Síguenos

Última hora

¿Cuánto cuesta el dólar hoy? Este es e precio y el tipo de cambio en la Península de Yucatán

Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Emilio Ballagas

II

668

Décimas por el Júbilo Martiano

en el Centenario del Apóstol José Martí

(fragmento)

A mi hijo

Subid, alondras del gozo,

jilgueros de la alegría,

a saludar este día

de limpio viento en retozo.

Con juvenil alborozo

salid a ver la alborada

en que la patria alumbrada

por fulgores de blancura

siente que en la frente pura

le crece una llamarada.

***

Como en tierra labrantía

su corazón nazareno

repartió el Maestro bueno,

y en cada poción latía

su prolongada agonía

y su voluntad de hacer

sobre la cruz del deber

un milagro memorable:

¡trocar la sangre adorable

en la luz que habría de ser!

***

Mas tu simiente preciosa

después de bajar al suelo

alada tornóse al cielo

como un águila gloriosa.

Ahora su luz poderosa

prende en cada corazón

y hace universal razón

lo que pareció quimera.

(En los astros brilla entera

la divina ramazón…!)

Dialogo, Patria, contigo;

Martí, contigo converso,

descalzo y desnudo el verso,

maduro y abierto el trigo,

partiendo con gesto amigo

el fraterno pan candeal.

¡Oh! Martí, padre leal,

en la Patria redimida

eres blanca sal de vida

y ella el sabor de la sal.

Y otras veces canto a solas

entre imponentes palmares.

O a la orilla de los mares

viendo jugar a las olas.

Recojo en las caracolas

aquel inefable acento

con que conmoviera al viento

el Cordero de Dos Ríos.

Infundo así nuevos bríos

a mi lírico instrumento.

***

Cuando tu vida contemplo,

cuando me alumbro en tu gloria,

miro el templo de la historia

abrirse… y entro en el templo.

Que si conmueve tu ejemplo

y arrebata tu elocuencia

más asombra la paciencia

de escultor con que tu mano

logró en material humano

modelar una conciencia.

***

Sobre tu erguida cabeza,

novio altivo de la noche,

viste llover en derroche,

los rayos de la belleza.

Lumbre para tu tristeza

que era el anhelo lustral

de entregarse en manantial

y ser elegido lirio

que en la espada del martirio

pone el cuello virginal.

***

“Semilla de amores fui

que en la tierra pereciera,

el que de esta muerte muera

sabrá que no sucumbí

al ver que brotó de mi

un árbol maravilloso

donde un pájaro gozoso

vestido de claridad

un himno a la libertad

se saca del pecho ansioso.

***

”Del árbol labré un madero

donde ansioso de dar luz

abrí los ojos en cruz

y sin gemir lastimero

consentí que el hierro fiero

mi carne mártir sajara

para que se consumara

el misterio redentor

de un hombre que por amor

a su pueblo se ofrendara”.

Y la voz torna a callar,

mas la canción es tan vasta

que se va extendiendo hasta

perderse sobre la mar.

La mar le da su bramar,

el trueno su voz gigante

y en la montaña distante

se serena y se suaviza.

Por el cielo se desliza

en un carro deslumbrante.

***

¡Oh! tú, su pueblo escogido,

tierno vástago creciente;

espiga convaleciente

que lleva el grano dormido.

¿No miras cómo el ungido

su clara antorcha levanta?

¿No escuchas de su garganta

la admonición incansable

que blandida como un sable

suplica, apostrofa y canta?

¡Qué aún vive Martí, mirad!

resurrecto como Cristo,

con un fulgor nunca visto

vive en nuestra libertad.

A Cuba le dice: “Andad”

y Cuba se transfigura

mostrando en la frente pura

la estrella que alumbra y mata,

fanal de límpida plata

que en la bandera perdura.

Siguiente noticia

Joaquín Tamayo El rostro de la guerra: Martha Gellhorn