Ariel Juárez García
Imagine el sonido estruendoso de cuatro hábiles jinetes, que vienen hacia usted, ¡y uno de ellos blande una espada! Fíjese en el color de los caballos. Cada uno es de un color diferente. Un caballo es blanco, otro rojo, otro negro y otro de un color pálido amarillo verdoso. No hay duda de que presentan un panorama extraño y misterioso.
Así de emocionante es contemplar los caballos y jinetes vistos por el apóstol Juan, el escritor del libro de “Apocalipsis” o “Revelación”. Son misteriosos e infunden temor. A estos jinetes se les ha llegado a conocer como “Los Jinetes del Apocalipsis”.
En la lectura de las Sagradas Escrituras, en el libro de Apocalipsis o Revelación capítulo 6 versículos 2 hasta el 8, hay un breve relato de lo que vio el escritor bíblico: “Y vi entonces un caballo blanco. Su jinete tenía un arco. Se le dio una corona, y salió venciendo para completar su victoria. [...]
Y salió otro caballo, de color de fuego. A su jinete se le concedió quitar la paz de la tierra para que sus habitantes se mataran unos a otros, y se le dio una gran espada. [...]
Y vi entonces un caballo negro. Su jinete tenía en la mano una balanza… oí una voz que decía: ‘Un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario. [...]’
Y vi entonces un caballo pálido. Su jinete se llamaba Muerte, y la Tumba lo seguía de cerca. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la Tierra para matar con una espada larga, con hambre, con una plaga mortal y con los animales salvajes de la tierra.
Desde que esta visión se escribió, en el año 96 de la Era Común, su significado ha intrigado a un sinnúmero de personas. ¿Qué representan los misteriosos caballos y sus jinetes? ¿Cuándo comenzaron a cabalgar? ¿Tiene su cabalgar algo que ver con la vida actual?
Para hallar la solución al misterio de los jinetes del Apocalipsis, la mejor obra de consulta es la Biblia. En los sagrados escritos, el profeta Daniel, en el capítulo 2 versículo 47, llama a Jehová Dios “Revelador de secretos”. Dado que Él fue quien inspiró la Biblia, en la que se encuentra la visión de los jinetes, Él da la respuesta que se necesita.
Por lo tanto, tras un análisis cuidadoso de su Palabra revelada, se puede dilucidar el significado de los caballos de diferentes colores y sus jinetes. (Ver Amós 3:7. Ver 2 Timoteo 3:16; y 2 Pedro 1:21.)
Los primeros tres versículos del Capítulo Uno del libro de Apocalipsis proporcionan la clave para resolver el misterio. Ahí se muestra que la serie de visiones tenía que ver con acontecimientos futuros, es decir, posteriores al año 96 de la Era Común, fecha en que el apóstol Juan las escribió. Esto concuerda con lo que dice el mismo libro de Revelación capítulo1 versículo 10, que las cosas descritas en estas visiones tendrían lugar una vez que comenzara “el día del Señor”. (Compárese con 1 Corintios 1:8 y 5:5.)
Más adelante, en la misma serie de visiones proféticas, en el registro bíblico del Apocalipsis capítulo 19 versículos del 11 al 16, el “Revelador de secretos” identifica, inequívocamente, al jinete del caballo blanco representando diferentes deberes y funciones.
En la segunda escena se da el nombre del jinete. Se le llama “Fiel y Verdadero”, “la Palabra de Dios”, y “Rey de reyes y Señor de señores”. Tales denominaciones no dejan ninguna duda en cuanto a la identidad del jinete del caballo blanco: ¡el Señor Jesucristo mismo! (Compárese con Revelación capítulo 17 versículo 14.)
El hecho que se le haya dado una corona, resalta que en algún tiempo futuro, Jesucristo comenzaría a desempeñar su papel especial de Rey o Gobernante del Reino de Dios, un reino celestial. Se le representa, además, como un guerrero sobre un caballo blanco y armado con un arco, que sale cabalgando para ‘vencer y completar su victoria’… sojuzgando en medio de sus enemigos”. (Ver Salmo 110:2.)
Dado que el jinete del caballo blanco es el que va a la cabeza, los otros tres caballos y sus jinetes que lo siguen representarían los acontecimientos que tendrían lugar cuando comenzara el cabalgar, o poco después.
El cabalgar de estos cuatro jinetes, por lo tanto, habría de acontecer a partir o después del comienzo del “tiempo del fin”, que inició con la Primera Guerra Mundial en 1914. Es, desde entonces, cuando se ha visto la evidencia de “los últimos días”. (Ver Daniel 12:4 y 2 Timoteo 3:1-5, y 13.)
En relación con el cabalgar del segundo caballo “rojo” o “de color de fuego”, el registro bíblico apunta que a su jinete “se le concedió quitar de la Tierra la paz para que se degollaran unos a otros”, pues recibió una “gran espada” (Ver Apocalipsis 6:3, 4.)
Justamente 21 años después de la conocida también como “La Gran Guerra”, comenzó la II Guerra Mundial y fue más devastadora que la primera. Desde entonces ha habido guerras continuas. Un total de 100.000.000 de vidas se han perdido desde 1914 en diferentes guerras.
El tercer caballo que entra en el cuadro es negro, y su jinete lleva una balanza en la mano. (Ver Apocalipsis 6:5, 6.) Una voz anuncia que se necesita el salario de todo un día para comprar solo un litro de trigo o tres de cebada de la menor calidad. Es una apropiada descripción de la escasez de alimento que se ha presentado a una escala sin paralelo en los pasados cien años.
Se calcula que en estos momentos unos 450.000.000 de personas están al borde de la inanición y que más de 1,000 millones no tienen suficiente que comer. De vez en cuando, este lúgubre panorama se acentúa por informes de inanición en masa, como los procedentes de los diez países más pobres del mundo, entre ellos Etiopía, que ha padecido una gran mortandad.
El último libro bíblico, “Apocalipsis” en su capítulo 6 versículo 8 dice: “Y vi, y, ¡miren!, un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades venía siguiéndolo de cerca”. Así que es suficiente saber que el Hades, la sepultura común de la humanidad, va siguiendo a los tres caballos anteriores y sus jinetes, recogiendo todas sus víctimas.
Después de haber considerado los efectos perniciosos que ocasiona la marcha de estos jinetes, resulta esperanzador saber lo que el apóstol Juan dijo respecto al caballo blanco y su jinete, que iba delante de los anteriores. El apóstol recalcó: “Y vi, y, ¡miren!, un caballo blanco, y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria”. (Ver Apocalipsis 6:2.)
De hecho, es Jesucristo quien cabalga sobre el caballo blanco. (Ver Apocalipsis 19:11.) De común acuerdo con las profecías bíblicas, su reinado celestial comenzó en 1914 con acontecimientos emocionantes. Los tiempos bíblicos y proféticos señalan el inicio de su triunfante cabalgar con una guerra en el cielo que resultó en que el Diablo y sus ángeles fuesen echados de los cielos y arrojados abajo, a la Tierra. En consecuencia, se oyó una voz en el cielo decir: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. Esto marcó el inicio de la marcha de los jinetes. (Ver Apocalipsis 12:7-12.)
Cuando Jesús predijo cómo se vería afectada la gente por su reinado celestial, Él enfatizó: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de Él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda”. (Ver evangelio de Mateo 25:31-33.)
Durante la marcha de Jesús sobre el caballo blanco, la humanidad quedaría encuadrada entre las “ovejas” o entre las “cabras”. En consecuencia, las “cabras” “irán a la destrucción eterna, pero los justos [“las ovejas”] irán a la vida eterna”. (Ver Mateo 25:46.) Por consiguiente, la respuesta positiva o negativa de la gente, a la predicación de Jesucristo o al mensaje del Reino de Dios, determinará su oportunidad de recibir vida, o bien, muerte por su desobediencia.