Luis Carlos Coto Mederos
Del panorama decimístico cubano del siglo XX (32)
1487
Mujer-árbol
Sólo la lluvia regresa
las hojas que se desprenden.
Mujer-árbol, en ti prenden
mis injertos de tristeza.
Alexis Díaz Pimienta
Sólo la lluvia regresa
desde el gesto de un asalto,
raíces del sobresalto
como alivio que hace presa.
Sólo un adagio progresa
si tantos enigmas venden.
Los motivos no comprenden
la evolución de las hojas,
porque en la lluvia tú mojas
las hojas que se desprenden.
Mujer-árbol, en ti prenden:
dones, trinos, versos, frutos,
palabras de mis tributos
que en tu corteza se encienden.
Las caricias sólo entienden
bajo tu nombre y grandeza.
La misma savia que empieza
agolpada si respondo…
Por eso no talan hondo
mis injertos de tristeza.
Rafael Orta Amaro
1488
Cristo cargando la cruz
A Tiziano
Así lo quiso el artista:
ni lánguido ni glorioso;
como un hombre pesaroso
aguarda a que otro lo embista.
Tenso, en la mirada lista
frente al odio que ostentaban,
con desnudez se mostraban
de asombro y furia, destellos,
¿por qué lo herían aquellos
que el domingo lo aclamaban?
Mireya Piñeiro Ortigosa
1489
Voz y esperanza
Una noche –ya la Luna
herida de oscuridad–
percibí con claridad
un llamado, más ninguna
voz se repitió. La Luna
parecía en lontananza.
Y la inefable añoranza
se deshizo cuando vi
que estabas dentro de mí:
Poema: voz y esperanza.
Roberto Quiñones
1490
Aplicación a la vieja
usanza de Pablo de Tarso
Coses un traje a la altura
del silencio que te viste.
La mañana se resiste
a confundir tu amargura.
Nada escapa a la premura
del naufragio y la mudez.
Ganas la apuesta una vez
porque el frío es un letargo
de alas rotas. Sin embargo,
insiste la desnudez.
Una mueca en el vestido
preside el escaparate,
y el espejo es un orate
que la noche ha desmentido.
No te soborna el olvido
con su tez de roca dura.
Miente el azar la ternura
hecha mordisco y jinete.
El mar seduce al grumete:
No te perdono, Locura.
Rigoberto Fernández Castillo
1491
Atardecer en Maipú y Charcas
Por Borges
Palpo el fluir de las horas
en mi callado recinto
de tinieblas: laberinto
sin pasajes, sin auroras.
El negro tiñendo otroras
aguafuertes, sin colores…
Mientras hilo sinsabores
apresado entre la fama,
siento que María Kodama
me cromatiza las flores.
De memoria voy adonde
mis ojos fueron ayer,
con el dolor de no ver
la calle que se me esconde.
Una milonga responde
mi sed de luz, ilumina
los pasos donde la esquina
rosada desde el recuerdo
me niega el oro que pierdo
bajo la tarde argentina.
Adalberto Hechavarría Alonso
1492
Sinsonte
Sinsonte, de ti me ufano,
de tu hermosa melodía;
cantas el alba del día
de nuestro campo cubano.
A tu nido doy la mano
y lo busco en las montañas;
y si al viento no lo engañas
corro al pinar, a escuchar
el dulcísimo trinar
que me llega a las entrañas.
Julio Abrahantes Fuentes
1493
Catorce de febrero
Febrero para un ataque
de besos enamorados
tiene catorce soldados
de guardia en el almanaque.
La vida nos pone en jaque
en este ajedrez de honor,
donde cada jugador
sin mover torres ni alfiles
siente en su talón de Aquiles
el flechazo del amor.
En castillos figurados
el amor es una puerta
que febrero dejó abierta
para los enamorados.
Pétalos autorizados
a crecer brotan y crecen
y los jardines parecen
besos rosados y rojos
en las niñas de unos ojos
que por niñas no envejecen.
Jesusito Rodríguez
1494
Oddu 16
El cuerpo muere, el alma sigue
joven…
Hablan Obatalá, Changó, Yemeyá
y Eleguá.
Dicen: Obara, Odi, Unlé y Ojuani
Aunque vengas en la oscura
queja de la incertidumbre
que mata al ojo en la cumbre
de la noche. Si se apura
el ánima. La ternura
tallada en diamante fino
desprenderá un remolino
de incomparables reflejos
y en los más turbios espejos
la luz mostrará el camino.
Frank Upierre Casellas