En un acto que marca un giro diplomático inesperado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, fue recibido este viernes en Alaska por el mandatario estadounidense Donald Trump, rompiendo así su prolongado aislamiento occidental desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
El encuentro tuvo lugar en la Base Aérea Elmendorf-Richardson, donde ambos líderes descendieron de sus aviones bajo un cielo gris y se saludaron sobre una alfombra roja.
Trump aplaudió brevemente antes de estrechar la mano de Putin e intercambiar unas palabras inaudibles para la prensa. El mandatario estadounidense incluso dio una palmada en la mano del líder ruso, gesto que no pasó desapercibido.
Una bienvenida calculada
Para recibir al presidente ruso, sobre quien pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional y múltiples sanciones, Trump organizó una coreografía diplomática con alto valor simbólico: militares uniformados flanqueando la pista y un sobrevuelo de un bombardero furtivo B-2 acompañado de cazas de combate.
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En redes sociales, críticos del mandatario estadounidense consideraron el acto como un exceso de deferencia hacia Putin, mientras que sus seguidores lo interpretaron como una estrategia para impresionar a un líder conocido por su habilidad en la presión psicológica.
Reunión a puerta cerrada
Tras posar ante las cámaras, Putin abordó la limusina presidencial blindada, conocida como “La Bestia”, para dirigirse junto a Trump a una reunión en un edificio de la base militar. Ambos, acompañados de sus asesores, volvieron a posar para la prensa, aunque ninguno respondió a las preguntas.
Según la agenda, los mandatarios ofrecerán una conferencia conjunta más tarde, sin planes de salir de la base, cuya importancia estratégica se remonta a la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
Un detalle viral
Uno de los momentos más comentados fue la llegada del canciller ruso Serguéi Lavrov con una sudadera que llevaba la inscripción “URSS”, imagen que rápidamente se volvió viral y generó reacciones encontradas en redes sociales.
Este encuentro no solo pone a prueba las relaciones bilaterales, sino que también envía un mensaje directo al panorama geopolítico global, especialmente en torno al futuro del conflicto en Ucrania.
Con información de AFP
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