Cultura

Los niños sacrificados

Por Ivi May Dzib

Sobre la dramaturgia necesaria

Basta leer los encabezados de la nota roja para hacernos una idea de cómo los crímenes sexuales en contra de los niños y las niñas han ido en aumento a un nivel alarmante, al grado de que la saña más enfermiza secunda estos delitos, los cuales se reproducen muchas veces en el seno familiar. Uno se pregunta ¿cómo traducir esto a la escena de tal manera que no nos quedemos en la mera exposición de hechos como lo hacen los periódicos, sino que podamos verlos de tal manera que nos produzca no solo rechazo sino una empatía para con las víctimas y un entendimiento sobre las causas sociales que alimentan a estos depredadores?, quienes por lo general se aprovechan de la falta de autoestima y de la carencia para hacerse de cómplices. “Los niños sacrificados”, de la dramaturga Françoise Thyrion, es una obra de gran maestría que nos lleva de la mano al horror del abuso infantil dentro del seno familiar.

Esta obra traducida por Boris Shoemann y Humberto Pérez Mortera la puede encontrar en este enlace: http://programanacionaldeteatroescolar.blogspot.com/p/textos.html y descargar de manera gratuita. La obra inicia cuando una mujer de 39 años habla de lo que significa tener una mejor amiga y se remonta al significado de esa palabra en la época escolar, particularmente en la secundaria donde le compartirás a esa amiga las experiencias que marcarán tu juventud como el primer beso, y uno cree que esa amistad durará para siempre. Este personaje al que sólo se le conoce como La amiga narra que un día vio una noticia en el periódico sobre “un hombre encontrado asesinado en un garage lleno de autos robados, dos agujeros sanguinolentos en el lugar de los ojos, un corte fino alrededor del cuello como un ligero collar de sangre, el hombre debía tener cerca de cuarenta años”. Ese hombre resultó ser la pareja sentimental de su amiga a quien no veía desde hace 25 años, por lo mismo siguió el avance del caso en los periódicos y “semanas más tarde, la culpable fue por sí sola a confesar su crimen al cuartel de policía del barrio. Era la hijastra de la víctima, quien algunos años antes, a la edad de trece años, había acusado a su hermano de haberla violado, por eso había sido condenado por el consejo tutelar para menores infractores”. Su madre, la amiga de la narradora también había sido condenada por no haber dicho ni visto nada. Después del juicio la niña había sido colocada en una familia de adopción para después escapar sobreviviendo en las calles gracias a la venta de drogas y a los regalos que el padrastro violador le seguía dando a pesar de ya no vivir en casa.

La amiga entonces se encargará de unir los fragmentos de esta historia y a través de las voces de los tres protagonistas (la hermana, el hermano y la madre) tratará de entender cómo una madre permitió que su pareja sentimental violara a sus propios hijos con tal de que no se marchara de la casa. Los niños sacrificados es una obra dura, cruda, pero sobre todo una obra que plantea una horrorosa cotidianeidad donde muchas madres anteponen el “amor” de la pareja y sin importar que abusen de sus hijos siguen solapando esa violencia como moneda de cambio. Esta es una obra que nos hace mirar el lado de las víctimas y de los victimarios que parece terminará siendo un círculo vicioso, ya que esa violencia seguirá reproduciéndose si no se predispone a sanar el alma. Es muy atractivo cómo la amiga comenta su sentir con el público, quien pareciera que asiste más que a un juicio a un acto de contrición donde no es sino hasta el final que entenderemos muchas cosas que no estaban claras. Esta es una obra que no puede dejarte indiferente, que nos pone en la frustración de ser madre, de ser hijo, de no ser amado, todo el dolor de los niños que sacrificamos con nuestra indiferencia está presente en esta obra.

ivimayd@hotmail.com