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Internacional

¡Un asta por los aires!

Pedro Díaz Arcia

Parodiando a José Martí diría que no ha hecho más que elevarse un asta por los aires y ya están algunos buscando el hacha.

Como latinoamericano no puedo ocultar los sentimientos que afloraron a mi piel y al corazón al escuchar las palabras de Andrés Manuel López Obrador en sus discursos del 1 de diciembre.

¿Quién no lo hizo? Pocos. En tertulias improvisadas, en cualquier lugar se escuchan voces del pueblo, premonitorias de nuevos y esperados tiempos: una corriente de murmullos amplificados en una fiesta multitudinaria de esperanzas viables.

Por supuesto, no faltan tampoco, fieles a su predicado en la campaña electoral, los heraldos que auguran fracasos en el camino de la Cuarta Transformación Nacional que apenas acaba de iniciar el paso. La declaración de AMLO de que instaurará un nuevo régimen político, los asustó y puso en estado de alerta a sus enemigos de dentro y fuera del territorio de la nación azteca.

¿Quién no conoce los obstáculos que enfrentarán los proyectos que pretenden enterrar el neoliberalismo en esta gran nación?

El tránsito no se hará sobre una alfombra de pétalos. Eso lo saben AMLO, su equipo de gobierno y también las decenas de millones que lo siguen. Al repetir que se hinca donde se hinca el pueblo, marcó el alcance de su compromiso. Todos lo sabemos. Y, también, lo que eso implica.

Creo que las organizaciones sociales, los gobiernos progresistas o que respeten las normas del derecho internacional, y los pueblos de la región tienen la responsabilidad de apoyar de hecho las profundas reformas que deben cambiar el mapa de distribución de riquezas en el país azteca. Es el mandato que recibió el presidente.

Por eso, en esta coyuntura histórica, no caben “jeremiadas” de quienes, lejos de preciar la reconstrucción de una nación en la que nadie estará por encima de la ley ni gozará de impunidad, se deshacen en loas a los seculares modelos de explotación. Para ellos, no existe más que la verdad inscrita en normas de inequidad.

Para éstos, ¿nada tienen que ver las transnacionales y Washington con la miseria antológica que hoy vive Centroamérica, causa de sus masivas migraciones? la raíz está en los yerros autóctonos.

¿Acaso el gobierno de Salvador Allende cayó, en 1973, por la fuerza de gravedad de sus errores? ¿Tuvo algo qué ver, por curiosidad, la Operación Cóndor, diseñada y operada por la CIA?

¿Hubo alguna responsabilidad de la CIA en la invasión mercenaria a Cuba en abril de 1961? ¿Fue ajena a los cientos de fallidos intentos de atentados contra líderes de la Revolución Cubana? ¿Existe un bloqueo férreo contra el país caribeño por parte de Estados Unidos por casi sesenta años? ¿Quién ha rodeado de bases militares nuestra región? ¡Estamos en la mira de un fusil!

Se afirma que América Latina sufre el “síndrome cíclico”: avanzan las vanguardias sociales tras movimientos o partidos progresistas, pero ante una vuelta de tuerca viene la resaca. La historia muestra que donde quiera que la derecha recupere el poder, arribará a la Casa de Gobierno pidiendo “rabo y orejas”. Brasil es un ejemplo.

Si en un rincón del planeta alguien trata de crear un sistema socioeconómico diferente, llámese como se llame, en beneficio de las grandes mayorías, se produce de facto una alianza continental y extramuros. Quien auspicie tal agenda, pronto recibirá denuncias por violar los derechos civiles, aunque cerca haya regímenes corruptos al servicio de intereses espurios, sin el más mínimo sentido de Patria. Hay que estar preparados.

En fin, no es posible ocultar la cabeza en las arenas del olvido. Así es que, como decimos en Cuba, no me engañas “chaleco”…que te conocí sin mangas.

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