Campeche

Sean perfectos como el Padre celestial

El texto evangélico nos propone una nueva sabiduría, al invitarnos a no reducir nuestro amor con nuestra medida a lo mínimo. Lo más difícil que propone Jesús es ver a aquellos que se dicen nuestros “enemigos” como “hermanos”, destacó el padre Francisco Velázquez Trejo, párroco de la Iglesia Catedral.

“Lo natural es buscar a los iguales, es lo más cómodo, con los que de antemano no tendré problemas; sin embargo, en la experiencia diaria nos encontramos con dificultades, resentimientos y odio a los más cercanos. No se ama lo que no se conoce, pero también es cierto que el odio brota hacia alguien que se conoce y se decide ver como rival, como enemigo”, destacó.

El Papa Francisco nos comenta este pasaje diciendo: “La ley del talión se menciona tres veces en los cinco libros del Pentateuco. Esta ley –que a pesar de todo era ya una cierta forma “civilizada” de conducta, de acuerdo a la forma de vivir de aquellos tiempos– equivaldría a decir algo parecido a esto: puedes vengarte en la medida en que has sido ofendido.

Con nuestras palabras la podríamos expresar así?: “el que me la hace, me la paga”. Después de 2,000 años, nuestra forma de ver y tratar al otro no ha cambiado mucho. Vivimos en una sociedad herida por la violencia, además de la frustración porque no llega la justicia. Cuando asesinan a un ser querido, brotan los instintos de venganza y violencia, sin embargo, qué iluminadoras palabras las de Jesús: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a quienes les persiguen y calumnian”... para llegar a ser perfectos en el amor que Dios nos tiene.

Muchas veces reducimos el amor a un mero sentimiento humano, sin embargo, además de ser una decisión, el amor debe estar fundado en la verdad, para que pueda perdurar en el tiempo, y superar la fugacidad del instante.

El amor verdadero, en cambio, unifica todos los elementos de la persona, logrando ver en ella la presencia de Dios mismo y se convierte en una luz nueva hacia una vida grande y plena.

Sólo así lograremos entrar al proyecto de santidad, que ya el libro del Levítico propone con un imperativo categórico: “sean santo, porque Yo el Señor, soy Santo”. En este camino sólo se avanza en la medida en que haya un verdadero interés por el hermano, evitando venganzas, odios y rencores.

“Lo que debe quedarnos muy claro, diría el Papa Francisco, es que al discípulo de Cristo no le basta saludar y amar a los amigos, pues eso lo puede hacer cualquiera. Al cristiano se le pide más: sean perfectos. Esta conclusión de las seis antítesis es la motivación de todo lo que antecede”.

Que el Señor Jesús nos conceda la fraternidad auténtica, no ficticia o diplomática valorando desde un sentido profundo a quien tenemos a nuestro lado. ¡Que no tengamos miedo a ser santos, siendo amables y comprensivos con nuestros semejantes!

“Muchos actúan por venganza, cuando te dan una bofetada busca la justicia, tú no puedes estar haciendo justicia por tu propia mano, deja de estar peleando porque si no el pleito no se va acabar, alguien de los dos tiene que ser prudente, alguien de los dos tiene que parar la pelea, alguien de los dos tiene que parar la matazón, ¿Quién la va a parar el tonto o el sabio?; ¿el tonto o el verdadero discípulo de Cristo?

El sabio, el inteligente, el humilde, el verdadero discípulo de Cristo; ya tengo 25 años de sacerdote háganme caso chamacas, cuando van y se confiesan y me dicen “Es que mi marido todos los días y a cada rato tenemos pleito”, yo les digo, “hay mamacita si tienes 40 años de casada, toda la vida ha sido así, ya para lo que te falta”.

Hazme caso cuando tu marido empieza a gritonear “y que no sé por qué, y busca cualquier motivo para discutir y a cada rato le está echando leña a la candela, tú no le hagas caso, sé prudente”, destacó.

En cambio cuando tu mujer se alborota o tu marido se alborota y tú te haces a la vista o al ojo ciego en tu mente estás cantando, él en 10 minutos ya se calmó, en cambio cuando le contestas y al día siguiente se vuelve a alborotar, y nuevamente lo ignoras verás que poco a poco volverá haber tranquilidad, hay pleito si hay dos pleitistas y que para que pueda parar alguien tiene que dar el primer paso y debemos ser nosotros, no porque seamos tontos, no porque seamos mensos, sino porque Cristo quiere que seamos humildes de corazón.

La grandeza está en la humildad

La segunda lectura dice: “el Señor si alguno se cree sabio según los criterios de este mundo, Dios los hace ignorantes, la grandeza de Dios está en la sencillez y la humildad”.

Qué nos está enseñando la Palabra de Dios, que va a haber gente mala, hay gente que te va a querer provocar, te va a querer hacer daño, no caigas en su provocación, al contrario reza por ellos, aconséjalos, pero no caigas en su provocación, que no te hagan perder la paz, que no hagan que en tu corazón haya coraje odio y rencor porque una persona así no es feliz.

Por qué Jesús dice que no debe de haber odio, rencor ni venganza; ama, perdona y haz oración por aquellos que les has hecho el bien y te han pagado mal, pero también hay gente a la que nosotros le hemos hecho mal y también hay que pedirles perdón los ayude a perdonar.

(Karina Gómez )