Gustavo Robreño
Mi Columna en POR ESTO!
Quienes tienen buena memoria y buena voluntad seguramente recuerdan que las estrechas relaciones de amistad y cooperación entre la extinta Unión Soviética y la recién independizada República de la India hicieron una positiva e histórica contribución a la paz y al equilibrio mundial en época de la llamada entonces “guerra fría” (décadas de los 50 y 60 del pasado siglo), cuando los diferentes gobiernos imperialistas de Estados Unidos que desfilaron por la Casa Blanca de Washington intentaban someter al planeta con sus amenazas y chantajes, tal como hoy pretende hacerlo sin éxito la Administración Trump.
Los vínculos entre Rusia y la India han resistido la prueba del tiempo y de abruptos cambios internacionales, así como de las transiciones internas en cada país. Ello demuestra claramente que son sólidos y de beneficio mutuo, habiendo rebasado con sabiduría y habilidad todas las intrigas y obstáculos que se han puesto en práctica por los enemigos de esa crucial alianza, quienes a pesar de todo no lograron quebrantarla.
El papel de la India como iniciador y fundador del Movimiento de Países No Alineados, nacido originalmente en la histórica Conferencia de Bandung, Indonesia, en 1955 fue decisivo para el surgimiento de esa nueva fuerza de países independientes que buscaban una alternativa internacional lejos del viejo colonialismo.
En el caso de la India, esa búsqueda la acercó a la URSS y con la gran potencia socialista de esos tiempos llevó a cabo múltiples entendimientos en el plano económico, comercial, militar, cultural, político y diplomático, contra los cuales los imperialistas han conspirado invariablemente en vano.
No puede dejar de mencionarse la presencia de la India como parte del actual grupo de países BRICS, creado a fines de la pasada década, un importantísimo entendimiento internacional compartido con Brasil, China, Sudáfrica y la propia Rusia. Independientemente de sus diversidades y de la realidad concreta de cada uno de sus integrantes, el BRICS es un muro de contención a las voraces apetencias imperialistas y de la globalización neoliberal: este es un hecho objetivo y más allá de cualquier propósito.
Como era de esperar, los medios de comunicación al servicio del imperialismo ocultaron cuidadosamente la trascendencia del acuerdo que han suscrito el presidente ruso Vladimir Putin y el primer ministro indio Narendra Modi, que profundiza y amplía notablemente las relaciones de cooperación históricamente establecidas incursionando en campos particularmente sensibles, como son las esferas militar, aeroespacial y energética.
El premier indio afirmó: “Una asociación estratégica particularmente privilegiada entre la India-Rusia y es importante no sólo para nuestros dos países, sino que también es de gran importancia para el mundo multipolar”.
Obviamente, nada feliz debe estar el imperialismo trumpiano con estos acuerdos abarcadores entre dos potencias mundiales que, según es evidente, actúan con independencia y soberanía que le son características, negándose el sometimiento y al unilateralismo.
(grobreno@enet.cu)