Yucatán

Transmitamos la alegría de sentirnos amados por Jesús

El padre Luis Alfonso Rebolledo Alcocer, prefecto de la etapa teológica en el Seminario Mayor y capellán de la Provincia Yucatán de los Scouts, dijo ayer en la misa inaugural de la Semana Scout 2019 que lo que distingue a un cristiano es precisamente la alegría de sentirse amado.

–Cuando uno se siente amado verdaderamente por Jesús, transmite esa alegría en cualquier circunstancia, tanto en momentos de gozo como en momentos de dificultad, resaltó.

Ante cientos de niños y niñas scouts, padres de familia y autoridades civiles que se reunieron en el Parque Arqueoecológico de Xoclán, el sacerdote agregó:

–El Evangelio que escuchamos ahorita es el final del Evangelio de Mateo, cuando Cristo resucitado les dice a los 11 discípulos que Él estará con ellos todos los días hasta el fin del mundo. Entonces cuando uno siente la presencia de Jesús, evidentemente se siente amado y cuando uno siente esa alegría, y cuando uno es alegre, comunica la alegría a los demás.

Entonces, los scouts cristianos católicos son llamados a transmitir esa alegría que viene desde la experiencia del amor y la misericordia de Dios.

Gratitud

–Padre, ¿qué no debe hacer el cristiano?

–Evidentemente el cristiano no debe ser ingrato. Cuando uno transmite esa alegría es porque experimenta la misericordia de Dios inmerecida. Es decir, no tenemos méritos, sino los méritos son de Jesucristo y, por lo tanto, es un don gratuito: entonces uno debe sentir gratitud y, cuando uno siente gratitud, debe vivir agradeciendo. ¿Y cómo? Viviendo la misericordia con los demás. Es decir, vivir en gracia es vivir en la gratitud de Dios, es una acción de gracias transmitiendo precisamente el amor y la misericordia de Dios. Pero lo que no debe hacer el cristiano es ser ingrato. El ingrato es el que no tiene gracia, es la persona que a pesar de haber sido perdonada por el Señor, ingratamente no corresponde con sus hermanos a transmitir esa misericordia y ese amor. Y eso se manifiesta en la injusticia, eso se manifiesta en la discriminación, eso se va manifestando realmente en la vida del pecado. Entonces una persona que vive en el pecado es una persona ingrata, porque no está correspondiendo a la misericordia gratuita de Dios.

Yucatán es un Estado desigual

–¿Cómo se explica la injusticia y dónde se manifiesta en la sociedad?

–En distintos niveles. Para empezar, tenemos que reconocer que México es un país desigual. Yucatán es un Estado desigual. Hay una enorme diferencia entre ricos y pobres. Llama la atención, por ejemplo, cuántas inversiones hay y la cantidad de pobreza que hay. Vemos mundos dispares, una Mérida, otra Mérida con otro rostro. La situación de la calidad de vida en Mérida es muy diferente a la calidad de vida en otros municipios. Por ejemplo, se habla de que Mérida es una de las mejores ciudades para vivir de México, y tenemos uno de los municipios más marginados como lo es Tahdziú. Entonces, allí en lo concreto se va notando esta injusticia. También hay una insensibilidad hacia el sufrimiento de los pobres. Nos vamos volviendo cada vez más insensibles, por ejemplo, hacia la gente de la calle, los niños de la calle, y a veces tristemente personas que pueden ir inclusive a misa los domingos, a veces no tratan bien a sus empleados domésticos o a sus empleados en ciertas empresas, etcétera.

En distintos niveles, también, por ejemplo, en los colegios, cuando de repente se discrimina a los niños por su color de piel o por sus apellidos. Palabras que se suelen escuchar en nuestro ámbito como “huiro”, naco, son palabras que desdicen de un cristiano que está llamado precisamente a hacer una acción preferencial por los pobres y los necesitados y marginados.

Una Iglesia más comprometida

A mí me llama la atención que hace poco estaba en la Ciudad Vicentina y les preguntaba a las Hermanas Vicentinas cuántas son, y me dijeron que son 5. Sólo 5 hermanas atendiendo a 50 ancianos y enfermos, y a veces parece que la sensibilidad social no toma en cuenta estas situaciones. Hay grandes obras de la Iglesia y muchas personas están como que encapsuladas en sus zonas de confort, en su comodidad. En ese sentido ahí se va manifestando la injusticia. A mí me parece que hace falta crecer en la conciencia de ser una Iglesia más en salida, más comprometida por las causas sociales –concluyó el padre Luis Alfonso Rebolledo Alcocer.

(Roberto López Méndez)