Yucatán

En el Nombre del Padre

Conrado Roche Reyes

Cuando se peinan canas o ya no hay casi nada que peinar…y casi al mismo tiempo se empiezan también a sumar arrugas, probablemente es el momento de poder decir que uno no ha hecho otra cosa que acumular experiencias y sabiduría y también ha visto a la vida dar algunas vueltas y ya es hora de poner en práctica de todo lo aprendido.

Hoy día no es fácil ser padres. Pues una de las formas más comunes de poner en práctica lo anterior es esperando a ver cómo tus hijos crecen. Eso es “hacerte padre”. Que tus hijos te llamen papá no tiene más mérito aparente que haberle dado a tu hijo la vida y esperar que él te dé a ti la posibilidad de más tarde darte una nueva vida. Esto es posible gracias a una cadena de transmisión de la experiencia vital de que tu hijo tenga un hijo. Eso te hace un doblemente papá. Poder entonces proyectar toda la sabiduría y experiencia acumulada desde tu experiencia paternal en primera persona.

La naturaleza es muy sabia y para ser padres tenemos que prepararnos, porque siendo algo tan evidente, tienes que estar en la primera fila del anfiteatro para ser el mejor papá.

El cariño contenido durante años anteriores o la sobreprotección como forma de cariño hacen que algunos padres no acertemos en cuál es nuestro verdadero papel cuando ya nos llega la hora de la madurez de los hijos y ellos serán padres a su vez algún día, muy arcano e inesperado.

Los padres somos los protagonistas principales del acontecer familiar, no personajes secundarios. La sabiduría de la vida y las experiencias acumuladas tienen que ayudar a los padres a saber que su papel no está sólo en formar parte de la afectividad y la unidad del gran paisaje familiar, a veces sólo con su presencia.

Para conseguirlo los padres deben de ser exquisitamente cuidadosos en no caer en los posibles excesos de confianza en el hogar familiar y marcar el necesario respeto a la intimidad entre sí como con sus hijos en la familia nuclear.

Ser padre forma parte de un relato dentro de la narración de la vida familiar de los hijos, por eso no se debería de exceder, no se puede ejercer ningún cargo o derecho como padres sino desarrollar sentimientos de orgullo por formar parte importantísima, quizás la mayor, de este libro de la formación de tus hijos.

Ser y pertenecer a la familia ya es suficiente motivo de agradecimiento y autoridad moral con tus hijos, con tu familia y con la sociedad.

En lo personal, soy un hombre que se siente infinitamente orgulloso de ser padre, pero más orgullosos aún lo soy por los hijos que tengo, toda una luz de cariño y amor, pienso que mucho más que el que va de mí hacia ellos. Felicidades en su día a todos los papás.