Por Edmundo Contreras
Casos y Cosas
La apertura de más gasolineras en la ciudad de Mérida es muestra de la forma en la que se avasallan disposiciones legales en aras de concretar nuevos negocios o ampliar los que ya operan en la urbe, no obstante se trata de una actividad de alto riesgo que por lo mismo ha venido convirtiendo la ciudad capital en una bomba de tiempo en virtud de que existe una saturación con los expendios ya en operaciones, por lo que la apertura de nuevos expendios de combustible radicaliza las cosas y exhibe las marrullerías que se privilegian para lograr las autorizaciones correspondientes a pesar de que la normatividad vigente lo prohíbe.
Lo de las gasolineras en Mérida es brutal, pues actualmente funcionan en todo el estado un total de 265 estaciones de servicio y de éstas más de 150 están en esta ciudad capital, donde además están en proceso de construcción unas 20 gasolineras más, en tanto que en los tribunales se ventila lo correspondiente a otras 25, entre las que figura un expendio en la Avenida Cupules propiedad del Grupo Lodemo, y que no obstante el Programa de Desarrollo Urbano no permite su apertura, sus promotores han iniciado el proceso “de costumbre” para obtener las autorizaciones necesarias a partir de presentar una solicitud ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), para la evaluación de impacto ambiental del proyecto, que resulta el primer paso para la apertura de dicho expendio.
Es decir, la normatividad es manipulada en el negocio de las gasolineras, como se informa en el reporte del caso, los caminos para burlar la ley son los mismos, una solicitud de uso de suelo a la Comuna que es “negada” pero con argumentos combatibles, para que se promueva la “reconsideración” ante el Tribunal de los Contencioso Administrativo y, finalmente, la entrega del permiso “condicionado” del Ayuntamiento que da forma al entuerto que tiene un solo resultado: la ciudad se ha llenado de gasolineras, incluso en zonas habitacionales y cerca de escuelas y hospitales.
Así las cosas, tenemos que en un año Yucatán tendrá más de 300 estaciones de servicio, sin duda demasiadas, más de las que necesita un estado con alrededor de 2 millones de habitantes y un padrón de alrededor de 600 mil vehículos, siendo que en Mérida se llegaría a unas 170 gasolineras para un padrón de poco más de 450 mil vehículos, debido a que concentra casi el 75 por ciento del padrón total, derivado todo de que LA NORMATIVIDAD ES MANIPULADA EN EL NEGOCIO DE LAS GASOLINERAS.