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En ninguna parte del país hay una dependencia que se haga cargo de las políticas públicas dirigidas al suelo, su degradación, contaminación, investigación, cuidado; sólo hay esfuerzos aislados, pero no un dato que dimensione los efectos de la industrialización o de la actividad agropecuaria, coincidieron en señalar investigadores y funcionarios del Inegi.
En el marco del Día Mundial del Suelo, declarado desde el 2014, investigadores del Inifap organizaron el 1er. Simposio del Día Mundial del Suelo “Conociendo los suelos peninsulares”, donde tras las primeras presentaciones surgió la inquietud de los asistentes, tanto del Inifap como del Inegi, porque no hay una dependencia que genere políticas públicas para los suelos y, lo más cercano que opera, es la Comisión de la Cuenca de la Península.
Esfuerzo aislados
“El problema es que la cuenca no nos clasifica como realmente es Yucatán, acá no hay cuenca, acá hay suelo kárstico, son cenotes, es agua subterránea, donde el nivel de degradación no sólo se debe ver en suelo, sino en agua, van ligados, nuestro suelo es muy diferente y no está clasificado”, explicó Yameli Aguilar Duarte, investigadora del Inifap.
Durante el tiempo de preguntas y respuestas, los investigadores hicieron hincapié en que hay esfuerzos aislados que estudian y analizan los suelos de Yucatán, pero no una política pública que guíe los esfuerzos ante la degradación y contaminación con actividades como la construcción, las actividades agropecuarias o la instalación de empresas de materiales para construcción.
Alejandro Cano González, investigador del Inifap, recordó que la ONU instituyó el día 5 de diciembre de cada año como el Día Mundial de Suelos ante la degradación de los mismos.
Recordó que, sin suelo, la vida en la tierra es insostenible, que el suelo es la vida de la agricultura, que el suelo es la mayor reserva de carbono orgánico y para Yucatán el almacenador de agua.
Recordó que la ONU ha dicho que unos 815 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y 2 millones no disponen de alimento en el mundo, entre otros factores porque una tercera parte del suelo en el mundo está degradado y el 95 por ciento de los alimentos viene del suelo.
Entre algunas de las actividades contaminantes y que degradan el suelo figuran: la industria, la urbanización, la minería y la agricultura no sustentable, así como descargas de residuos sin procesos adecuados y que se traducen en verter agua con altos niveles de salinización.
El lema
Este año, el lema de la INU es “Combatir la contaminación y ser la solución”.
En este marco el Inifap realizó el Primer Simposio de Suelos, donde Yameli Aguilar Duarte, fundadora de la Asociación Mexicana sobre Estudios del Karts, señaló que los suelos de Yucatán son diversos, derivado del impacto del meteorito, razón por la que en algunas zonas hay rocas calizas formadas por minerales con restos de animales. Por esta razón es que el agua de lluvia se filtra y forma hoyos, cavernas, cuevas, que se conocen como paisaje cárstico.
“En la Península está la mayor recarga de agua, estamos a no más de 40 metros sobre el nivel del mar, esto hace que se tengan hoyos, cuevas, tinajas, dolinas, aguadas, cenotes, conductos. Las implicaciones de tener este suelo es que nos abastecemos de aguas subterráneas y, sin una adecuada gestión, tendremos deforestación, salinización y contaminación por pesticidas”, dijo.
Funcionarios del Inegi comentaron que la Conafor no se dedica a los suelos, sino a la reforestación y es necesario que exista un plan para atender la degradación del suelo, nosotros reclasificamos, pero no hay más”, dijeron.
Coincidieron en que es necesario organizarse.
(Verónica Martínez)