Alrededor de 200 comerciantes del histórico Mercado Viejo, Ignacio Manuel Altamirano, en Chetumal, son afectados por las bajas ventas que azotan diariamente a los venteros desde aproximadamente hace cinco años atrás.
Los afectados señalaron que la afluencia de compradores locales y extranjeros ha decaído gradualmente, por lo que las ganancias han decaído en un 70% desde el 2021, hecho que perjudica la calidad de vida de las familias y vendedores que dependen de las ganancias diarias.
Así pues, Trinidad May, comerciante de ropa y cosméticos describió la situación como “fatal”. La tendera rebeló que año con año las ganancias decaen cada vez más, incluso, durante las “temporadas altas” las ventas no han sido gratificantes.
La agraviada mencionó que, durante las fiestas decembrinas del 2024, los comerciantes esperaban un incremento significativo en las ganancias, como en las navidades pasadas, no obstante, la temporada transcurrió como cualquier otra.
En ese aspecto, la tendera lamentó el hecho, pues la mala situación la ha obligado a bajar de precio a sus productos, pese a que las ventas no cumplen con las expectativas, puesto que años atrás vendía hasta dos mil pesos a diario, en contraste con los trescientos pesos que vende ahora.
Por su parte, Martina Fuentes, comerciante de ropa, compartió la misma opinión. Agregó que la venta de prendas y cosméticos es más difícil para ellas, puesto que la implementación de tiendas departamentales y el surgimiento de boutiques de ropa en las demás partes de la ciudad les han ganado terreno en la última década. Mencionó que los fines de semana suelen vender un poco más entre semana, pero no pasa más allá de los quinientos pesos.
La misma situación es para los carniceros y vendedores de frutas. Don Jesús, quien ha trabajado en el mercado por 31 años, rebeló que en el último año cerraron más de la mitad de los locales en el área de carnicería.
Atribuyó la situación al surgimiento de los supermercados, no obstante, también comentó que los pasillos de carnicería lucen sucios, por lo que seguramente las personas optan por comprar en los supermercados, donde los espacios se encuentran más iluminados y con personal de limpieza constantemente.
Relató que con su negoció sacó adelante a su esposa y a sus dos hijos, quienes lograron especializarse en la universidad. Sin embargo, las ganancias actuales ahora solo alcanzan para solventar los gastos de él y su esposa.
Indira Poot, comerciante de chácharas, estacó que el decaimiento del mercado ha sido por la mala gestión de las autoridades encargadas.
Mencionó que, aunque algunos locales ya no cuentan con dueños, otros han sido comprados por trabajadores del Ayuntamiento de Othón P. Blanco. En relación con ello, la propietaria rebeló que los propietarios adquirieron los locales para “asegurar” un negocio luego de que su gestión haya concluido, por lo que mantiene cerrados a la fuerza varios locales, pese a que algunos ciudadanos han querido rentarlos con fines comerciales.
Indira señaló que los pasillos con locales cerrados dan un mal aspecto al mercado, parece clandestino, mencionó. Asimismo, la falta de comerciantes contribuye a que la ciudadanía permanezca desinteresada por el recinto.
De igual forma, subrayó que la infraestructura del edificio ha permanecido sin mantenimiento desde años. Varios locales suelen presentar severas filtraciones de agua lluvia durante la presencia de fenómenos climatológicos.
La plaga de palomas mancha las paredes de su excremento y genera una condición insalubre en las instalaciones. Es una problemática que ninguno de administradores que han pasado por el mercado ha querido atender, aseveró Indira. La tendera agregó que las autoridades no deberían dejar morir el mercado, pues es parte de la historia y cultura de Chetumal. Asimismo, el edifico aún alberga a personas que día con día buscan cómo salir adelante mediante su trabajo honrado. Destacó que las autoridades no han puesto suficiente empeñó para traer a la vida el histórico edificio y que, por lo contrario, se han concentrado en sus propios problemas, relegando al olvido a los más de 200 comerciantes.