Yucatán / Sucesos

Indigente no alcanzó la cena

Un indigente que a diario deambulaba en las inmediaciones de la colonia Obrera, al llegar al comedor social “Misión Misericordia” falleció tras un infarto, justo al momento que esperaba que se sirviera la comida.

Julio Santamaría Ek, de aproximadamente 60 años de edad, a diario iba al comedor a recibir una ración de comida, dada su condición de calle y el alcoholismo que padecía.

Este domingo, como todos los días, Julio llegó al referido comedor situado en la calle 108-C por 66-B de la colonia Obrera, tomó asiento y estando a la espera falleció, ante la mirada de las otras personas beneficiarias de aquel lugar.

Uno de los encargados pidió la presencia de una ambulancia para que recibiera los servicios de emergencia.

Justo a los pocos minutos llegaron los paramédicos de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes informaron que el menesteroso había fallecido.

Poco después elementos de la Secretaría de Seguridad Pública acordonaron el lugar y personal del Servicio Médico Forense retiraron el cuerpo y lo trasladaron para la autopsia de ley.

Franelero mure en su domicilio

Por otro lado, un adulto mayor que trabajaba como “cuida coches y viene viene” en el súper Akí de la colonia Santa Rosa falleció en el interior de su predio, en la calle 115 por 44-A y 44-B de Cinco Colonias y fue hallado por uno de sus familiares, quien acudió a visitarlo a su domicilio.

El extinto fue identificado como José Luis Carrillo Lugo, quien tenía 67 años de edad y la última vez que se le vio con vida fue este sábado, luego de descender de un moto-taxi que lo trasladó de su centro trabajo hasta su domicilio.

Carrillo Lugo, conocido en el rumbo como “El Veloz”, todos los días trabajaba en aquel supermercado ayudando a los automovilistas a estacionarse, pero en esta ocasión no acudió a trabajar luego que la muerte lo sorprendió.

Los vecinos del rumbo informaron que Carrillo Lugo hace algunos años sufrió una embolia que le paralizó una parte del cuerpo.

Aún con esa dificultad física salía a trabajar y gozaba del aprecio de los vecinos del rumbo.

(José Manrique)