Yucatán

Educación en los ámbitos federal y estatal

Rolando Bello Paredes

Ya leí, y vuelto a leer, el eje del Plan Nacional de Paz y Seguridad denominado “Garantizar empleo, educación, salud y bienestar”, y aún no lo entiendo. Este señala lo siguiente:

- “La reducción de la pobreza, la marginación y la desintegración familiar y social ofrecerá una base perdurable para disminuir la comisión de delitos de toda clase. Con programas de desarrollo y bienestar sectoriales, el gobierno fortalecerá el sector social de la economía e impulsará su entrada en energía y telecomunicaciones”.

No me dice nada, por ejemplo, de cómo se “garantizará la educación”. El asunto ya está considerado en la Ley Fundamental de los mexicanos, cuando señala como una obligación del Estado mexicano “garantizar la calidad en la educación obligatoria”, que comprende educación básica y media superior.

La mayor parte del discurso del presidente electo, en la materia, se ha reducido a su ofrecimiento de “cancelar” la Reforma Educativa. Nada más. Lo que se apunta en el referido Plan, no explica cómo sería su “garantía educativa”, mucho menos cuál será el programa de la materia durante su administración.

Alguien podría argumentar que se le exige demasiado al presidente electo, cuando aún no ejerce el cargo, pero él ha propiciado esta situación al apurarse a ocupar los espacios públicos, casi como si ya estuviera en el pleno ejercicio gubernamental.

En efecto, una vez en el cargo, estará obligado también a expedir el Programa Nacional de Educación para el período 2018-2024, en el que se expondrá la visión educativa del gobierno que se autodenomina la “cuarta transformación” de la República. Unicamente ha dicho, con cierta vaguedad, que “el impulso a la educación será fundamental” y que él “está a favor de la educación pública”. Nada novedoso: Todos los presidentes han dicho lo mismo, palabra más, palabras menos.

¿Y cómo se está en el caso yucateco? El gobernador del estado, durante su campaña política, ofreció “generar acciones que les permitan a los docentes tener una mejor preparación, para optimizar su desempeño en las aulas y aspirar a mejores sueldos”, y que “generaría becas” para que “todos” los estudiantes de escuelas públicas y privadas, “puedan capacitarse y seguir estudiando”.

Limitado a dos asuntos, propiamente económicos, que impactarían el presupuesto de egresos de la entidad. Aunque es preocupante que en su discurso inaugural ante el Congreso estatal, el pasado 1 de octubre, sólo hiciera, no sé si angustiado o no, una breve referencia al tema: “En algunas zonas de Mérida como en casi todo el interior del estado, sigue el flagelo de una sociedad con insuficientes oportunidades de acceso a la educación”.

Al igual que en el ámbito federal, también habrá que esperar el programa estatal de educación, que elaboraría la Secretaría del ramo, para conocer su política educativa.

Ojalá y en el vuelo de regreso de Corea a Mérida, el gobernador de Yucatán no se duerma y haga algún esquema, aunque sea simbólico, de lo que sería su visión educativa para los siguientes seis años.