiende entre cuatro y seis nuevos casos de cáncer infantil al mes, lo que representa entre 50 y 70 diagnósticos anuales de niñas, niños y adolescentes provenientes de todo el estado. Esta cifra, de acuerdo con el oncólogo pediatra Sergio Rubén Cobo Ovando, representa un incremento en comparación con años anteriores.
En Cancún se concentra la mayor parte de los diagnósticos, al contar con el único hospital público en la entidad que ofrece servicio de oncología pediátrica.
El especialista explicó que los tipos de cáncer más frecuentes en menores son la leucemia linfoblástica aguda, que representa alrededor del 40 por ciento de los casos, además de los tumores del sistema nervioso central y los linfomas.
Cobo Ovando sostuvo que en Quintana Roo el cáncer infantil se ha convertido en una alerta silenciosa, al advertir que una detección tardía reduce considerablemente las posibilidades de supervivencia y complica el tratamiento. Por ello, subrayó la importancia de capacitar al personal médico de primer contacto y de sensibilizar a la población sobre los signos de alarma.
Abasto y denuncias por desabasto
Aunque autoridades del IMSS aseguran que actualmente hay abasto suficiente de medicamentos oncológicos, madres y padres de pacientes han denunciado, hasta hace unas semanas, retrasos y faltantes intermitentes en hospitales de Cancún y Playa del Carmen.
Los reportes ciudadanos señalan ausencias de fármacos como vincristina, doxorrubicina, metrotexato y ciclofosfamida, claves en el tratamiento de leucemias y linfomas, así como de medicamentos de soporte como antibióticos de amplio espectro, antieméticos, analgésicos y factores estimulantes de colonias. Su falta, afirmaron, puede poner en riesgo la vida de los pacientes al interrumpir los protocolos de tratamiento.
El costo de la atención
Aunque en el sector público el acceso al tratamiento es gratuito, las familias de pacientes con cáncer infantil suelen absorber gastos paralelos relacionados con traslados, estudios específicos, alimentación especial o medicamentos que no están disponibles en farmacia hospitalaria.
En hospitales privados, el tratamiento puede alcanzar hasta 1.2 millones de pesos al año, dependiendo del tipo de cáncer y las complicaciones que se presenten. Además de las quimioterapias, los menores pueden requerir radioterapia, intervenciones quirúrgicas para extirpar tumores, trasplantes de médula ósea en casos avanzados, y terapias complementarias de rehabilitación física y psicológica.
Síntomas de alarma
El oncólogo pediatra insistió en que la detección temprana salva vidas. Algunos de los signos que deben vigilarse son:
- Fiebre persistente sin causa aparente.
- Moretones y sangrados frecuentes.
- Palidez, cansancio excesivo o somnolencia.
- Crecimiento de ganglios en cuello, abdomen o testículos.
- Dolor de cabeza intenso y continuo.
- Crecimiento anormal de la cabeza en bebés.
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Madres y padres consultados coincidieron en que el mayor temor no es solo el diagnóstico, sino la posibilidad de no contar siempre con los medicamentos. “La quimioterapia llegó a tiempo para mi hijo, pero no siempre los antibióticos o el medicamento para las náuseas”, compartió Laura Pérez, madre de un niño con leucemia.
Por su parte, Carlos Ramírez, padre de una adolescente con linfoma, señaló: “Nos dicen que ya hay abasto, pero cualquier retraso en el tratamiento genera angustia. Un día de espera puede significar una recaída”.
Llamado a la acción
En el marco del Mes de la Concientización del Cáncer Infantil, el IMSS y la Secretaría de Salud de Quintana Roo organizan pláticas de prevención para padres de familia y capacitación para médicos de primer contacto. Estudiantes de pediatría realizarán además murales en áreas hospitalarias como parte de una campaña de sensibilización.