Zheger Hay Harb
Acaba de morir el ex presidente Belisario Betancur, en cuyo período presidencial se produjo la torpe operación de toma del Palacio de Justicia por parte del M19 y la cruenta y criminal retoma por parte del ejército.
De origen humilde, nacido en la Colombia rural, alcanzó la presidencia a nombre de su partido, el Conservador, en 1982. Ese mismo año Pablo Escobar asesinó a su ministro de Justicia, un liberal honesto, que se negó a someterse al poder de la mafia. Como reacción Belisario restableció la extradición para que los narcotraficantes fueran juzgados en otros países, aunque desde el comienzo se sabía que su destino único sería Estados Unidos. Era la época en que no sólo la corrupción sino el deseo de supervivencia atemorizó casi por completo al Poder Judicial que acabó prácticamente inoperante.
Los narcos decían que preferían una tumba en Colombia antes que una celda en ese país. Los tiempos han cambiado y los amenazados con extradición –y aún sin estar condenados a ella- piden ser extraditados porque saben que a cambio de delaciones, pero sobre todo de entrega de dinero, verán sus condenas ampliamente reducidas.
Desde el inicio de su mandato propuso Belisario negociar la paz con la guerrilla y creó una comisión para ello. Precisamente con el objetivo de someterlo a juicio por lo que consideraban su traición a la tregua y los diálogos acordados, el M19 realizó su aventurera acción en 1985. Todavía resuenan en nuestros oídos los llamados ese día fatídico del desesperado presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, al presidente de la República, pidiendo que por favor hicieran un alto al fuego, que los guerrilleros estaban dispuestos a negociar. No hubo respuesta en el teléfono.
La ministra de Comunicaciones del momento, la también conservadora Noemí Sanín, con su voz modosita de no matar una mosca ordenó a los noticieros que trasmitieran un partido de fútbol en lugar de relatar cómo transcurrían los hechos violentos.
La imagen de un tanque del ejército entrando al Palacio de Justicia, el símbolo de la legalidad, disparando indiscriminadamente, hirió de muerte la confianza en las instituciones. Ahora se ha comprobado lo que siempre se supo: han vuelo a aparecer videos que la televisión tenía engavetados donde claramente se distingue a personas que salieron vivas del palacio y que luego aparecieron incinerados dentro de él.
El hijo del entonces presidente de la Corte, el ex ministro de Justicia Yezid Reyes, ha denunciado que la escena del crimen fue alterada violentamente por el ejército que inundó los pisos y con ello ase perdieron las evidencias que los cuerpos podían aportar. Ya han sido condenados varios militares que participaron en la retoma por desaparición forzada, tortura y asesinato.
Como siempre ocurre en este país, un escándalo o una tragedia hacen olvidar la anterior: unos días después de estos acontecimientos una tremenda avalancha borró del mapa el pueblo de Armero. Los noticieros de televisión mostraban minuto a minuto a Omaira, una niña que había quedado atrapada de manera tal que fue imposible rescatarla y que murió absurdamente porque no hubo medios suficientes para salvarla.
Pero lo del Palacio de Justicia es demasiado grave para que quede en el olvido y cada día nuevos descubrimientos nos traen retazos de la verdad de lo que pudo haber ocurrido. Se habla con mucha seguridad de que un virtual golpe de Estado ató al presidente de la República que no pudo hacer más que ver cómo los militares ocupaban su lugar.
Pero guardó silencio. Se habla de que fue un gran ex presidente tal vez por contraste con quien nunca dejó ejercer el mandato a su sucesor Juan Manuel Santos. Pero una cosa es la prudencia y otra que nunca nos permitió conocer la verdad. En algún momento dijo que todo se sabría después de su muerte pero no sabemos si dejó algún libro con su relato.
Se ha dicho ahora que el presidente del Consejo de Estado tiene en custodia documentos que el ex presidente Betancur habría dejado con sus memorias. Esperemos que así sea y que ese hecho tan doloroso salga a la luz con toda su verdad. En momentos en que tenemos una Comisión de la Verdad y que el descubrimiento de todo lo ocurrido en estos años de desastre se plantea como base para construir la paz, el aporte del ex presidente se torna en un elemento muy valioso.