
La devastación de la selva en Campeche es muy grave y preocupante, ya que está provocando efectos climáticos adversos, como el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias, además de dañar el hábitat de especies protegidas, como el jaguar, alertó la ambientalista local Esmeralda Alonzo Aguilar.
Y es que, en Campeche, se estima que hay al menos 700 jaguares, principalmente en las zonas de Calakmul y los alrededores de la Laguna de Términos, que ofrecen un hábitat adecuado para su supervivencia; pero que están siendo amenazados por la deforestación, para cambiar el uso de suelo.
Se estima que la Península de Yucatán alberga alrededor de dos mil jaguares, lo que representa aproximadamente la mitad de la población de esta especie en México; sin embargo, el peligro de extinción aumenta con el descontrol de las actividades agrícolas ilícitas.
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La activista reprochó que, a pesar de que Campeche posee una extensa reserva ecológica, esta no ha sido respetada ni cuidada, pues incluso las autoridades ambientales han reconocido la grave deforestación del macizo forestal en varios municipios.
Señaló que, aunque existen diversos programas y proyectos del Gobierno Federal enfocados en la conservación forestal, persisten prácticas como la tala clandestina y el otorgamiento de permisos a grupos como los menonitas, industrias de palma de aceite y extractores de maderas preciosas, lo que ha contribuido al deterioro del ecosistema.
“¿Qué ha ocasionado esta devastación de las selvas? El incremento de las temperaturas, el hecho de que el sol nos afecte más intensamente y que las lluvias sean cada vez más escasas”, advirtió.
También condenó el grave daño causado a diversas especies protegidas que habitan la selva. “Cada vez es más común escuchar reportes de avistamientos de jaguares y otras especies que normalmente viven en lo profundo de la selva, pero que, debido a la deforestación, se han visto obligadas a acercarse a zonas urbanas o poblaciones cercanas”, lamentó.
No obstante, la ambientalista señaló que este problema también ha sido provocado por la indiferencia de funcionarios públicos que fueron permisivos con los talamontes furtivos y nunca realizaron inspecciones, o bien, se hicieron de la vista gorda. Ahora, dijo, se evidencia el daño causado a nuestras selvas.
“Hasta el día de hoy seguimos viendo cómo continúa la deforestación, sin que se apliquen sanciones ni haya una vigilancia adecuada, sin embargo, los sueldos de esos funcionarios se siguen cobrando, es una gran irresponsabilidad de quienes solo están en la nómina, pero no cumplen con su deber”, subrayó.