Internacional

Las nueve veces que el mundo dijo NO a EE.UU.

Pelayo Terry Cuervo

La victoria alcanzada por Cuba este jueves en la Asamblea General de las Naciones Unidas, luego de ser aprobada por una mayoría casi absoluta la resolución que cada año el país caribeño presenta contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos, tiene varias lecturas.

La primera y más directa es, por supuesto, que 189 países hayan rechazado una vez más la hostil política del vecino del norte, lo que significa su aislamiento total en un escenario internacional reconocido y legitimado, aunque ellos, los EE.UU, pretendan minimizarlo.

Es verdad que los resultados de esta votación no son vinculantes, por lo que no existe la obligación de que la parte señalada tenga la obligación de cumplir el mandato de la mayoría, pero sin dudas los deja en la más absoluta soledad.

Soberbia y prepotencia son fácilmente apreciables en los representantes estadounidenses que suben cada año al podio de la ONU (esta vez no fue la excepción) a repetir el mismo discurso gastado y lleno de mentiras, sin el menor apego a la verdad.

Pero como el gobierno estadounidense no quiere aceptar que perdió, busca mecanismos para intentar “sobreponerse” al golpetazo diplomático mundial sufrido hace 48 horas.

Ante tal realidad, y como si tuvieran preparado el escenario para una respuesta después de una “derrota cantada”, y tratando de desviar la atención, pocas horas después anunciaron el endurecimiento de sus medidas contra Cuba, en lo que constituye otra vuelta de tuerca en las ya desmejoradas relaciones bilaterales, que parecen tocar fondo luego de que el 17 de diciembre del 2014 los entonces presidentes de ambos países decidieran iniciar el camino hacia la normalización.

Miami fue el lugar escogido, ¿cuál si no ese?, donde el asesor presidencial John Bolton anunció más presión y sanciones contra Cuba.

Aprovechó la ocasión, además, para arremeter también contra Nicaragua y Venezuela, las otras dos “obsesiones” del momento de quienes dirigen la Casa Blanca.

En el caso de Cuba, volvió a utilizar el lenguaje de la amenaza, y de acuerdo con diversos reportes de prensa, dijo que Estados Unidos ampliará “la lista de entidades de propiedad o controladas por los militares o los servicios de inteligencia cubanos con las que los estadounidenses no pueden hacer transacciones financieras” y agregó que “más de una docena de entidades engrosarán dicha lista”.

No dio más detalles, pero aseguró que su Gobierno va a seguir “firmemente” al lado del pueblo cubano y compartiendo con él “su aspiración de un cambio democrático real”.

En Cuba, mientras tanto, la vida seguía su agitado curso este viernes, con el cierre oficial de la 36 Feria Internacional de La Habana, dejando buenos dividendos para la economía, y cubanas y cubanos mantenían su andar diario, entre las dificultades de la vida cotidiana, la noticia del aumento de las prestaciones a los pensionados y asistenciados sociales y los ecos, aun latentes, de la victoria en la ONU y la fuerza moral que ello representa.

Anayansi Rodríguez, embajadora de Cuba ante las Naciones Unidas, calificó lo sucedido en la Asamblea General como una victoria contundente y señaló que lo anunciado por Estados Unidos pretende dispersar y distraer la atención.

“Resulta lamentable que algunos medios de prensa, en lo que resulta una escalada de una política obsoleta y anclada en la Guerra Fría, traten de minimizar lo que realmente fue un contundente rechazo a esa política que está tratando de endurecer esta administración y que lo manifestó de manera clara la comunidad internacional con un apoyo casi unánime a Cuba de los Estados que integran la Organización de las Naciones Unidas”.

La verdad y la justicia están de nuestro lado, señaló la embajadora y calificó lo ocurrido como un Girón diplomático.

El jueves 31 de octubre Estados Unidos sufrió, en menos de dos horas, nueve derrotas seguidas; la principal, el voto de 189 países contra el bloqueo; las otras, el rechazo igualmente a las 8 enmiendas que trató de introducir al documento cubano, para distorsionar su esencia y desviar la atención de la comunidad internacional.

Como no logró sus objetivos, se inventó una salida al “problema”, y acudió a sus viejos métodos de intimidación y castigo, pero no surtieron efecto en quienes eran sus destinatarios.

Esta vez, el mundo le dijo NO nueve veces al poderoso imperio. Vaya puñetazo.