MATANZAS, Cuba, 29 de agosto (Cubadebate/AFP).- En la madrugada de este miércoles falleció a los 96 años, la destacada poetisa cubana Carilda Oliver Labra en su domicilio en Matanzas.
La Premio Nacional de Literatura fue una de las más sobresalientes poetisas de Cuba e Hispanoamérica, y los cubanos y en particular los matanceros agradecen esa extensa vida consagrada por entero a la poesía.
En marzo de este año recibió el Premio Excelencias por su fecunda obra en la séptima edición de la entrega de este galardón en Cuba, que reconoce a personalidades, organismos e instituciones que contribuyen al desarrollo de la Isla en diversos sectores.
La autora del Canto a Fidel atesora unos 40 libros publicados y llevados al inglés, francés, alemán y búlgaro, entre ellos Al Sur de mi garganta reeditado en seis oportunidades, Desaparece el polvo, cuatro; Soneto, tres y Se me ha perdido un hombre, en dos ocasiones.
Nacida el 6 de julio de 1922, en Matanzas, 100 km al este de La Habana, donde se desarrolló su larga existencia y falleció, Oliver se inició en la poesía en 1943 con su primer cuaderno Preludio Lírico.
Siete años después, en 1950, obtuvo el Premio Nacional de Poesía, otorgado por el ministerio de Educación por su poemario más conocido Al sur de mi garganta (1949).
Cultivó una poesía erótica desenfadada, que le dio gran popularidad sobre todo con un poema muy conocido en la isla, “Me desordeno, amor, me desordeno”, que reproducimos a continuación:
Me desordeno, amor, me desordeno
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin querer, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
Según la oficial Agencia Cubana de Noticias, su cadáver será cremado y sus cenizas expuestas en su casa de Matanzas.