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¡Con la mira en el campeonato!

Jorge Canto Alcocer

Jugando una tremenda pelota, conjuntando un magnífico pitcheo con una peligrosa ofensiva, nuestros Leones están ya clasificados para la postemporada. Continúan peleando por mejorar su posición, y aún pueden escalar hasta la cima –se encuentran a dos juegos de los Diablos Rojos, faltando tres-, aunque lo más probable es que se mantengan en la tercera posición, que han ocupado en este último mes de la campaña.

Ello los llevaría directo al “Eduardo Vasconcelos”, la casa de los Guerreros de Oaxaca, un club de intimidante bateo, tremenda velocidad en los senderos y… un pitcheo de felpa. Un trueque de posiciones con los bélicos, completamente posible pues la diferencia es de apenas medio juego, podría no ser tan decisivo: Leones jugó mejor en carretera que en casa a lo largo de la temporada y, de hecho, los yucatecos le arrebataron la serie a los oaxaqueños en el “Vasconcelos”, cobrándose así la afrenta que nos hicieron los discípulos de Harp Helú aquí en el Kukulcán.

De cualquier modo, analicemos cómo llegan específicamente los nuestros a la coyuntura de los juegos de septiembre, tras un largo y sinuoso trayecto que se inició en el farol rojo, allá por los meses de abril y mayo, y que enderezó camino de manera definitiva desde el 20 de julio, cuando tomó el timón Gerónimo Gil.

Ciertamente, el pitcheo abridor es nuestra gran herramienta, pero ¿cómo llegan nuestros ases a este último tramo de la campaña? Los fríos números revelan algunas sorpresas: el número dos de la rotación, y de toda la Liga. El cubano Yoanner Negrín, está definitivamente en un mal momento: en el último mes de campaña, cuando el equipo apretó filas y consiguió una clasificación cómoda; Negrín vivió un auténtico derrumbe, con récord de 2-3 y efectividad de 4.82.

El caso de Samayoa fue más dramático aún, al caer hasta la cuarta posición entre los abridores del circuito, con un catastrófico ¡6.05!, cumpliendo apenas 19 episodios y un tercio en cuatro salidas, por debajo del promedio de cinco innings por apertura. Valdez no sólo se mantuvo, sino incluso mejoró (2-1, con 1.85 de limpias en 5 salidas en agosto), para consolidarse como el mejor pitcher de toda la Liga.

¿Qué Negrín y qué Samayoa subirán al montículo en septiembre?, ¿los de la primera mitad, cuando nadie les podía ver la pelota? ¿Los de actuaciones entre mediocres y malas de las últimas semanas? El cuarto abridor deberá ser el norteamericano Dustin Crenshaw (4-1, 3.25 en seis aperturas); quedando para el relevo largo Jesse Estrada, quien empezó con brillo, pero terminó en calamidad (7.91 en cuatro salidas en agosto).

La crisis de algunos abridores fue compensada con creces por la sublimación del relevo, en parte por mérito de los serpentineros, pero también, sin duda, en parte por talento de Gil. En lugar de los inventos y desfile de situacionales acostumbrados por Luis Carlos Rivera –y la mayoría de los mánagers del béisbol posmoderno-, el nuevo estratega melenudo estableció una exitosísima rotación para hacerse cargo de los tres últimos episodios: el zurdo Manny Parra y el derecho Andrés Ávila para la séptima, el panameño Enrique Burgos para la octava, el norteamericano Josh Lueke para la novena.

El resultado fue simplemente espectacular, lo que fue el talón de Aquiles en tiempos de Luis Carlos Rivera, se convirtió en bastión inexpugnable, con una efectividad combinada de 1.58, y nueve rescates en diez oportunidades.

Tras superarse lesiones y dolencias de las semanas anteriores, ahora la alineación luce en plenitud, con Jonathan Jones como punta de lanza; Liddi, “Pepón”, Charles y Scruggs como cañones de largo metraje; y los habilidosos y oportunos Sebastián Valle y José Juan Aguilar para rematar. Para las emergencias, Sergio Contreras y Humberto Sosa, dos bateadores que se han especializado precisamente en salir en los momentos más dramáticos para dar el toque indicado, el elevado necesario o, incluso, el bombazo decisivo. La defensiva, como sabemos, no es la mejor, pero se faja.

¿Tendrá Leones larga vida en estos playoffs? ¿Tiene con qué aspirar al campeonato, pese al terrible inicio? Ya había pasado algo similar, y en dos ocasiones: en 1984, las cosas estaban muy duras para el mánager Carlos Paz, hasta que llegaron el derecho Fernando Arroyo y el zurdo Ken Angulo y acabaron con el cuadro; en 2006, un equipo con mucho pundonor, con mucho amor por Yucatán –y con yucatecos gloriosos en el campo- remontó un inicio mediocre para acabar aplastando a unos Tigres –entonces de Puebla- y a unos Sultanes que eran marcados como favoritos.

Los Leones 2019 tienen con qué, son ya un equipo integrado, con toda la barba –algo que Luis Carlos Rivera nunca consiguió- y tienen el poder para lograrlo. Por lo pronto, cierran temporada frente a Bravos, con la posibilidad de escalar un poco más en el standing, pero la misión, más importante, de llegar plenos de forma y actitud a las batallas de septiembre.