CALKINÍ, Cam., 31 de octubre.- La tradición del Hanal Pixán cada vez se recupera en un mayor número de familias, ya que en años anteriores estaba más arraigada la gente en la tradición extranjera como Halloween, pero cada año es palpable que los pobladores de nueva cuenta prefieren mantener la tradición de los ancestros para fortalecer su identidad.
La exposición de altares en diferentes planteles educativos, la elaboración de artesanías muestra parte de la tradición de un pueblo que se niega a desaparecer como verdaderas costumbres que se deben rescatar y promover.
Como es el caso de los habitantes del poblado de Tepakán, lugar donde elaboran populares pitos o silbatos de barro, molcajetes, candeleros y ceniceros, entre otros artículos, así como el chocolate negro.
Esto es parte de una tradición del pueblo donde la gente hace el esfuerzo para celebrar estas tradiciones, pese al poco ingreso económico que priva en la mayoría de las familias, que sacrifican parte de su gasto para destinarlo a la preparación de sus altares con todos sus elementos característicos.
La compra que se realiza durante dos días en el mercado principal, donde se mezclan los coloridos, sonidos, olores y sabores atrae a propios y extraños, todo con la finalidad de poder adquirir productos para poder colocar los altares en los hogares.
La tradición va desde la compra de los productos para el altar como la elaboración de los tradicionales pibipollos, los cuales son realizados en hogares durante dos días, siendo el primer día para las almas pequeñas, motivo por el cual se colocan también golosinas y juguetes en los altares.
Mientras que para el segundo día se colocan comidas para adultos debido a que es el día para poder recibir a las almas que llegan al encuentro de dos mundos, por lo que los familiares preparan todo para poder realizar el encuentro, con la diferencia de que el primer día los pibipollos deben de estar listos desde el medio día.
(Jorge Aké Gutiérrez)
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