España estaba en duelo este sábado después de que los socorristas hallaron muerto al pequeño Julen Roselló, de 2 años, que cayó a un pozo profundo hace 13 días y provocó un operativo de búsqueda excepcional que mantuvo en vilo al país.
El caso pasó ahora a manos de la justicia.
La autopsia reveló “traumatismo craneoencefálico severo” y “politraumatismos compatibles con la caída”, y que falleció el mismo día de la caída.
Julen cayó de pie y con los brazos hacia arriba en el angosto pozo del Cerro de la Corona (Totalán, Málaga), de 25 cm de diámetro, y llegó a una profundidad de 71 metros. Tras precipitarse por el agujero cayeron sobre él piedras y otros sedimentos que habrían causado el golpe en la cabeza detectado en la autopsia.
Cuando esta madrugada han recuperado su cadáver, Julen estaba cubierto de tierra.
El tapón de tierra, el escollo que los expertos no han logrado explicar
El tapón de tierra que impidió llegar hasta el pequeño Julen es el gran enigma de la investigación que ha dado lugar a innumerables especulaciones. En un primer momento, el equipo de rescate intentó succionarlo, pero era difícil, ya que la tierra estaba húmeda y el material era muy compacto.
Aunque se logró rebajar entre 30 y 60 centímetros, no lograron dar con el menor. Pero, ¿cómo se formó? La hipótesis más probable con la que trabajan los investigadores es que en la propia caída, el niño arrastrara “tierra encima” debido a que se trataba de un pozo con “paredes imperfectas y arenosas”, según ha explicado este sábado el delegado de Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
La respuesta final la dará el análisis de los materiales recogidos.
A la espera de los resultados de esas pesquisas, los implicados en el rescate no se lo acaban de explicar. “Al caer, posiblemente ha arrastrado tierra y después también, más tierra que lo ha podido cubrir. No sabemos por qué hay tanto tapón”, ha manifestado en declaraciones a la Agencia Atlas Francisco Delgado, presidente del Consorcio de Bomberos de Málaga.
La cantidad de tierra y el hecho de que esté tan compactada es un misterio que responderá la investigación y que ha desconcertado a los expertos. “Teóricamente, el niño tenía que haberse quedado encima del tapón. Habría que preguntarse cómo cayeron las piedras después de él y se compactaron”, apunta un especialista.
El primer día, en el lugar de los hechos, el pocero decía que no estaba como él lo había dejado. “Estaban comiendo y han abierto el boquete”, aseguró.
Si alguien modificó el terreno posteriormente, también habrá que resolverlo.