Yucatán

Costumbres yucatecas prehispánicas y coloniales

En el salón de usos múltiples 2 del Gran Museo del Mundo Maya hubo una charla sobre tradiciones y costumbres yucatecas prehispánicas y coloniales, algunas de las cuales se conservan en la actualidad.

Se habló, por ejemplo, de las parteras mayas, de la virgen sin cabeza de Tecoh y de la ceremonia del j’eets meek, entre otras.

El jeeets meek nos permite entender nuestro papel en la comunidad. Se lleva a cabo en los primeros meses de vida de los niños y las niñas y en ella se emplean elementos que se cultivan en la milpa, como stop (pepita gruesa), kaa (maíz quemado y molido), je (huevo).

Antes de que nazca su hijo o hija, los padres seleccionan a sus futuros compadres. Buscan que sean personas que lleven una vida ejemplar. Además, el género de los padrinos debe coincidir con el género del bebé. Esta ceremonia esta íntimamente ligada a los consejos de los progenitores. La elección de los compadres y comadres se realiza por la trayectoria de vida y trabajo desarrollado en la comunidad, ya que este sirve de referencia al ahijado.

Los ancestros han enseñado que no hay que menospreciar este tipo de invitaciones y que implican un largo compromiso durante la existencia. La selección de los compadres tiene un enorme significado para los padres del bebé porque ellos aseguran en primera instancia que, en caso de fallecer, el padrino o la madrina será la persona idónea para retomar la función de orientar al ahijado por los caminos de la vida. Los padrinos tienen la obligación de incidir en la vida del ahijado para que esta se apegue a los usos y costumbres mayas, tutelando su crecimiento y desarrollo. Es una responsabilidad que forma parte de las encomiendas reproducidas a diario en la vida familiar y comunitaria maya. De tal forma que a través del jeets meek se reproduce la cultura maya en la vida de cada uno de los descendientes que viven a lo largo y a lo ancho de la península de Yucatán.

Apadrinar a alguien en la ceremonia del jeets meek significa aceptar los compromisos que conlleva esta ceremonia tradicional. Además, tiene otro gran significado. No solo se amalgaman los intereses de los padres, sino también simbólica y formalmente el bebé deberá asumir el conocimiento del entorno, como es el trabajo de la milpa, el uso de las plantas medicinales, el aprender a cocinar, el lavado, aprender a leer y hasta el uso de los equipos modernos.

En la mesa-panel participaron Harold Amábilis, Wilbert Moo, Ricardo Osorio y Roberto Herrera; fue moderada por Félix Alpuche Sosa y organizada por la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.

(Conrado Roche Reyes)