Entretenimiento / Virales

Los resultados de las investigaciones: cómo elaborarlos

Marta Núñez Sarmiento*

Metodología de los “por qué”

 

XLVII y última

Los investigadores, los profesores y los alumnos buscan constantemente en internet aquellos textos que les sirvan para fundamentar sus pesquisas, desde que comienzan poco a poco a concebir los proyectos hasta que redactan los informes finales. Esto se debe a cuán accesible e inmediata es esta fuente de información. Pero esa facilidad oculta dificultades. La primera consiste en que no todos en este mundo tan desigual tienen acceso a los equipos de computación y, si los tienen, no siempre pueden acceder a los espacios cibernéticos donde se consulta internet. Expongo mi ejemplo:

En 1991 me senté por primera vez ante una computadora en el Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana (UH) sin acceso a internet. La aprovechaba como una máquina de escribir frívola que perdía los textos que había escrito si apretaba una tecla equivocada, lo que me sucedió tantas veces que retorné a la Remington de los 1950 de mi padre. Solo tuve la mía en 1997 cuando regresé de trabajar como diplomática en la embajada de Cuba en Moscú. Desde mi casa podía comunicarme por el correo electrónico de la UH, pero no a internet. Para hacer esto último tenía que ir a la universidad y esperar mi turno en una larga cola. Por fin accedí a esta red desde mi casa en 2004 con una lentitud enorme, que los apagones frecuentes desconectaban a cada rato. Pero gracias a la capacidad de sobrevivencia que los cubanos heredamos de los africanos y de los españoles que venían buscando fortuna, más la pequeñísima dosis de paciencia que nos caracteriza, logré encontrar los documentos que buscaba para mis investigaciones y “bajarlos”. ¿Quieren conocer cuánto tiempo me costó archivar el “Programa para la transición hacia la democracia en Cuba” que elaboró una Comisión para la transición de Cuba designada por W. Bush en 2004? Dos semanas. No miento, fue la verdad: tenía 453 páginas y a medida que lograba engancharme a la página del Presidente de los EE. UU. en la mismísima Casa Blanca, ¡pum!, venía el apagón habanero y tenía que recomenzar cuando la electricidad retornaba. Sin embargo, lo logré.

Les cuento que desde que comencé a investigar temas cubanos en 1967 hasta que sucedió lo que recién les narré, yo acudía a las fuentes en los libros de las bibliotecas públicas, los de la mía, en los que me prestaban (que siempre devuelvo), leía los informes de investigaciones no publicados de colegas cubanos, las tesis de diploma, de maestría y de doctorado, más los documentos que encontraba en las revistas cubanas y extranjeras. Por tanto, internet me ha ayudado mucho en los últimos años, pero no me impidió indagar sobre Cuba antes que pudiera y supiera acceder a él.

Hay una segunda precaución que debemos considerar cuando usemos internet. La hegemonía sobre las informaciones que aparecen en estas redes la ejercen quienes controlan los distintos sitios de internet, a pesar que en los últimos años las redes sociales abren huecos –más bien huequitos– en este control total. Les traigo un ejemplo que confronté durante años cuando anotaba en el buscador de Google “mujer cubana”: aparecían fotos de cubanas que ofrecían sus servicios como “acompañantes” o textos que publicaban autores que habían “investigado” este complicadísimo tema durante sus visitas a Cuba, que variaban desde una semana hasta un mes, pero que contaron con el financiamiento para viajar y para elaborar los resultados de sus observaciones y entrevistas. Como los científicos sociales cubanos no pudimos publicar los muchos hallazgos que produjimos sobre las mujeres y las relaciones de género durante los años noventa ni en Cuba ni en el exterior, no aparecíamos en internet. Ahora reconozco que es posible encontrar más publicaciones de autores cubanos en Google y en Google Scholar o académico, pero siempre beneficiando a quienes hayan podido hacerlo en ediciones en inglés.

Una vez que expuse mis prevenciones muy personales sobre los recelos para consultar las fuentes accesibles en internet, paso a explicar las reglas generales para citarlas. Tomé las recomendaciones del sitio “Formato APA.com: Reglas y normas APA. Cómo citar páginas de Internet” que aparece como http://formatoapa.com/como-citar-paginas-de-internet/

Comienzan por la necesidad de mencionar al autor del documento, que se encuentra cerca de la parte superior e inferior de la página. Pasan a identificar la fecha de la publicación que consultamos, así como el título del artículo o del tema que empleamos como fuente. A continuación refieren cómo citar el URL y el DOI. “ La URL está ubicada en la barra de direcciones del buscador mientras que el DOI generalmente está localizado en la primera página de un artículo digital en una publicación electrónica cerca de los derechos de autor o en la página de inicio de la base de datos para el artículo”.

Expondré cómo referencié los tres documentos básicos que analicé en mi artículo “US Proposals for an Unwanted Transition in Cuba: A Critique”, publicado en la revista Latin American Perspectives. Issue 197, Vol. 41 No. 4, July 2014, 147-163. DOI: 10.1177/0094582X14534598. Aparecen en la primera cita de este trabajo.

1 Commission for Assistance to a Free Cuba, Report to the President, May, 2004. Colin L. Powell, Secretary of State, Chairman. Also Commission for Assistance to a Free Cuba, Report to the President, June 2006. Condolezza Rice, Secretary of State, Chair, Carlos Gutierrez, Secretary of Commerce, Co-Chair. http://online.wsj.com/public/resources/documento/cubareport0707.pdf

Debemos seguir estas recomendaciones para citar textos que extrajimos de publicaciones periódicas, de libros, tesis de grado, de maestría y de doctorado. Les reproduzco las sugerencias para citar informaciones extraídas de “foros en línea o publicación en foros de debate”. Debe aparecer el autor, la fecha en que apareció, el título o el número del mensaje, esto es, http:/www. más la dirección.com/ y aclarar si fue un fórum/ si fue un mensaje/ y el número que se le adjudicó.

Cuando tomamos la referencia de un blog hay que escribir el autor, la fecha, el título del mensaje, del comentario o del video y, por último, el sitio de donde se recuperó: una vez más, http://www. la dirección.com/el título/url

Les sugiero que consulten el sitio web de las bibliotecas de la Universidad Autónoma de Yucatán: http://www.bibliotecas.uady.mx/calidad.php. Esa página corresponde al “Sistema bibliotecario” y busquen allí el “Sistema de gestión de la calidad” para que conozcan cómo emplean la norma ISO 9001.

A medida que encuentro los documentos que consulto para proyectar, llevar a cabo el estudio y redactar los resultados finales suelo anotar a mano o “copiar y pegar”, si estoy escribiendo en la computadora, los datos necesarios para después escribir sus referencias con todos los requisitos. No dejen esto para el momento en que redactan los resultados. Lo digo porque me ha pasado infinidad de veces cuando no anoto convenientemente las referencias y, una vez que concluí de redactar el informe, no lo puedo entregar en fecha porque me “enmaraño” buscando de dónde extraje las citas.

Para concluir este libro “Metodología de los por qué” solo me resta sugerirles cómo escribir los “Agradecimientos”, que suelen aparecer en las primeras páginas. Lo haré reconociendo a quienes de verdad me impulsaron a atreverme a escribirlo y publicarlo.

Gracias, don Mario Menéndez Rodríguez y doña Alicia Figueroa de Menéndez, porque me abrieron las páginas de Unicornio sin saber si yo podía cumplir este empeño.

Evelio de Jesús Arango se convirtió en mi aliado para revisar lo que escribía y enviarme semanalmente los artículos publicados en formato pdf. Cuando me confesó que acudía años atrás a la playa de Guanímar lo estimé aún más.

Agradezco a la periodista, profesora y feminista cubana Mirta Rodríguez Calderón, porque me empujó sin tregua durante los últimos 30 años a que publicara mis clases de Metodología. Me demostró cuando la invité en varias ocasiones a que conversara con las mujeres a quienes investigaba que un buen periodista con alma de investigador puede obtener más información en un tiempo breve que lo que yo dediqué durante meses y hasta años de arduas pesquisas.

Mis estancias en el Departamento de Filosofía de la UH, en la revista Pensamiento Crítico, en el recién estrenado Departamento de Sociología a fines de los sesenta, en la Maestría de Sociología en la única entonces sede de la Flacso en Santiago de Chile, en los caldeados años 1970 y 1971 me convencieron que mi profesión tenía que ser la de una socióloga comprometida con la Revolución cubana para sacar a la luz los obstáculos, para hacer “perfectible” sus proyectos socialistas y discutirlos con los decisores, aunque no siempre me hicieran caso.

Los miles de alumnos con quienes compartí mis saberes en las aulas universitarias cubanas y de otros países me ayudaron a reconocer que de ellos también aprendí.

Mi hijo Andrés quiso siempre que le entrenara en casa mis nociones de metodología, algo que nunca hice. Ahora lee los artículos en Unicornio y me conmina a que los socialice más entre los universitarios de cualquier país, siempre comenzando por México y Cuba.

Manuel E. Yepe, mi marido, se convirtió en el mayor crítico de estos textos, con constancia y amor.