Internacional

El referendo: otro sí por Cuba

Por Marina MenéndezFoto: Lisbet GoenagaEspecial para Por Esto!

LA HABANA, Cuba, 26 de enero.- Falta menos de un mes para que tenga lugar en Cuba una consulta especial: el referendo constitucional que debe dar visto bueno a la reforma a la Carta Magna en marcha; pero el evento será también, de algún modo, un plebiscito que validará la buena salud de la Revolución.

El acontecimiento no es de poca significación en un contexto regional marcado por lo que muchos tildan de restauración conservadora, y cuando los líderes de esa cruzada, dentro y fuera de Estados Unidos, piensan que, consumados los reveses del progresismo y la izquierda en países como Brasil, Argentina y Ecuador, y con Venezuela bajo asedio que esa nación resiste, sería tiempo también de retomar las viejas y fracasadas campañas iniciadas hace 60 años contra Cuba.

La marcha atrás —aunque nunca renunciaron a dominarnos— llegó con el arribo de Donald Trump a la presidencia de EEUU y su discurso de junio de 2017 en Miami, escoltado por esos personeros de origen cubano quienes urgen al mandatario para que recrudezca las presiones contra la isla. Entonces el magnate anunció medidas restrictivas que recrudecieron el bloqueo luego del cierto respiro experimentado con la administración Obama, y que también dañan a los propios ciudadanos estadounidenses en su derecho de viajar o comerciar con Cuba.

Llegaron después engañifas para retrotraer el avance hacia la posible convivencia en la diferencia que significó el establecimiento en 2015 de los nexos diplomáticos como, por ejemplo, los inexplicables y no probados “ataques sónicos” contra funcionarios de la Embajada USA aquí.

Más recientemente, la suspensión sólo por 45 días del Título III de la ley Helms Burton, cuya aplicación se suspende cada seis meses desde la propia implementación de la legislación, constituye un anuncio de que las agresiones podrían incrementarse en ese ámbito si, en un mes y medio, el Título no se invalida otra vez, y se da la posibilidad de reclamo judicial sobre instituciones bajo la soberanía cubana, a demandantes estadounidenses a quienes su propio gobierno impidió cobrar compensaciones que La Habana estaba dispuesta a dar en el momento de las nacionalizaciones e, incluso, se abre esa puerta a personas nacidas en la isla que no tenían, entonces, la ciudadanía de Estados Unidos.

Sería, empero, un empeño de escasos resultados. La Ley de Reafirmación de la Dignidad y la Soberanía aprobada por el Parlamento cubano en 1996 declara ilegal la Helms Burton, y puntualiza que cualquier indemnización debería verse mediante un diálogo en igualdad de condiciones que tome en cuenta, además, los perjuicios causados a Cuba por el bloqueo y el resto de las agresiones de EEUU. Y, en todo caso, tales negociaciones tendrían que realizarse fuera del marco de la Helms Burton.

Frente a todas aquellas jugarretas que buscan dañar y hacer flaquear a los cubanos, el referendo para votar una Constitución que perfecciona nuestro sistema es otra ratificación de la apuesta cubana por un modelo socialista, sustentable, próspero y sostenible, y vuelve a plantar cara frente a Estados Unidos.

La asistencia a las urnas será, entonces, otra muestra de respaldo al modo de vida que nos hemos dado y cuyo perfeccionamiento busca, precisamente, el nuevo texto constitucional.

Participación amplia y profunda

Un elemento importante es la participación en el proceso del pueblo, sobre todo, de las nuevas generaciones, son los jóvenes que no se formaron al calor ni bajo la mítica de los primeros años de la Revolución pero que están ahí, como evidencia de que el cubano no es un proceso político y social anclado en el pasado, sino que se renueva y crece.

Colaboradores de la Comisión Electoral (CE) en los preparativos son miles de estudiantes de la enseñanza media (FEEM), cuya labor fue encomiada en declaraciones en la TV por la presidenta de la CE, Alina Balseiro. Un total de 420 mil ciudadanos de cualquier edad están apoyando las labores previas como parte de esos Colaboradores, o de los Grupos de Recepción y Cómputo de Información, o de los Supervisores.

Podría decirse que existen otros muchos momentos en que los cubanos, protagonistas de nuestra democracia socialista, expresamos en las urnas el mayoritario respaldo a la Revolución. Es cierto. Sin embargo, ni siquiera la aprobación popular de la primera Carta Magna de la Revolución —primera Constitución socialista de Cuba—, en el referendo de 1974 y con el voto del 97.7 por ciento, implicó una participación de forma tan amplia como la que se ha constatado ahora.

Un aspecto que hace este proceso único es que el texto que se votará el 24 de febrero se debatió antes en su versión original, y fue enriquecido por la ciudadanía, en 133 mil reuniones que tuvieron lugar en las comunidades y cuadras y también en centros de estudio y de trabajo.

Esos debates enrolaron a casi nueve millones de personas, quienes formularon un total de 9,595 “propuestas tipo”, es decir, coincidentes.

Según explicó Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, ante la Asamblea Nacional, el 50.1 por ciento (4 mil 809) de esas propuestas fueron aceptadas y el 49.9 se consideraron improcedentes desde el punto de vista jurídico, “porque no son contenidos constitucionales, detalles que no tienen sentido en la lógica constitucional, como dudas y preguntas”.

Otra característica ha sido su extensión hasta los cubanos en el exterior, quienes también brindaron sus opiniones vía Internet para un total de 978 “propuestas tipo”, de las cuales 391 fueron aceptadas, para un 40 por ciento.

La importancia dada a ese sector poblacional cubano quedó expresada en la conformación de una Comisión Electoral en el Ministerio del Exterior para atenderlos.

De modo consecuente con ello, está previsto el funcionamiento de 1,051 colegios en el exterior donde votará el personal diplomático y los cubanos que se encuentren en funciones laborales, becados o en misión oficial. Ellos votarán los días 16 y 17 de febrero, según informó Balseiro en el programa televisivo Mesa Redonda Informativa.

Quienes se encuentren en el exterior de visita o por otros motivos personales deberán votar en territorio cubano el día 24, por lo cual tendrían que viajar a la isla.

Más socialismo

La nueva Carta Magna quedó conformada por 229 artículos, 11 títulos, dos disposiciones especiales, 13 transitorias y dos finales.

Junto a los deberes y derechos de los ciudadanos, ahora mucho más detallados, descuellan como novedades el reconocimiento de la inversión extranjera y de la propiedad privada, aunque se identifica a la empresa estatal socialista como el núcleo fundamental del sistema económico cubano, y a éste como “socialista, basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía”.

Se trata de una Constitución que atempera la vida institucional cubana a los tiempos, y apunta al desarrollo y la prosperidad. Pero sin renunciar a lo que hemos sido, y seremos.