Conrado Roche ReyesNo estamos solos ni hay que escandalizarse ni temer
Hace todavía menos de tres días me referí al caso Roswell , acaecido hace 72 años. Brevemente diré de qué se trató aquello. Fue la primera ocasión en que gente del gobierno estadounidense acató en primera instancia que los restos de una nave que se estrelló en dicho lugar eran de procedencia extraterrestre, incluso existen fotografías de un alienígena a quien supuestamente hicieron la autopsia. Días después, el gobierno dio marcha atrás explicando que aquella no era una nave interplanetaria, sino que se trataba de un globo hecho aquí en nuestro planeta. Expliqué en dicha nota y dije lo que se sabía para finalmente jugar un poco con el tema recordando un viejo chachachá de los años cincuenta, época de auge de la ufología, que precisamente comienza con el caso Roswell.
Ahora la cosa es también muy seria en el sentido de quien vierte la opinión es nada menos que el jefe del departamento de Astronomía de Harvard, quien afirma que una nave alienígena se encuentra cerca de Júpiter, así como afirma también que los extraterrestres han hecho contacto con el planeta Tierra.
Si somos un poco lógicos, ya hablando con toda seriedad, es muy probable que entre los millones y más millones de objetos que están en el infinito, en alguno debe de haber vida, quizá no tal como la conocemos, pero la posibilidad es más que cierta.
Lo que sucede es que nosotros tenemos miedo a lo desconocido, y no existe cosa más desconocida que el espacio sideral, el infinito (que según Albert Einstein sí tenía fin). Nos asusta el simple hecho de aquello. Si es que existiera la mencionada astronave que dice el astrónomo Avi Loeb, de Harvard, no tendríamos por qué espantarnos. Ninguna razón lógica. Ningún peligro, creo yo. Si estamos solos en esta inmensa inmensidad, eso sí sería antilógico. Pero los avistamientos de personas de todo crédito (aunque existen por ahí muchos vivales que se aprovechan de las antípodas de los escépticos y tienen a gente fanatizada con el fenómeno ovni).
No debería hacerse tanta alharaca si es que Omuamua (que tal es el nombre de la nave extraterrestre) es real. Por el contrario, debería de darnos gusto. A lo mejor son seres de buena voluntad, cuya misión es acabar con la violencia, la corrupción y la maldad sin límites del ser humano terrícola (al primer lugar que vendrían sería a México). Y así de esta manera, como nuestro periódico es galácticamente plural, seguramente veríamos a los alienígenas leyendo el POR ESTO! y cantando “Los marcianos llegaron ya / y llegaron bailando ricacha / Ricacha ricacha ricacha / así llaman en Marte al chachacha /… Las marcianas muy bonitas / en traje de mamboletas…”.