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Internacional

Bastiones del racismo

Jorge Gómez Barata

Algunos espacios de élite de la cultura mundial son también bastiones del racismo y la intolerancia, entre otros, figura la política donde, no obstante, las barreras han comenzado a caer. Ya hubo un presidente negro en los Estados Unidos y uno indígena en Bolivia.

Desafortunadamente en las grandes orquestas sinfónicas, las compañías de ballet, los premios Nobel y los Oscar, no funciona la democracia, base de la convivencia humana y del progreso social.

El primer gran espacio cultural de los Estados Unidos donde se hizo retroceder decisivamente el racismo fueron las Grandes Ligas de Béisbol, de ello se encargó Jack Robinson nieto de esclavos que en 1947 debutó como primer pelotero afroamericano en las Ligas Mayores.

Después de antológicas humillaciones fue homenajeado por tres presidentes, Dwight Eisenhower, John Kennedy y Richard Nixon quienes reconocieron sus aportes.

En el ballet de alto estándar mundial, la barrera fue rota por Misty Copeland, primera bailarina afroamericana del American Ballet Theatre, la misma compañía donde triunfó Alicia Alonso. Todavía en 2015, era la única morena que había alcanzado la condición de “Primera Bailarina” de la principal compañía de ballet de los Estados Unidos.

Romper las barreras del racismo y la intolerancia en el arte lirico correspondió a Marian Anderson (1897-1993), cantante y luchadora contra el racismo en Norteamérica. Cuentan que en 1936, en Madrid fascinó a Federico García Lorca. En 1939 la organización “Hijas de la Revolución” le impidió actuar en el Constitution Hall de Washington.

Indignada, la primera dama Eleanor Roosevelt se retiró de la entidad y auspicio un trascendental concierto de desagravio en la plaza del Monumento a Lincoln al que asistieron más de 75,000 espectadores. En 1955 debutó en Metropolitan Opera House y en 1956 fue invitada a cantar en la inauguración de la presidencia de Dwight D. Eisenhower, también lo hizo en las de John F. Kennedy y Lyndon Johnson.

Al tomar la batuta frente a la Orquesta Filarmónica de los Ángeles, Henry Lewis, se convirtió en el primer negro director de orquesta sinfónica en los Estados Unidos y probablemente del mundo. Fue el primer afroamericano en dirigir en el teatro Metropolitan Opera House de Nueva York.

Antes, con solo 16 años había debutado como violinista en la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, convirtiéndose en el primer instrumentalista negro en una orquesta americana de importancia. En calidad de invitado dirigió las mejores orquestas de Estados Unidos.

En cine no ha sido una excepción. En 90 años, en las diferentes categorías se han entregado 458 premios “Oscar” de ellos 16 han correspondido a actores y actrices afroamericanos. De los más de cien directores galardonas con la estatuilla, solo cinco han sido negros.

Entre las profesiones de élite puede mencionarse la aviación militar de caza. Todavía en épocas de la Segunda Guerra Mundial estaba vigente la segregación racial en la fuerza área de los Estado Unidos, no obstante, en un grupo de aviadores afroamericanos aprendieron a volar y a combatir en el instituto Tuskegee y formaron el Grupo de Combate 332º que se distinguió entre otras cosas porque las colas de sus aviones iban pintadas de rojo. En total fueron 992 pilotos que combatieron en los cielos del Norte de África y Europa que no solo derribaron aviones nazis, sino también estereotipos y prejuicio raciales.

Durante una visita a Tuskegee, en 1941, Eleanor Roosevelt, primera dama de los EE.UU., preguntó al comandate Chief Anderson si los negros realmente podían volar aviones. Él la invitó a volar alrededor del campo aéreo para que se percatara por sí sola. Fue la primera mujer en volar en un aparato de combate tripulado por un negro.

En total realizaron 15,553 salidas, en la cuales derribaron 409 aviones y batieron miles de objetivos. Ochenta perecieron en combate y treinta y dos fueron hechos prisioneros. El 26 de julio de 1948 por la Orden Ejecutiva 9981 del Presidente Harry Truman, cesó la segregación racial en la fuerza aérea de los Estados Unidos. En 2007 el presidente George Bush condecoró con la medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos otorgó a 300 aviadores de Tuskegee.

Como el más funesto legado de la trata de esclavos africanos y de la esclavitud practicada por más de cuatro siglos, el racismo y la discriminación racial, imperan en todo el hemisferio occidental.

Mientras semejante lastre sobreviva, la libertad y la felicidad no serán completas.

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