Yucatán

Como agua fresca y cristalina corrió la charla de Carlos Prieto

Ariel Avilés Marín

Tener el don de la palabra es un privilegio, tener el don de dominar el arte de la música lo es también, mas son sólo unos cuantos los elegidos y tienen la capacidad de haber sido tocados con el don de dominar ambos campos, tal es el caso de Carlos Prieto. Genial violonchelista, reconocido escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente a la RAE, sabe conjugar con absoluta maestría virtuosa ambos dones, y con absoluta generosidad los compartió con quienes tuvimos el privilegio de asistir y disfrutar ambas demostraciones de su difícil facilidad para la una y la otra.

La tarde noche del jueves 6, en el Palacio de la Música, se dio cita un gran número de gente que fue convocada por el mágico nombre de Carlos Prieto. Y que salió totalmente complacida de haber escuchado una amena charla y tres magistrales interpretaciones al chelo. El destacado músico y escritor ya ha estado otras veces en nuestra ciudad, la primera de ellas, participando en los conciertos de la desaparecida sociedad Pro Arte, para la cual hizo dos presentaciones, a dúo con el piano de Edson Quintana, y con el Cuarteto Prieto; posteriormente se ha presentado un par de veces con la OSY y bajo la dirección del Mtro. Juan Carlos Lomónaco; y en otra ocasión con el reconocido Trío México. El evento fue presidido por el Mtro. Roger Metri Duarte, titular de SEDECULTA; el CP Roberto Abraham Mafud, presidente del Patronato Cultura Yucatán; la Sra. Margarita Molina Zaldívar, presidente del Patronato de la OSY; y Don Adolfo Patrón Luján, gran promotor de nuestra sinfónica.

Para dar paso a la charla del Mtro. Prieto, el Mtro. Enrique Martín Briceño, director general de la ESAY, nos introdujo en materia; en su introducción nos expuso: “Carlos Prieto, sabe establecer profunda comunicación con su público, cuando toca, toca para cada uno de sus escuchas en particular y establece con él una comunicación. Su violonchelo mueve y conmueve al oyente”. Hizo mención de los diez libros que ha escrito el maestro, de los cuales destacó “Mis Recorridos Musicales por el Mundo”; resaltó las distinciones que ha recibido, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes y la Medalla de Bellas Artes.

El Mtro. Prieto toma la palabra e inicia su exposición. “Voy a hacer comentarios sobre mi libro ‘Apuntes Sobre la Historia de la Música en México’, que fue impulsada por el Seminario de Cultura Mexicana; como la agrupación se funda en 1942, originalmente me propongo hablar de lo hecho de ese año hasta 2012, pero como Silvestre Revueltas había muerto en 1941, decido ampliar la obra y termino abarcando desde la música precolombina, para seguir con el virreinato y los demás tiempos venideros”; continúa señalando a Fray Pedro de Gante como el fundador de la primera escuela de música en América. Destaca a Silvestre Revueltas como uno de los mejores músicos mexicanos de todos los tiempos, y de Yucatán, al compositor contemporáneo Javier Alvarez. “Javier me dedica una obra, ‘Serpiente y Escalera’ que yo estreno”. Continúa con el rumbo que ha de tomar su vida y nos relata que en 1955, cuando tiene sólo diecisiete años, decide irse a estudiar a la Universidad de Massachusetts. “Ya a los quince o dieciséis años, había dado muchos conciertos, pero no estaba decidido a tomar la música como mi camino de vida, así que me voy a Boston y me aceptan y egreso como Ingeniero en Metalurgia y Licenciado en Economía; regreso, me establezco en Monterrey, me caso, nacen mis hijos; pero decido dejar todas estas actividades y retomar la música. Todo mundo pronostica que muy pronto dejaré la música y regresaré a mis actividades. Llevo ya cuarenta años en ella y sigo en la música”, afirma con gran convicción. “No me percato del tiempo, pero aquí estoy”, dice con gran entusiasmo.

Sus intereses se dirigen a la obra de Dimitri Sostakovich y en dos meses ya conoce la totalidad de la obra de este autor ruso del S. XX. “Por amor a la obra de Sostakovich, tomo clases de ruso ¡hasta científico! Que no me ha servido para nada en la vida, pero lo aprendí (risas). Hace cuarenta años que no me dedico a ello, pero soy un ingeniero obsoleto y economista obsoleto también”, dice con gran regocijo.

“En 1959, llega a México una delegación rusa encabezada por Mikoyan, que era una figura de primera línea en la URSS, y van a visitar Monterrey. Me llaman de la Embajada Soviética y me dicen: Nuestro traductor se enfermó, te necesitamos como intérprete. A resultas de este hecho, Mikoyan me dice: ¿te interesa ir a estudiar a Rusia? Sería en la Universidad Mosofostov. Consigo los permisos en mi trabajo; la beca llega dos años después; así se inician múltiples estancias en la URSS y luego en la Nueva Rusia. Esto me da la oportunidad de conocer personalmente a Sostakovich. Otra gran figura rusa que conocí y traté fue Igor Stravinski, lo conocía desde México, era amigo de mis padres, solía ir a comer a la casa, lo conocía desde que yo era un niño. Stravinski vivía en USA, estaba en muy malos términos con el gobierno ruso; la dirigencia de Rusia hablaba pestes de él, y por su parte, él decía cosas terribles del régimen ruso. Lo veo en 1959, ha venido a la inauguración de una exposición de pintura, de su esposa Vera, que era una excelente pintora. Por cierto, Stravinski era un gran taurino (sale a colación otra importante faceta del Mtro. Prieto, la tauromaquia), en 1962, en México, me pide: ‘Invítame a los toros, soy un gran amante de la fiesta y un gran conocedor’. Al salir el primer toro pude comprobar que sus conocimientos no eran tan profundos. ‘¿Qué es, toro o vaca?’, me pregunta. Ha ido a la plaza con nosotros Robert Koraft, y al segundo toro dice: ‘vámonos’, Stravinski responde: ‘No, no nos vamos hasta que caiga el sexto toro’, y nos quedamos hasta el final de la corrida”.

A estas alturas, Prieto ha hablado ya más de una hora, y el público, expectante, no se ha perdido una sola palabra. Continúa la charla con la estancia en Moscú. “Leo en el periódico que ha llegado Stravinski; ¡no doy crédito! Lo voy a visitar a su hotel y amablemente me invita a sus conciertos. El cumplía entonces ochenta años. Después del concierto, me invita a cenar en su hotel, ya ahí le pregunto: ¿cómo es que vino? Yo recuerdo su tensa relación con el gobierno soviético. Con gran desparpajo, me dice: ‘Yekaterina Yutzivan, la ministra de Cultura, no sabe nada de música, no tiene la menor idea de quién soy yo; he estado cincuenta años fuera de mi patria, era hora de regresar’. En esa época recorro toda Siberia dando conciertos. Siberia es muy bella, pero terriblemente helada”.

Pasa a otra etapa de su vida, es ahora sus hechos ocurridos en China. “Llego a China en 1979, apenas tres años después de la muerte de Mao; su gobierno ha hecho un terrible ataque a la música, ha habido una prohibición casi total. Voy a dar clases y encuentro unos alumnos de un nivel muy bajo, pero con un entusiasmo muy alto, lo cual me hace pronosticar: ¡Recuperarán muy pronto el tiempo perdido!, y no me equivoqué; China está produciendo en la actualidad grandes músicos, excelentes pianos. Ahí está Yo Yo Ma, como ejemplo, él nace en París de padres chinos, tiene una hermana, ambos con gran talento, ella estudia violín. Los evalúa Isaac Stern, primero escucha a la niña y dice: ‘¡tiene un talento fenomenal’, luego escucha al pequeño con su chelo, exclama: ‘¡este es un caso único!’ y vuelca toda su atención en el niño. Estando en Nueva York, Yo Yo Ma va a comer a mi casa, lleva su chelo, tocamos varios dúos; mi esposa nos llama a la mesa, Yo Yo Ma me dice: ‘no guarde el chelo, dejemos los chelos juntos, puede haber un embate amoroso’; nueve meses después lo encuentro de nuevo en Massachusetts y me pregunta: ‘¿no hubo frutos?’ (risas), le respondo: Nada. Y decidimos encargar a Samuel Siman una suite para dos chelos, la he tocado con Yo Yo Ma en muchos lugares del mundo.

Ahora la escena se traslada a Sevilla. “En esta ciudad de Andalucía, Yo Yo Ma conoce la música andaluza, de nuevo entra al quite Samuel Siman; le encargamos ahora una obra para dos chelos y dos guitarras. En esos momentos, está dirigiendo en Córdova Leo Brouwer, y decidimos que la parte de las guitarras la componga él; Yo Yo Ma quiere que se estrene en La Habana, consigue el permiso del gobierno norteamericano y hace tres años, la estrenamos en La Habana. Ahora en México; Yo Yo Ma y yo planeamos varios conciertos, entro en contacto con el Lic. Esteban Moctezuma, de Fundación Azteca y tocamos con la orquesta de niños de Esperanza Azteca, por el número tan grande de niños, Yo Yo Ma se entusiasma y quiere ahora una composición para dos chelos y una orquesta de mil elementos. Samuel Siman dice: ‘Dos chelos y mil músicos ¡imposible!’; con mucha labor de convencimiento logro que Samuel acepte hacer un concierto para dos chelos, orquesta y un coro de más de quinientos cantantes. La obra se estrena en la Sala Nezahualcóyotl, hace dos años y con la orquesta de Esperanza Azteca. ¡Es una obra única de Siman! Creo que he hablado demasiado, le toca su turno de hablar a Chelo Prieto”, dice con gran gracia. Una cerrada ovación de pie festeja la charla de Carlos Prieto y cede la voz a su soberbio chelo Stradivarius.

El Mtro. Prieto nos obsequia con la magistral interpretación de tres obras. Inicia con la Suite No. 3 de Johann Sebastian Bach, para chelo solo. La obra consta de cuatro movimientos: Preludio, Sarabanda, Buré y Giga. El primer movimiento, Preludio, inicia con una clara digitación, el arco se acerca y aleja del mástil, según lo exige la calidad de las notas y la sonoridad necesaria, recurre a la cejilla y también a notas dadas con dobles cuerdas o saltando de una a otra cuerda. La Sarabanda, inicia lenta y suave, con delicados cambios de la 4ª a la 1ª cuerda, y notas dobles ejecutadas sobre 2ª y 3ª cuerdas; los cambios son tan sutiles que parecen salir juntas las notas de 4ª y 1ª, canta notas muy sentidas en delicado pasaje lleno de emotividad y nos lleva a delicado final. El Buré, es alegre a tiempo de danza con un tema que se repite y se desarrolla en variaciones, para retomarse y pasar a nuevas variaciones ricas y alegres para rematar con gran entusiasmo. El Giga, aborda un tema saltarín cantando con alegría, con rápidas arcadas, cantando ligero y veloz, hay rápidos cambios de 4ª a 1ª cuerda y también notas a dobles cuerdas y compases muy barrocos, rápidos y virtuosos en los que, el manejo del arco es el eje de la ejecución con agilidad y delicadeza, de nuevo ejecuta saltos de 4ª a 1ª con gran agilidad y nos lleva a un lucido y virtuoso final de la obra.

En seguida, el chelista ejecuta una obra del compositor Eugenio Tussaint titulada “Bachriasión”, la cual está inspirada en el Preludio de la Suite No. 1 de Bach, pero en la que el autor pone de manifiesto su gran admiración por el Jazz de los 40’s. Es una obra bachiana y jazzística al mismo tiempo, entendiendo esto como la adopción del espíritu barroco, con la alegría y sonoridad del Jazz. La obra es ágil y virtuosa, juega con armonías difíciles las unas y delicadas las otras, exige el uso de la cejilla en pasajes muy difíciles y nos lleva a un final totalmente jazzístico.

Surgen varias preguntas del público. ¿Por qué el libro sobre Sostakovich? Es un homenaje a la gran influencia que tuvo sobre mi vida. ¿Realmente, Revueltas es el mejor compositor mexicano? No he dicho que sea el mejor, hay muchos y muy grandes, pero el talento excepcional, fue él. ¿A qué se debe que los músicos rusos destaquen tanto? Rusia estuvo muy adelantada en el S. XX; le dio gran importancia a la enseñanza de la música; no es que los músicos rusos sean mejores, es que tienen mejores sistemas de enseñanza.

Cierra el evento con la maravillosa Suite No. 1 para chelo de Juan Sebastián Bach, de la que nos obsequia el preludio. Delicada obra, barroca de pura cepa que pone en juego toda la capacidad técnica del intérprete. Larga y cerrada ovación de pie, se tributa a la figura excepcional de Carlos Prieto.

Salimos del Palacio de la Música, con el grato sabor de haber paladeado un verdadero privilegio.