Yucatán

AMLO no es un mago

Lorenzo Salas González

Los que ven el incansable trabajo del Presidente de la República asumen posiciones distintas: Si simpatizan con él, reconocen sus esfuerzos y hasta los agradecen. Es más, hay quienes lo bendicen y le desean larga vida. Los que no simpatizan con él, niegan la existencia de sus logros, les buscan errores y si no los encuentran, se los inventan.

Sus adversarios políticos buscan en nuestra historia a algún expresidente al que consideran pésimo y le adjudican defectos en su actuación y establecen parangones inexistentes o reales, el caso es fijar en la mente de los radioescuchas, televidentes o lectores, que el Primer Mandatario no sabe gobernar.

Las críticas raras veces son mesuradas o razonables, porque la mayoría evidencian su condición de clase, como sucedió en la marcha fifí, donde la más reiterada fue la cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México, como si 125 millones de mexicanos hubieran resultado afectados con tal hecho, cuando sólo el 5% de los mexicanos usan el avión para transportarse dentro o fuera de nuestro territorio. Una elegante señora se quejó de que el aeropuerto le haya quedado tan lejos y que va a tener que pagar 3 mil pesos en taxi para llegar al de Santa Lucía. Obvio, no pensó en la clase popular que tiene que pagar el pasaje en varios autobuses para llegar al aeropuerto o, peor, cuando se ve forzada a pagar por el servicio de un taxi desde su colonia hasta el puerto aéreo. La clase acomodada sólo piensa en sí misma, por muy creyente que diga que es.

En los cuatro procesos electorales en los que ha participado, tanto seguidores como adversarios le han atribuido poderes de taumaturgo, de ahí que abunde todo tipo de peticiones y tareas que se antojan imposibles de realizar. Es más, al autor de estas líneas le pareció excesivo que hubiera cien compromisos iniciales para el comienzo de su administración, pero cuando fue cumpliendo uno tras otro y hasta fue adquiriendo más, nos dimos cuenta de su capacidad de cumplimiento. Es evidente que sabe muy bien lo que está haciendo, aunque sus críticos pagados y los gratuitos insistan en que tal o cual actividad va a salir mal. Y sale bien a pesar de los malos augurios.

Muchas veces Denisse Dresser, a la que presentan como si todo lo supiera y en todo acertara, derrapa con alguna frecuencia y cuando se lo hacen notar , tartamudea más que de costumbre, como le pasó cuando debatió con Isabel Miranda de Wallace, quien no sabe mucho pero es enérgica, contundente y segura de sí misma.

Denisse vaticinó una inflación incontrolable, la devaluación del peso frente al dólar y y la quiebra de la economía mexicana. Pero el dólar no ha rebasado los 20 pesos como ocurrió en varias ocasiones con Enrique Peña Nieto. Las fluctuaciones del peso frente al dólar son imprevisibles y dependen de muchos factores no siempre controlables por un país Es más, el valor del peso frente al dólar cambia de banco a banco y de entidad a entidad, hasta que se ponen de acuerdo las instancias bancarias.

El Presidente López Obrador diariamente recibe muchas solicitudes de la gente y procura atender a la mayoría, según su tiempo, posibilidades y complejidad de la petición.

En dos lugares vemos al Presidente muy contento: en el Palacio Nacional, cuando se realizan las “mañaneras”, y cuando sale de gira a algún pueblo o ciudad del interior.

Ojalá todos supiéramos apreciar el enorme esfuerzo que hace para cumplir con los objetivos que se ha trazado para llevar adelante la “Cuarta Transformación” y que cada vez más mexicanos lo apoyemos cumpliendo nuestros compromisos con el trabajo de este hombre extraordinario.

No es un mago, es un hombre.