Yucatán

Atender la salud será siempre lo primero

Por Romeo Frías Bobadilla

En un abrir y cerrar de ojos

La especialista Escobedo Ruiz dijo, en una ocasión, que dado el volumen de pacientes que trata la Unidad de Rehabilitación de Progreso, podría convertirse en un día no lejano en un minicentro, pues empezamos con que ya tiene dos turnos y eso es muy importante, contar con una terapista de lenguaje, con un maestro de educación especial y una psicóloga y con el nutriólogo que se tiene por las mañanas y un poco más de equipo. Progreso contaría con un minicentro de rehabilitación.

Entre los servicios básicos con que cuenta la Unidad de Rehabilitación está la valoración médica integral, ejercicios de fortalecimiento, estimulación múltiple temprana a los recién nacidos, estimulación a niños que no caminan, e hidroterapia (compresas), entre otros.

Entre los casos más frecuentes que tratan están la embolia, que lamentablemente puede sufrirlo varias veces el paciente y en una de ellas fallece, reumatismo, artritis y ésta, a la vez, va deformando los dedos y llega el momento en que la persona se convierte en un discapacitado y se han dado casos que hasta dejan de trabajar, lesiones cerebrales, especialmente, en los niños.

Finalmente, dijo que la población no se cuida, no existe la cultura de la prevención, pues es más fácil prevenir que lamentar y muchas veces con ciertos padecimientos ni así la gente previene trágicos desenlaces.

Progreso y la prosperidad de los pueblos

La apertura de Progreso como puerto de altura y cabotaje estuvo tan bien calculada que ayudó a la prosperidad de muchos pueblos y hoy está considerado como el puerto número uno de la Península, por sus sistemas de operación y por la forma en que ha reflejado beneficios a todo el Estado.

Desde que estaba en proyecto este lugar se vislumbraba no sólo en la idea lo positivo que sería para otros lugares, sino en lo práctico ayudó a levantarse a muchos pueblos costeros que antes no tenían otros medios de movilizar sus productos.

Así pues, Progreso abrió posibilidades de mejoramiento a aquellos que tenían crías de ganado, pues iban a contar con buen pasto de las sabanas próximas a este lugar.

El camino que se abrió entonces entre Progreso y Mérida dio oportunidad a las antiguas poblaciones que se encontraban a lo largo del mismo, a disponer de buena postura, por una parte, y de productos del mar y la ciénaga por otro, para su subsistencia.

Esto, por lo que respecta a los poblados y fincas que existían desde Buenavista hasta San Ignacio, a un lado del camino mencionado.

Pero mayores beneficios dispensó a los pueblos de la costa oriental, cuyas tierras federales necesitaban de un puerto como Progreso para recibir sus productos y distribuirlos.

De esta manera, el sector mencionado disfrutó de mayor desarrollo al contar con Progreso, repetimos, para sacar sus cosechas y enviarlas a la capital del Estado a través de este puerto.