BARCELONA, España, 19 de octubre (EFE/AFP).- El Gobierno español denunció hoy la violencia “extrema” de las protestas de independentistas radicales que han tenido lugar los últimos cinco días en Cataluña, especialmente en Barcelona, con cientos de heridos.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, lamentó en una rueda de prensa celebrada en Barcelona la “virulencia extrema” y el “vandalismo indiscriminado” y “coordinado” de los radicales violentos, especialmente en la última noche, cuando un agente de policía resultó herido de gravedad.
El ministro viajó hoy a Barcelona para reunirse con el responsable de Interior en el Gobierno autónomo regional catalán, Miquel Buch, y visitar a policías de distintos cuerpos heridos durante los cinco días de disturbios tras la sentencia del Tribunal Supremo contra nuevo líderes catalanes por el intento independentista ilegal de 2017.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hizo un llamamiento a la calma, porque “esto no puede seguir así. Barcelona no merece esto”.
Torra pide “calma”
El presidente del Gobierno regional catalán, el independentista Quim Torra, pidió hoy al jefe del Ejecutivo central en funciones, el socialista Pedro Sánchez, que fije ya la fecha para una reunión en la que buscar “una solución política”, en referencia a la tradicional demanda del lado independentista de un referéndum de autodeterminación.
Torra también hizo un llamamiento a la “calma” y a que las protestas sean pacíficas. “La violencia nunca será nuestra bandera”, aseguró, aunque una vez más eludió condenar de forma expresa los altercados y disturbios ocurridos desde el lunes.
El ministro Marlaska criticó a Torra y a otros miembros del gobierno catalán por su tibieza ante la violencia: “Nadie entiende que hagan declaraciones pero no condenen la violencia y no se solidaricen con los agentes” atacados, entre los que hay miembros de la propia policía regional catalana.
De la frustración
El centro de Barcelona se sumió en el caos la noche del viernes con enfrentamientos violentos entre radicales independentistas y la policía, al cierre de una multitudinaria marcha en la quinta jornada de protestas contra la condena impuesta a líderes separatistas.
Nacida de la frustración de una parte de la base independentista, dos años después de la tentativa de secesión de Cataluña de 2017, la violencia marca un punto de inflexión para el movimiento separatista que se jactaba de su naturaleza pacífica.
Los disturbios comenzaron el lunes, cuando el Tribunal Supremo condenó a nueve líderes independentistas a penas de hasta 13 años de cárcel por su papel en aquel fracasado intento de secesión.
Cordón humano
Al grito de “somos gente de paz”, decenas de independentistas catalanes se interpusieron este sábado en Barcelona entre policías y manifestantes más radicales, consiguiendo evitar una quinta noche de batalla campal en la turística ciudad mediterránea.
Mayores en edad que los jóvenes manifestantes enardecidos, este enjambre pacifista increpaba con gritos de “fuera, fuera” a grupos más reducidos cuando, en momentos puntuales, arrojaban botellas de cristal y otros objetos a la policía.
La iniciativa saltó el sábado en las redes sociales después de la quinta noche consecutiva de disturbios en esta región del noreste de España, especialmente virulentos en Barcelona con una batalla campal entre manifestantes y policía.
En el epicentro de esos enfrentamientos, la plaza Urquinaona, se había convocado una manifestación este sábado para condenar la “represión” de la policía, que empleó balas de goma, gases lacrimógenos y un camión lanza agua.