PROGRESO, Yucatán, 29 de septiembre.- Muchos adultos cuando están en contacto con el mar vuelven de inmediato a la niñez, acostados en inflables o simplemente admirando esta belleza natural, que muy pocas comunidades poseen.
Esto es lo que se vivió en esta jornada sabatina playera, la última del mes de septiembre, con un calor agobiante que obligó a casi todos a echarse un chapuzón en el mar.
Así como los niños que se divierten, sin medir consecuencia, ni si los ve o critican, muchos adultos se transforman con sólo tocar el mar, y retroceden como en un túnel del tiempo a la más tierna infancia, aunque sea por unas horas.
Una familia, de las muchas que arriban a Progreso, llegó cargada con todo lo necesario para pasar un día muy especial, incluso el jefe de la casa estaba sembrando un poste para colocar la sombrilla gigante a fin de protegerse de los rayos del sol, que caían como plomo.
Las personas que llegan a este puerto generalmente buscan mesas que los restaurantes colocan en la arena, ya que dentro de los establecimientos no les gusta, porque se sofocan.
Hoy una dama estaba acostada en un inmenso inflable en forma de cisne de color rosa, mientras otro adulto daba alimento a las gaviotas en pleno vuelo.
(POR ESTO!/ Corresponsalías)